Tal como se veía venir desde hace ya varios meses, la Gran N arrojó resultados negativos como parte de su último informe anual, destacando pérdidas por $540 millones de dólares, provocadas por una estrepitosa baja de más de 36% en las ventas de todos sus productos, incluyendo el frente portátil aun con la recuperación del 3DS.
En Estados Unidos fue donde más se dejó sentir la contracción, pues las ventas cayeron de $5.7 mil millones de dólares en el año fiscal previo, a tan sólo $630 millones este año.
El DS despachó 66% menos unidades y el Wii bajó de 15 millones de consolas vendidas a sólo 9.8 millones, aunque esto es de esperarse con el ya inminente arribo del Wii U, cuyo lanzamiento fue confirmado para la temporada decembrina. De hecho, se anticipa que durante los próximos meses, el desempeño comercial del Wii original venga en picada de 90%.
Pese a lo anterior, Nintendo dijo que permanecerá fiel a su filosofía, ofreciendo experiencias de juego abiertas a todo tipo de consumidor, con o sin experiencia y destacó que a partir de septiembre comenzará a generar ganancias de las ventas del 3DS, las cuales ya se encuentran en el camino correcto con 17.1 millones de unidades vendidas.
En este escenario, sobra decir que el éxito del Wii U será de vital importancia para la compañía acuartelada en Kyoto, aunque hay opiniones muy polarizadas en cuanto a su porvenir, debido fundamentalmente a su tardía ventana de estreno en la presente generación y a sus aún desconocidas especificaciones técnicas.
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