El legislador demócrata, Joe Baca, y Frank Wolf, afiliado a la bancada republicana en el Congreso de Estados Unidos, han presentado ante la Cámara de Representantes de su país una iniciativa de ley, cuya meta es lograr que los videojuegos porten etiquetas de advertencia sobre el vínculo entre el comportamiento agresivo y el uso prolongado de entretenimiento electrónico, en forma similar a lo hecho con los cigarrillos, producto que alerta sobre las consecuencias cancerígenas que tiene su consumo.
De aprobarse, el proyecto H. R. 4204 obligaría a todos los juegos sin importar clasificación o contenido real a portar la etiqueta, y la Comisión para la Seguridad en los Productos de Consumo difundiría la normatividad aplicable en un lapso no mayor a seis meses luego de que se le diera luz verde.
La industria del videojuego tiene la responsabilidad para con los padres, las familias y los consumidores de informar sobre el contenido potencialmente dañino que a menudo se encuentra en sus productos, exigió Baca. Han fallado repetidamente en su intento por cumplir con dicha responsabilidad, agregó.
La Entertainment Software Association (ESA), órgano encargado de defender los intereses legales de la industria de los videojuegos en Estados Unidos, salió en defensa del sistema actual de clasificación y calificó de anticonstitucional la iniciativa de Baca y Wolf, remitiéndose a la falta de evidencia científica concreta que avale el supuesto lazo entre violencia y videojuegos.
Numerosos expertos en medicina, autoridades de investigación y juzgados a través del país, incluyendo a la Suprema Corte de Estados Unidos, revisaron exhaustivamente el estudio que el legislador Baca usa como base para su iniciativa y lo encontraron incompleto y poco convincente. Estudios científicos independientes no hallaron una conexión causal entre juegos y violencia real. Recomendaríamos a Baca y Wolf que revisaran los estudios académicos que demuestran que los videojuegos pueden ser herramientas educativas y de evaluación innovadoras para la juventud americana, especialmente en materias clave como ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, cita la respuesta de la ESA.
Es importante recordar que a lo largo de las últimas décadas, en casi todo acto criminal que involucre a estudiantes o jóvenes, salen a relucir los videojuegos como supuesta causa, desde Columbine y hasta Noruega, el año pasado; sin embargo, como bien menciona la Entertainment Software Association, no ha habido hasta la fecha un estudio cuyo método sea irrefutable y que demuestre más allá de la duda razonable el hecho de que los videojuegos sean una variable directa a la hora de cometer actos criminales. Así las cosas, se antoja difícil que, sobre las bases de una aseveración prejuiciosa se apruebe esta iniciativa.
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