¡Ah!
semana de EGS, para muchos esto puede significar el ir a disfrutar de
un buen rato con sus amigos, conocer la nueva andanada de juegos que
pronto saltará hacia nuestros rostros desde los coloridos
exhibidores de nuestra tienda de videojuegos predilecta; habrá otros
tantos que lo utilizen como excusa para conocer a sus compinches
virtuales. Para mi, significa todo esto y más, significa levantarme
temprano con el prospecto de pasarme once horas seguidas caminando de
aquí para allá, entrevistando gente, probando juegos, leyendo
comunicados, comiéndome los dulces de Jaime Limón y haciendo fila
tres horas, como cualquier persona, para adquirir una Pepsi.
No
me mal entiendan, no me estoy quejando, simplemente hago notar mi
situación personal. Siendo así, este pasado viernes desperté al
filo de las siete de la mañana (después de haber estado forjando
espadas y cortando leña en las provincias de Albion hasta cerca de
las 4:15 A.M.) para viajar raudo y veloz a las
ultra-secretas oficinas de LEVEL UP, las cuales se encuentran ocultas
en los dientes de Ronaldinho, tenemos toda una urbanización en pie.
La situación se comenzaba a tornar apremiante, ya que tenia que ir a
ver a JaDW, antes de llegar al evento. Sobra mencionar que manejar a
todo vapor, a través del tráfico de la capital mexicana, con una
mano sobre el volante y la otra firmemente cerrada alrededor de una
torta de tamal, es una proeza laudable por si misma. Himnos y
lisonjas deberían haber sido entonados en mi honor, mientras
remontaba el Viaducto Miguel Alemán; vírgenes y corderos,
sacrificados ante mi hazaña de cruzar media ciudad en veintitrés minutos.
Después de haber puesto en orden mis asuntos, en nuestra base de
operaciones, me dirigí de igual manera, como un desquiciado, al
lugar del evento.
¡Ah!
Fue ahí, en ese justo momento, cuando el impacto completo del cambio
de locación aterrizó sobre mí, en la cara, con la rodilla por
delante. Tuve que cruzar otro cuarto de la ciudad, todo para llegar a
la nueva sede del EGS, que a modo de Templo al dios Apolo, se
encontraba en la cima de un cerro. Poco después de comenzar el
acenso al monte de la Santa Fe, me detuve en una pintoresca
población, con el objeto de conseguir provisiones y apalabrar a
unos sherpas, pero lo único que obtuve fueron unos Gansitos y varias
miradas circunspectas. Al acercarme a la cima, me percaté de que,
extrañamente, en lugar de las filas interminables de gente que
rodeaban el WTC (antiguo lugar del evento), este año había como cuatrocientas
personas esperando y un carrito de hotdogs. Pensé que quizás sería
una ilusión causada por la falta de oxígeno, todo esto debido a la
altura.
Al
entrar al centro de convenciones y proceder al registro, mi
desconcierto siguió en aumento, realmente eran pocos los asistentes
y no se notaban muchas aglomeraciones, mas que las esperadas fuera
del booth de Gears of War 2, LittleBigPlanet y la parte en donde se
realizarían los torneos.
Continuando
con mi búsqueda de sabiduría, recurrí al antiguo rito de llamar
a tus camaradas para saber donde se encuentran, al recibir sus
coordenadas me dirigí presuroso al stand de Sony y es ahí donde
comienza la verdadera aventura.
La
información faltante en este diario es considerada de la más alta
confidencialidad y por lo tanto su acceso será restringido, dicho
material se hará del dominio público por
medio de video. Mantente pendiente.
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