A juzgar por una investigación efectuada en Bélgica, la materia gris de los amantes del entretenimiento electrónico y aquella de los apostadores o jugadores de cartas comparte patrones de funcionamiento, lo que respaldaría la noción de que los videojuegos sí tienen el potencial de volverse adictivos.
A través de una serie de electrodos, se pudo llevar registro puntual de las áreas de actividad al interior del cerebro de más de 150 adolescentes mientras jugaban y los hallazgos fueron interesantes.
Resulta que el centro de recompensa está más desarrollado en los videojugadores, en otras palabras, produce una dosis mayor de dopamina y, en última instancia, placer, incluso cuando se pierde. Esto es consistente con lo documentado en la materia gris de los adictos a las apuestas y, aunque los sujetos no eran adictos a los videojuegos en el sentido estricto de la palabra, el resultado parece sugerir que la práctica de jugar está relacionada con la adicción, advirtió el Dr. Simone Kuhn, de la Universidad Ghent.
Todavía existe cierto debate sobre los riesgos de adicción implícitos en los videojuegos, pero en Corea del Sur parece que no cabe la menor duda. La obsesión con esta forma de entretenimiento ya alcanzó el grado de problema de salud pública y por ello, como reportamos esta mañana, las autoridades pondrán en marcha medidas restrictivas.
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