Ken Levine, creador de BioShock, aseguró en una entrevista reciente que la ira de los gamers puede ser perjudicial para los intereses de los usuarios mismos, ya que puede desmotivar a los desarrolladores y conducir a la cancelación de proyectos como FEZ II.
Levine declaró: "La ira... puede ser contraproducente para los propios gamers. Hay tipos que respeto y que se han ido de este medio porque no vale la pena lidiar con los problemas, especialmente si tienes familia y una vida. Todos tienen derecho a hacer lo que deseen, pero también los desarrolladores pueden decir: no vale la pena".
Asimismo, Levine asegura que la presión del público puede conducir a los diseñadores a tomar malas decisiones: "Yo estoy acostumbrado a la presión. Pero puede haber gente que no tenga la experiencia, que ceda a esa presión y que lance algo que no está listo y no es bueno por culpa de esa situación".
Parece ser que otros desarrolladores se han hermanado con Fish. Tal es el caso de Tameem Antoniades, quien fue víctima de la furia de los fans por su odiado cambio a Devil May Cry: "Siendo víctima de los abusos de los gamers por DmC, puedo empatizar con Fish. Constantemente fui víctima de los más crueles insultos y eso me desgastó. Ser víctima de esos insultos por parte de un periodista está más allá de todo límite".
Sin duda, la ira de los gamers ha sido un tema polémico últimamente. Muchas veces, las decisiones de los desarrolladores contradicen al público; otras, sus declaraciones son francamente hostiles hacia el mismo. Sin embargo, es cierto que el videojuego es una industria, y en ella, como en todo negocio, priva la cruel ley: "El cliente siempre tiene la razón". Sin duda, el debate sobre el bullying a desarrolladores continuará.
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