The Fallen

Una pequeña historia llena de ocio de mi parte


The Fallen

Prologo

“Quien es su propio abogado, tiene un cliente por tonto”

13-06-2019

Han pasado unos 15 minutos desde que me desperté, no pude conciliar el sueño de ninguna manera, es como si algo me presagiara que algo fuera a ocurrir o algo malo está sucediendo.

Siempre he tenido esa cualidad, saber que nada está bien o que algo no lo estará %u2013espero que no sea así- pensé. Hoy a mis 19 años puedo presumir que he vivido bien; he aprendido lo que es una vida muy difícil desde el primer año, soy como diría cualquiera: “Generación Bunker”

Crecí en uno de los Bunkers de Europa, allí viví sin nunca ver una pequeña señal de lo que era una brisa o una pequeña quemadura por el sol. Había crecido con mis estudios en medicina; ya que según el examen yo tenía aptitudes para ello.

A pesar de que era feliz con mis amigos en el Bunker no podía creer que no podíamos salir -¿Por qué?- era lo que siempre me preguntaba; eso fue hasta aquel día; uno de los muchachos perdió el control en la sala del planetario; a decir verdad creo que perdió el control pues le hablaban de estrellas, planetas y el cielo los cuales nunca ha visto con sus propios ojos.

Eso causo que aquel chico viajara por todo el Bunker hasta la sala de máquinas en donde comenzó a mover los controles; curiosamente todos estaban ocupados mirando en la torre de comunicaciones; no sabía porque se alarmaron tanto cuando las puertas comenzaron a abrirse.

Yo estaba en el centro mirando los primeros ratos de luz entrar por las enormes puertas de acero del Bunker, hasta que el polvo y los escombros quedaron cubriendo en su totalidad la entrada.

Una gran oleada de soldados se apresuraron a la entrada donde la resguardaban a no más poder -¿Por qué?- la curiosidad me mataba; mientras aun lado en los controles aquel muchacho simplemente se acercaba a la salida del Bunker y sin hacer caso a las indicaciones de los soldados que se acercaban a él.

-¿Qué no lo ven?, todo es una mentira, ¡los poseídos no existen!
-Chico, aléjate de la puerta, es por tu seguridad
-¿seguridad?; seguridad de que, no hay nada de que temer, lo único que puedo sentir es la fresca brisa del exterior ustedes son los que sueñan.

Aquel muchacho se veía muy seguro de lo que decía, mientras la mayoría de las personas ya había huido de la entrada, solo yo y pocos estaban observando el desenlace del acto de aquel chico.

Todos miraban: ancianos, mujeres, hombres y algunos niños escondidos bajo las faldas de sus madres, cuando los soldados comenzaron a disparar frenéticamente; -¿contra qué?- odiaba ser pequeña, solo podía escuchar algunos gritos y ver a las personas instintivamente correr en dirección contraria a la puerta, era obvio que corrían de algo pero yo no sabía de qué.

Me quede totalmente “congelada” al ver por primera vez de lo que se
trataba, un monstruo enorme, acorazado de todos lados pocas partes de su cuerpo descubiertas e incluso ni así se podía ver algún punto débil.

Los soldados disparaban a esa monstruosidad, un ser de más de 3 metros de altura, con una especie de cuerpo humanoide que era lo que podía distinguir; por brazos dos enormes y afiladas garras llenas de sangre y en el pecho un enorme cumulo de músculos que parecía ser su cabeza, ya que en el lugar donde debería de estar pareciera que había desaparecido.

-¿Era de esa cosa de lo que nos protegían?-

La batalla entre los soldados y esa cosa se intensificaba cada vez más que se acercaba a la entrada del Bunker, aquel muchacho que había abierto la puerta quedo parado frente a él y no movió ningún musculo; la “bestia” levanto su enorme y afilada garra y de un simple zarpazo terminó la vida de aquel joven.

Lo que me asustaba mas era ver la cara de los soldados, gente preparada estaba aterrada y lo peor las balas parecía no hacerle daño a aquel monstruoso ser.

Corrí para no ser atacada en el enfrentamiento, me escondí detrás de uno de los jeeps que estaban estacionados allí; escuchaba las explosiones y estallidos, incluso el gritar de todos los soldados cuando eran despedazados por aquel monstruo, estaba temblando; con mis manos tape mis oídos y cerré fuertemente los ojos.

Algo me hizo volverlos a abrir, algo tocaba mi pierna. Temerosamente los abrí para mirar lo que era, un soldado totalmente partido por la mitad se estaba arrastrado hacia mí pero su mirada era diferente%u2026 no me pedía ayuda o hasta ninguna palabra simplemente se acercaba a mí

-¿te encuentras bien?-pregunté
-.. .. .. ..
-que hago%u2026 espera, iré por ayuda%u2026

Me levante y pude ver que aquella bestia ya no estaba, todos los soldados estaban en el suelo, un mar de sangre cubría toda la entrada; pero no tenía tiempo necesitaba a alguien que ayudara a aquel pobre soldado, -el área médica- eso es.

Corrí hasta ella, el bunker estaba totalmente vacío; era una terrible imagen lo que fue mi casa por 19 años estaba vacía, al llegar al lugar no había ningún médico o alguna otra persona, ¿Qué iba a hacer?, era buena como medica pero atender unas heridas así, se me hacia imposible.

Pero antes de que pudiera siquiera pensar en donde se habían metido toda la luz blanca del bunker cambio a un tono rojizo y una alarma comenzó a sonar%u2026

-Aquí la alarma de emergencia, la integridad del lugar ha sido violada, evacuen inmediatamente, se procede con el método de esterilización en 5 minutos, repito%u2026-
-¿Qué?

Era imposible el área de evacuación, nunca se nos permitía ir allí, en definitiva era muy grave, lo sentía por aquel soldado pero tenía que irme y lo más seguro es que allí estuviesen todos.

Me apresuraba cada vez más, pero para llegar a la zona tenía que pasar
por el puente de vigilancia que estaba suspendido por encima de la gran entrada donde la bestia destrozo a todos los soldados; corría entre las escaleras y al llegar allí no pude evitar mirar el escenario, pero los soldados ya no estaban%u2026

-¡¿de qué demonios se trata esto?!- me dije mientras observaba los rastros de sangre dirigiéndose hasta donde era el área médica, seguramente y muy difícilmente quieren evacuar, por lo menos no están muertos e incluso aquel soldado del piso tampoco estaba, quizá lo ayudaron.

Retome mi camino hasta el área de evacuación, cuando me percate de unos pasos que me seguían -¿sobrevivientes?- gire la cabeza para poder ver de quien se trataba; pero al mirar me quede atónita, todos los soldados, incluso el chico al que la enorme bestia había aplastado estaban detrás de mí; su caminar era lento, la sangre brotaba de sus heridas, el hedor de la sangre coagulaba llegaba hasta mi nariz, e incluso el olor de a saliva seca que escurría de sus bocas me inundaba el pasillo.

Sabía que algo no andaba muy bien, nadie después de semejante “golpiza” se levanta y sigue como si nada, en definitiva estaba en problemas%u2026