Por si
no lo sabías la oficina de LEVEL UP se divide en dos zonas, la de
vegetarianos y la zona libre de brócoli, en la primera solamente estoy yo, y en la otra se encuentran el resto del staff.
Esto es
algo que personalmente no me define, pero al parecer en la oficina es
el tópico de todas las salidas a comer y mi persona en general, ya
se han sumado bastantes a la causa de carnivorizarme (si es que tal
cosa existe), pasando por situaciones hipotéticas, negociaciones e
incluso ofertas monetarias.
La razón
en pocas palabras es: el sufrimiento de los animales, no quiero ser un
partícipe de la crueldad en contra de los animales, pero tampoco
quiero imponer ni modificar la conducta de otras personas,
simplemente vivo mi vida como quiero y de la forma que más me gusta;
el término correcto para mi seria ovolácteovegetariano (como huevo,
leche, frutas, vegetales y sus derivados) así que no soy tan
estricto.
La noche
de un sábado me disponía a acompañar a mi novia a su casa, entonces mi afortunadamente agradable suegra le pidió que llevara ciertos
artículos y productos de regreso a su casa, entre ellos destacaba
uno que en la oficina podría ser considerado como uno de mis
archienemigos: ¡dos kilos de bistec!
Poco
después de que compráramos la carne, yo, como todo respetable
caballero me ofrecí a cargar la compra mientras mi damisela seguía
realizando sus adquisiciones, observé detenidamente los malignos
bistecs mientras pensaba esto ya no se me antoja, ni
siquiera lo veo como comida, es un objeto relativamente raro,
¿esto fue parte de un animal?, parece más un plástico,
en algún momento me observó y preguntó si todo estaba bien, después
de que expuse mis pensamientos dijo: pues a mí si se me antoja
y empezó a nombrar platillos mientras yo seguía observando los
aliens que sostenía en mis manos.
Probablemente
se deba a que no he comido carne desde ya hace doce años,
pero por lo menos visualmente ya ha perdido su atractivo, el aroma de
las costillas de cerdo de los restaurantes chinos es una historia
completamente diferente.
Nunca me he arrepentido de mis decisión
por el vegetarianismo y es posible que no coma carne de nuevo
(claro a menos que mi avión se estrelle en Los Andes).
Te recomiendo los Vegetacos que se encuentran a tres cuadras del centro de Coyoacán, donde puedes probar lo que es un taco al pastor vegetariano y muchas otras alternativas vegetarianas de platillos carnívoros.
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