Shigeru Miyamoto podrá ser el desarrollador más respetado de Nintendo, pero su participación en las franquicias que creó se ha reducido dramáticamente; desde 1991 dejó de poner las manos en la realización de los juegos de The Legend of Zelda, si acaso remitiéndose a dar dirección y consejo en ciertos aspectos. Tal vez es la nostalgia o que de verdad lo considera el mejor de la serie, pero A Link to the Past solía ser su primera opción de remasterización para 3DS, en lugar de Ocarina of Time, aunque tras el paso de los meses su ideología ha cambiado y en lugar de una simple traslación, expresa que ahora preferiría desarrollar un sucesor espiritual, ya que es importante crear software nuevo.
El problema que enfrenta Miyamoto es que no tiene tiempo para dedicarse de lleno a las franquicias establecidas, y acorde con declaraciones previas, está enfocado en crear nuevas propiedades intelectuales. Para hacer realidad su deseo, necesariamente encargaría el proyecto a sus subalternos, aunque también dependería del tiempo disponible que tenga cada director, pues con algunos sería cuestión de poner el desarrollo en sus manos ante la certeza de que harán un gran trabajo, mientras que con otros no hay confianza absoluta, y en particular con estos últimos sería mejor el acercamiento de remake.
A la luz de las declaraciones, resulta interesante remarcar que por primera vez se da a conocer la forma en que trabaja la Gran N, pues a la fecha se creía que los proyectos se diseñaban en función de las necesidades de la empresa, y no tanto en relación con los talentos disponibles. Como sea, el creador de Mario asegura que de dar luz verde al heredero directo de A Link to the Past, no sería él quien dirigiría el desarrollo, y en todo caso quedaría en manos de Eiji Aonuma, quien tomó las riendas de The Legend of Zelda.
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