La consola next-gen de Microsoft, Xbox One, ha sido lanzada en Japón y la reacción del público de dicha nación es la esperada: establecimientos vacíos, más periodistas que compradores y desinterés por parte de un mercado conocido por su poca predilección por el gaming occidental.
Un stream de 24 horas con una cuenta regresiva celebraron el lanzamiento de la consola, pero la realidad en cadenas y tiendas como Yodobashi Akiba, Shinjuku Yodobashi, Sofmap, Shinjuku e Ikebukuro reveló una nula presencia de gamers japoneses en espera del dispositivo.
A pesar de todo, Microsoft no se ha dado por vencido con la marca Xbox en Japón: el apoyo a desarrolladores como Cave y Platinum intenta revertir la apatía de ese público. Por el momento la marca Xbox es considerada sólo para los fans más duros y entusiastas del gaming, mientras que el mercado de masas prefiere consolas nacionales como Wii U y PS4. ¿Habrá solución para esto o el panorama será el mismo que el de la generación pasada, con ventas de 100 unidades a la semana o menos en almacenes especializados?
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