La vida privada de un desarrollador suele ser irrelevante, pues fuera de posibles retrasos de lanzamiento por alguna tragedia familiar, nunca se involucra en el diseño per se. Sin embargo, esta faceta de alguien que pertenece a la industria toma suma relevancia cuando se trata de la unión matrimonial entre dos figuras prominentes: John Romero y Brenda Brathwaite.
De Romero no es necesario dar introducciones, dada su invaluable contribución en el género shooter y un magistral fracaso con Daikatana, pero Brathwaite, con quien Romero ha trabajado en los últimos años y a quien conoce de mucho tiempo, es menos reconocida, incluso a pesar de haber pertenecido al pequeño círculo de Tim Schafer, Will Wright y Warren Spector; fuera de su ayuda en la creación del memorable Wizardry, la participación de esta mujer no ha sido muy activa en la construcción de grandes franquicias, pero es consenso general entre figuras clave de la industria, que sus investigaciones han sido invaluables en cuanto a tendencias y mecánicas, tanto para compañías importantes como para pequeños desarrolladores independientes.
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Sin ánimos de imitar a las publicaciones enfocadas en chismes de la farándula, la boda entre estas dos figuras cobra sentido, pues podría contribuir a que la carrera de ambos repunte, ya que su trabajo posiblemente sea aún más estrecho. Si se toma en consideración la sabiduría y dominio de Braithwaite junto a la capacidad de Romero para ejecutar ideas, se postula como una oportunidad para la creación de algún proyecto interesante, de amplia creatividad y gran visión. Son simples especulaciones, pues el único trabajo en el que participaron juntos, Ravenwood Fair, no es particularmente popular, aunque a la fecha tiene el mérito de mantener 25 millones de jugadores activos.
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