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Lo siguiente es una transcripción de las páginas del diario de Lord Kalt, que se encontraron en uno de los túneles dominados por el Dios Dragón.


 





He llegado a la Torre, dicen que un hombre muy viejo (supongo que el rey) ah perdido la razón y ejecuto a todo aquel que se percato de su demencia, en su sed de poder, mando a encerrar a la reina y la descendencia de esta, en las celdas de esta torre sellando su destino en este lugar, solo espero su destino no sea el mismo para mi.


 








Estas celdas me dan escalofríos, parece que hubo una gran batalla por mantener el orden y sobre todo, la vida de los custodios del lugar, aunque nunca tuvieron oportunidad alguna.


 








Mientras me abro paso por los pasillos de este violento lugar me encuentro con lo que fueron posiblemente grandes hombres en dias pasados, encerrados en sus celdas, alzan sus brazos y susurran palabras indescriptibles, no se si estas alabanzas sean realizadas en nombre del creador o para el demonio que esta consumiendo todo lo que conozco, lo que si me queda claro es que tengo que ser cuidadoso y salir de este maldito laberinto antes de me suceda lo mismo.


 








Los pasillos son angostos, y las manos de algunos de los desgraciados que se encuentran encerrados en este oscuro lugar intentan alcanzarme y en consecuencia dificultan mi primer objetivo que es salir vivo de este purgatorio, acaso creerán que los liberare de su sufrimiento, creo que es lo que tengo que hacer, pero primero debo encontrar la llave para abrir sus celdas y abrirme camino al siguiente nivel de esta prisión.


 








Los celadores que habitan el lugar son verdaderamente horribles y su nivel de maldad, es equiparable a su sed de sangre, son asiduos hechiceros, entrenados en las artes negras de la magia, y hasta podría jurar que tienen cualidades para realizar actos de necromancia, como en las historias que alguna vez leí en mi niñez, tengo que ser precavido porque tienen un oído muy fino y cualquier paso que doy me delata, poniéndolos alertas para preparar su próximo ataque.


 


Me eh percatado de que estos hechiceros que se han entregado a las artes oscuras son tan creyentes como sus prisioneros, puesto que escucho ecos de sus plegarias o sus rituales, así que si soy inteligente y sobre todo paciente, esto me dará ventaja sobre ellos.


 








Uno de los prisioneros me ha herido, mientras caminaba me acerque a una de las celdas, y este no levanto los brazos como el resto, no, este en cambio me ataco con una daga, espero que el rastro de sangre no me delate frente a aquellos que se han corrompido ante la sed de conocimiento y de poder de las almas demoníacas.


 








Ahora tengo dudas, no creo poder estar cerca de las celdas a menos que mi espada atraviese los barrotes de las celdas junto con la carne y libere a estos bastardos de su eterna condena, no lo se, debo considerar que es más importante su bienestar o el mío.


 








No es la forma en que pensé libéralos inicialmente, pero si lo pienso fríamente los estoy liberando de su sufrimiento de cualquier forma.


 





Este lugar tiene mas secretos de los que me puedo imaginar, eh escuchado y visto cosas que debo investigar, me he encontrado con agentes externos al ambiente natural de este lugar, los barrotes de una celda que chocan y alguien que pide auxilio como si se le fuera la vida misma, una luz fría y blanca y una silueta de un hombre que espera paciente su muerte, y el cántico de una fina voz, que se ha aceptado su destino.


 








Me eh encontrado con una maquina enorme, creo que no podré continuar, bebo buscar otra forma de avanzar, pero tengo el sentimiento de que alguno de mi antagónicos iguales me esta cazando, debo apresurarme si deseo escapar de el.


 








Tenia razón, es demasiado tarde, no logre escapar, el rastro de sangre le ha sido util para encontrame, lo he visto bajar por el único camino que me permite regresar, no puedo escribir mas.