Si tuviera que definir al Nintendo 3DS, diría que es una montaña rusa, pues nos llevó a la cúspide del riel después de generar gigantescas expectativas, para luego empujarnos aceleradamente en declive. Afortunadamente, el vaivén no ha terminado, y es que esta novedosa consola portátil seguirá siendo un tema candente, en especial tras la conmoción de la sorpresiva baja de precio sólo seis meses después del lanzamiento. Es irónico, porque su primer día fue uno de los más altos en la historia de ventas para Nintendo, por lo menos en la Unión Americana, pero el éxito fue efímero y se ha esfumó a pasos agigantados.
Si Nintendo desea rescatar al 3DS de una inminente perdición, necesita hacer algo más que simplemente bajar el precio $80 USD e incluso mucho más que ofrecer gratis 20 títulos retro. Atestiguando la promesa y caída de tantas consolas portátiles, es fácil darse cuenta de qué necesitaría la portátil para levantarse de su tropiezo; estas son las propuestas.
Ajustar el precio de los juegos
Ajustar no es lo mismo que reducir el precio de todo arbitrariamente, hay costos de producción que considerar, pero es un hecho que con el pasar de los días es cada vez menos la gente que está dispuesta a pagar precios altos por juegos para consola portátil.
No es un secreto que los teléfonos inteligentes y las tablets están devorando el mercado de las consolas portátiles que, hasta hace apenas unos años, era dominio absoluto de Nintendo y de Sony. Con propuestas cuyo precio comienza desde un dólar estadounidense, tanto en la tienda de Android como en la App Store, y cada vez más distribuidores sumándose a la iniciativa incluso con descuentos recurrentes de sus títulos más populares, no es de extrañarse que cada vez más gente prefiera gastar su dinero en varios juegos, que un cartucho de $40 USD. Y por si fuera poco, hay un marcado aumento en la calidad de los juegos disponibles para iOS, lo que mejora la conveniencia oferta-precio; claro, entre la enorme librería seguirás encontrando cosas que por su falta de calidad no merecen tu dinero, pero eso también sucede en consolas tradicionales.
Además, cuando se lanza un juego multiplataforma, usualmente tiene las mismas características, con el precio como única diferencia. Un ejemplo claro es Super Monkey Ball 3D, que en la versión para iOS tiene más niveles y cuesta la décima parte de su homólogo para 3DS; cierto, no cuenta con las bondades del efecto tridimensional, pero es absurdo pensar que sólo esa cualidad cueste el otro 90% del precio. Y ya que estamos con el 3D
No depender del 3D
Cuando se anunció el 3DS durante E3 2010, prometía ser una nueva revolución encauzada por Nintendo, una que impondría la estereoscopía sin gafas como el nuevo estándar para dispositivos portátiles, precisamente lo que logró el DS con las pantallas táctiles. Al final eso no sucedió y justo como la industria del cine nos ha enseñado, no sin antes cobrarnos por el boleto de taquilla, el 3D no es para todas las películas, y tampoco para todas las personas. Sea por el excesivo esfuerzo ocular, problemas de astigmatismo, la necesidad de utilizar anteojos (bifocales comunes, no 3D) o que simplemente están ante una experiencia poco satisfactoria, cada vez más gente recurre a al tradicional 2D, por cómodo y barato. Lo mismo sucede con el 3DS.
Incluso Nintendo declaró que aunque el 3D puede mejorar la experiencia de juego, no necesariamente hace que un título sea mejor. Si no te gusta el 3D en la portátil de Nintendo, lo desactivas, lo que en casos como Street Fighter IV resulta en un aumento de frame rate, mayor duración de la batería y más fluidez en el combate. La estereoscopía es maravillosa cuando se aprovecha bien, algo que no todos los desarrolladores hacen en todos sus títulos, ni siquiera Nintendo, además de que ha sido la excusa para relanzar juegos que ya han aparecido una y otra vez en otras consolas.
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