Frente a la popularización del ámbito social y móvil, cada vez son más frecuentes los desarrolladores que auguran la muerte de las consolas, grupo al que se suma el emblemático American McGee, director de Spicey Horse, un estudio con sede en Shangai con 50 empleados, y una docena de juegos de navegador web. El directivo asegura que el modelo tradicional de la industria está condenado y explica que su estudio Spicy Horse genera más ganancias constantes de lo que Alice: Madness Returns jamás hubiera podido alcanzar.
Y es que el autor de excéntricas propuestas justifica su comentario sobre el hecho de que obtener ganancias de un título de consola es como excavar desde abajo de una avalancha. McGee cuenta que contrario a los prolongados tiempos de incubación en consola, la escena F2P brinda oportunidad de lanzar algo sin pulir, para irlo mejorando continuamente hasta que comienza a redituar. La ganancia no es garantía, pero la oportunidad está ahí. El también autor de Grimm señala que en el caso de su empresa, las propuestas gratuitas han acumulado más dinero de microtransacciones, de lo que cualquier otro título de consola en su historial.
Dicho lo anterior, McGee tiene la certeza de que el modelo actual de la industria estaba destinado a morir, aún si se mantuvo con firmeza durante dos décadas, pues visto desde una perspectiva externa, las consolas no son el fundamento del ecosistema, sino los juegos mismos, por lo que la idea de formato físico (discos) y juego fijo (consolas) luce anacrónica.
Pero vale la pena examinar hacia dónde fluye el dinero en un mercado en el que las consolas dominan, y cómo ayudaron a consolidar el poder entre un puñado de distribuidores. La transición que vemos es la revolución de un modelo que conducirá a mayores libertades para futuros distribuidores, desarrolladores y consumidores, dice American McGee.
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