Afirmando primero que los juegos son una forma de expresión humana y un medio artístico formal, el director de Gearbox, Randy Pitchford, se pronuncia en contra de la censura y la doble moral que hasta la fecha ha impedido que los videojuegos puedan abordar cualquier temática, cuando deberían ser capaces de envolvernos en conceptos aún más diversos.
No cabe duda de que lo que creamos es arte, y en el arte hay una espectro que va de comercialismo a expresión absoluta. En un extremo existe sólo la visión del artista, mientras que en el otro está el utilitarismo. Todos nos alineamos en el medio y aunque hay quienes se acercan al borde, nadie desea romper con los estándares porque el juego termina fracasando expresa el máximo representante de Gearbox, aclarando que a veces el lado de los negocios influye demasiado en las libertades creativas, no sólo por obedecer las necesidades del consumidor, sino en un intento de los ejecutivos por satisfacer lo que ellos creen es el deseo del fan.
Para Pitchford es imperativo apelar a una audiencia, pero no a costa de la visión original. Voy a ser cínico y mencionar el caso específico del supuesto intento de violación a Lara Croft. Admito no haber visto la polémica escena, pero puedo decir que la crítica social aniquiló la libertad creativa de Crystal Dynamics. El recurso narrativo seguramente tenía propósitos específicos para desarrollar al personaje, y el momento fuerte quedó arruinado por la doble moral. De drama intenso y provocativo, tal vez pasará a ser una escena más de poco o nulo significado argumenta el directivo, asegurando que ante la limitante no sólo pierde el estudio, sino los espectadores al no disfrutar estímulos diferentes a los repetitivos clichés que inundan los argumentos de los videojuegos actuales.
Curiosamente recién se dio un caso controvertido en Steam por la aparición de un juego erótico, cuya creadora cuestiona la supuesta madurez de la industria, frente a la tolerancia por el gore y la violencia, a cambio de repudio de los temas sexuales. Lo anterior nos hace preguntarnos si la supuesta falta de creatividad que afecta a la industria encontraría solución en una mayor apertura a temáticas diversas; después de todo, el cine y la literatura suelen abordar toda clase de tópicos con resultados muy provechosos.
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