Un grupo de ingenieros en la universidad de Stanford modificó un control de Xbox con sensores biométricos con el propósito de medir las reacciones emocionales de los usuarios ante los juegos y usar dicha información para mejorar la interactividad en futuros productos.
Cory McCall, líder del proyecto, explicó que alteraron un control de Xbox 360 agregándole sensores especiales, los cuales arrojarán datos sobre el estado mental del sujeto mediante señales periféricas. De esta manera, registrarán el ritmo cardíaco, la presión arterial y la frecuencia respiratoria. Al mismo tiempo, un software personalizado analizará qué sucede en el videojuego y así podrá comparar ambos resultados y los investigadores obtendrán un panorama general del compromiso del usuario con el título.
Eventualmente queremos que los juegos reaccionen al estado emocional de los jugadores y activen los estímulos pertinentes, dijo McCall. Si estás matando demasiados zombies y necesitas un descanso, el dispositivo lo detectará e informará al programa. Éste, a su vez, sabrá que necesita reducir el número de enemigos en la pantalla para que no pierdas el interés y viceversa.
Recordemos que ésta no es la primera vez que existen planes para lanzar equipamiento con sensores biométricos. Sony patentó su PlayStation Move térmico, capaz de calentarse o enfriarse de acuerdo con lo sucedido en la pantalla y los auriculares Immersion, cuyo efecto es aumentar la dificultad progresivamente ante el enojo. Esperemos que esta innovación vea la luz del día y no quede en el olvido como sus antecesores.
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