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Lamentablemente, Estados Unidos fue sacudido por uno de los peores tiroteos que ha vivido en las últimas décadas. Salvador Ramos, atacante de 18 años, acabó con la vida de más de 20 niños y adultos que se encontraban en la primaria Robb, ubicada en Uvalde, Texas.
Las investigaciones acerca del crimen continúan, así que las autoridades aún trabajan para conocer los verdaderos motivos detrás de esta matanza. Mientras tanto, ciertos medios y figuras públicas decidieron una vez más culpar a los videojuegos por este hecho atroz.
Diversos reportes hacen hincapié en que Ramos era fanático de los shooters y que disfrutaba populares franquicias del género. La realidad es que el problema de fondo es otro y no tiene nada que ver con esta forma de entretenimiento.
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No, los videojuegos no motivaron el tiroteo en Texas
Las autoridades de Texas han intentado reconstruir los hechos para saber cómo y por qué Ramos decidió perpetrar el ataque. Desafortunadamente, algunos medios optaron por dejar de lado el grave problema que existe con el control de armas en Estados Unidos y, en su lugar, culpar parcialmente a los videojuegos por lo ocurrido.
Casi todos los reportes resaltan que Ramos solía jugar videojuegos con ciertos amigos. Se menciona a Fortnite y Call of Duty, como dando a entender que los shooters fueron uno de los motivos que orillaron al joven a cometer el delito. Por supuesto, esto está muy lejos de la realidad.
Poco a poco han surgido detalles sobre la vida del criminal, por lo que sabemos que fue víctima de acoso escolar durante una parte de su vida. Sus amigos también reportan que tuvo repentinos cambios de comportamiento que evidenciaban problemas que, por desgracia, no se atendieron de forma adecuada.
Por otro lado, sabemos que el joven pudo comprar 2 armas justo al cumplir 18 años sin ningún tipo de problema. A pesar de esto, los medios y muchas figuras públicas insisten en que los videojuegos son violentos y que pueden llevar a las personas a cometer crímenes.
Algo similar ocurrió con el también reciente tiroteo en Búfalo, Nueva York., donde el atacante actuó siguiendo ideas extremistas y teorías de la conspiración que nada tienen que ver con los videojuegos. El problema con las armas en Estados Unidos es tal que incluso se propuso armar a maestros o tener policías armados en las escuelas como alternativa.
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