Electronic Arts logró ayer una victoria parcial en el pleito legal que sostiene con algunos de sus inversionistas por el caso Battlefield 4, pues la juez de distrito Susan Illston concluyó que las promesas que hizo la compañía antes de lanzar el juego constituían un ardid mercadológico que no debía emplearse como cimiento para invertir. Peor aún, EA demostró que 5 de las 8 declaraciones utilizadas como evidencia en su contra, vinieron después de que los agraviados compraron acciones de Electronic Arts.
Los demandantes, Ryan Kelly y Louis Mastro, pretendían comprobar que las declaraciones de Andrew Wilson, director de EA, y Frank Gibeau, cabeza de EA Labels, previas al estreno de Battlefield 4 en octubre del año pasado, fueron engaños, pero Illston determinó que era palabrería corporativa clásica, no un intento fraudulento deliberado.
EA todavía no está completamente a salvo. Para empezar, el año pasado 3 firmas diferentes presentaron demandas colectivas en agravio de EA por esa misma causa y una más: que ejecutivos de la empresa mintieron para ganar tiempo, manipular el valor de los activos y vender su participación antes de la tormenta.
Y en segundo lugar, la juez permitió que los demandantes corrigieran su caso o incluso convocaran a otros accionistas afectados, de los cuales seguro hay varios.
Battlefield 4 debutó en otoño del año pasado y padeció graves problemas técnicos que mermaron la experiencia. De hecho, a la fecha, el título sigue sin estar 100% libre de errores.
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