Pese al categórico rechazo del Parlamento Europeo la semana pasada e incluso del Senado Mexicano hace nueve meses, México se suscribió ayer en Japón país depositario del tratado al controvertido Acuerdo Comercial Contra la Falsificación, mejor conocido como ACTA. Esto mediante la firma del documento por parte del embajador mexicano en la Tierra del Sol Naciente, Claude Heller.
De acuerdo con el comunicado del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la medida ayudará a detener el comercio ilegal de productos falsificados, incluyendo su distribución masiva por medios digitales, protegiendo con ello la propiedad intelectual de los connacionales, lo que atraerá nuevas inversiones y generará empleos.
El problema, como ya se ha venido advirtiendo desde hace tiempo, es la amenaza potencial a las garantías civiles implícita en este acuerdo, mismo que favorece la vigilancia y persecución dentro de entornos en línea, criminalizando prácticas como la compartición de software, mientras que bajo la bandera del combate a la violación de la propiedad intelectual, también podría poner en riesgo a las medicinas genéricas.
El IMPI pretende apaciguar estas inquietudes arguyendo que ACTA no podrá estar por encima de los derechos humanos establecidos en la Constitución y que antes de ser ratificada por el Estado, éste deberá ceñirse a la legislación secundaria que el Congreso de la Unión emita en la materia, donde se reforzará la observancia y respeto irrestricto a dichos derechos fundamentales, tales como la libertad de expresión, el derecho a la legalidad, la privacidad de datos, el debido proceso y el acceso a la información y a la cultura, precisa el Instituto. Por tanto, la aplicación de ACTA no generará un ambiente de vigilancia o monitoreo a las actividades que se realizan cotidianamente en plataformas como Internet, ni para revisar o incautar equipos de cómputo ni reproductores personales de audio o video, agrega. De cualquier forma, la noticia ya está generando una enorme polémica entre los medios y las redes sociales, y reavivará la llama del activismo.
Con la firma del Acuerdo, México se une a Australia, Canadá, Japón, Marruecos, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Estados Unidos y los 22 miembros de la Unión Europea como estados suscritos, aunque como mencionamos en el primer párrafo, el parlamento del Viejo Continente bloqueó la validez jurídica del tratado la semana pasada.
La aplicación del ACTA ahora dependerá del fallo que emita la siguiente legislatura del Congreso de la Unión.
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