Luego de ver a su hermano perder la paciencia en Call of Duty, el diseñador de Seattle, Sam Matson, inventó los auriculares biométricos Immersion. Estos audífonos detectan el nivel de enfado del usuario por medio de una medición de su pulso cardíaco e incrementa la dificultad del juego proporcionalmente, a fin de que el jugador se calme, o ésa es la idea.
"Mi hermano estaba jugando Call of Duty en Xbox LIVE y estaba gritando a la pantalla cuando se frustraba por perder.", recordó Matson. "Él suele ser muy bueno en CoD, pero entre más se frustraba, empezaba a perder más y más feo. Yo estaba investigando biometría, así que decidí fusionar eso con los videojuegos para atender este fenómeno de ira gamer."
Originalmente, el sistema iba hackear el control del Xbox 360, pero al final, Matson optó por los ergonómicos audífonos que a su vez, se apoyan en una aplicación programada vía Unity, la cual es capaz de modificar la inteligencia artificial de los enemigos. Sobra decir, entonces, que esto sólo funcionaría en modos de campaña o como el Bootcamp de Call of Duty, donde hay bots, pero ya en línea, las cosas volverían a ser igual de irritantes.
Conocemos varios casos en los que un sistema como éste podría empeorar las cosas, pero según Matson, lo que los audífonos logran es que el jugador esté más consciente de su enojo y paulatinamente lo controle. A nosotros se nos ocurre que los auriculares deberían funcionar al revés y que reducir la dificultad en la medida en la que se detecta ira.
Immersion aún no están en el mercado y hace falta información que corrobore su funcionamiento, pero Matson confía en que la naturaleza más abierta de la industria le permita lanzar su producto eventualmente.
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