Los videojuegos han sido por años el pretexto o el chivo expiatorio para justificar crímenes o comportamientos violentos. Sin embargo, existe un sinnúmero de estudios que demuestran que dicha visión estigmatizada de los videojuegos no tiene razón de ser.
La discusión sobre la relación entre los videojuegos y la violencia está de nuevo bajo la luz de los reflectores. Esto debido a un reciente tiroteo registrado en México, que lamentablemente cobró la vida de varias personas. Las autoridades decidieron de nueva cuenta culpar a los videojuegos de un crimen como este.
Ahora, un estudio reciente reafirmó que no existe relación directa entre los videojuegos violentos o difíciles con un comportamiento agresivo. Joseph Hilgard, psicólogo de la Universidad Estatal de Illinois, trabajó con su equipo para investigar la posible influencia de contenido violento y la dificultad de un videojuego en el comportamiento de las personas.
Los resultados, publicado en Psychological Science, indican que no existe evidencia alguna de que contenido específico o el nivel de dificultad de los juegos pueda influir o intensificar algún comportamiento agresivo en los jugadores.
¿Cómo demostraron esto? Hilgard y su equipo crearon 4 versiones distintas de DOOM II, con diferentes niveles de violencia y dificultad. Para ello, usaron el mod Brutal DOOM, que contiene efectos sangrientos y sonidos especiales. Para las versiones menos violentas, usaron elementos de Chex Quest, un shooter espacial no violento.
El nivel de dificultad variaba gracias al comportamientos de los enemigos, quienes atacaban y se defendían de una manera más activa o pasiva. El estudio se aplicó a universitarios, todos ellos hombres. Antes de jugar, se les pidió escribir su punto de vista sobre el aborto. Posteriormente, leyeron y calificaron un escrito que fue presentado como el de otro participante, pero en realidad era un texto ya preparado.
Después jugaron durante 15 minutos alguna de las versiones modificadas de DOOM II. Al final leyeron la calificación y la retroalimentación que el equipo de investigación les dio a sus escritos para generar a propósito una respuesta emocional. En realidad, la calificación fue la misma para todos y se les dio una nota baja para ver su reacción.
Además, se midió su agresividad con otra prueba, que consistió en que los participantes elegían cuánto tiempo uno de sus acompañantes debía tener la mano en agua helada. Tras analizar 275 casos, se llegó a la conclusión de que las personas no mostraron ser más agresivos por jugar una u otra versión del juego. Así pues, no hay relación entre la violencia o el nivel de dificultad y el aumento de una conducta agresiva.
"Los resultados indican que cuando los estímulos del juego se controlan cuidadosamente, los efectos de 15 minutos de juego violento y difícil sobre el comportamiento agresivo pueden ser pequeños e indistinguibles”, detalló Hilgard.
Estudios anteriores determinaron que jugadores no aprenden de videojuegos con violencia realista. Otras investigaciones llegaron a la conclusión de que los videojuegos no generan violencia en adolescentes. En esta página hay más noticias sobre el tema.
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