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Han pasado muchos años desde que la escena indie parió una nueva raza de juegos de terror en medio de una crisis del género, después de su estrepitosa caída de los primeros planos. La apuesta fue tomar elementos esenciales y apelar a la abstracción, pero en especial, pretendiendo poner al jugador en los pies del protagonista y despojarlo de todo aquello que lo hiciera sentir seguro.
Lo tradicional en un juego de terror era tener algo para defenderse, así fuera un tubo o un lanzacohetes (considerando los excesos de película clase B de Resident Evil), pero vamos: había algo en lo cual apoyar la cordura.
Entonces, surgieron los juegos inmersivos de terror en primera persona con sus recorridos llenos de tensión, detalles y horror; el problema fue que el paso del tiempo y la explotación de la fórmula los volvió predecibles. Por fortuna, aún hay buenos exponentes y hoy toca hablar de uno de ellos: MADiSON.
Video: MADiSON - Tráiler de Lanzamiento
MADiSON, otro juego de terror inmersivo, pero con toques interesantes
MADiSON es un juego de horror psicológico en primera persona desarrollado por Bloodious Games que tardó años en desarrollarse y que por fin llegó a consolas de actual generación. La referencia inmediata al ver sus primeras imágenes es P.T., demo de Silent Hills creado por Hideo Kojima que actualmente es una herida abierta entre los fans de los juegos de horror.
Como puedes esperar, todo se desarrolla en el interior de una casa enorme con muchos pasillos y un sinfín de detalles que te harán brincar del asiento varias veces, mientras otros te aterrarán al grado de que nunca más verás igual tu casa por las tardes y las noches. Aquí tomas el papel de Luca, un adolescente de 16 años que despertó en la casa de su abuelo y sólo tiene referencias de que sucedió algo macabro. En poco tiempo Luca encuentra una cámara que da sentido a todo el juego, pues le servirá como herramienta para avanzar y conocer. El tiraje de fotos es ilimitado, así que puedes experimentar en cada sitio a ver si pasa algo.
Aunque parte de una propuesta sobreexplotada como "un nuevo juego de terror inmersivo en primera persona" (léase con voz de una clase de primaria al unísono), MADiSON tiene identidad y sabe sacarle jugo a su propuesta. El juego tiene lo básico: avanzar, explorar todos los cuartos en busca de detalles, ítems y objetos que nos darán contexto, habrá que resolver acertijos, algo de backtracking y listo. Sin embargo, todo está aderezado con momentos de tensión máxima, situaciones escalofriantes, encuentros paranormales y un descenso en la espiral de la salud mental, que está muy bien expresada —aunque de manera sencilla— a través de lo visual y lo auditivo.
Una propuesta de terror ahogada por sí misma
Por momentos, el avance en el juego está muy bien llevado, pero más pronto que tarde aparece una de las debilidades de MADiSON: sus acertijos. Así como hay algunos muy obvios e incluso se hacen evidentes por todo tipo de pistas y detalles que parecen flechas señalando que hagas algo en ese lugar, otros se vuelven una pesadilla, son frustrantes y en vez de animarnos a seguir o provocar miedo, son una molestia que nos hacen apagar la consola para regresar en otra ocasión. La era de los puzzles tipo Silent Hill terminó hace mucho y Resident Evil ya no suele transitar por esos rumbos. Está bien que se apele a las bases del género, pero una experiencia inmersiva no puede cortarse de tajo por un acertijo, y menos porque esto lleva a recorrer muchas veces los mismos lugares y termina con el encanto.
Peor aún, el estudio decidió poner límite a los ítems, un sinsentido que se combina con los puzzles frustrantes que, en conjunto, generan dolor de cabeza. A la par, los ítems en los que te apoyas —como un martillo, una pala y demás— sólo sirven en ciertas partes; por ejemplo, puedes liberar una puerta tapiada con el martillo, pero no levantar un pedazo de duela.
Ahora bien, si quieres seguir con la experiencia de MADiSON, encontrarás otros elementos atractivos. Parte de ello tiene que ver con algunos flashbacks sobre los múltiples asesinatos que ocurrieron en la casa, secuencias muy bien logradas y aterradoras porque retoman la idea de que la muerte bajo esas condiciones crea un bucle que se repite una y otra vez para quienes perdieron la vida.
La atmósfera y los momentos en los que realmente tu ritmo cardiaco se va a tope hacen de MADiSON un muy buen exponente del género. Su momento cumbre está en una sección que involucra un viaje breve hacia distintos momentos en el tiempo, cada uno aterrador a gran escala, por lo que el recorrido se verá recompensado por un final que no mencionaré para no arruinar la sorpresa.
En materia visual, MADiSON es un juego bien logrado y por fin permite que este tipo de propuesta luzca en consola, pues lanzamientos anteriores en la era de PS4 y Xbox One resultaban horrorosos a la vista porque su mejor cara estaba en PC. Esta vez, con un Xbox Series S en marcha para realizar la reseña, MADiSON mostró buenos detalles de iluminación y un rendimiento fluido la mayor parte del tiempo. Experimenté algunas caídas de cuadros por segundo por falta de atención en la optimización, pues el escenario realmente no estaba saturado, y algunas de ellas tuvieron lugar antes de que sucediera algo. Esto último es una pena, pues disminuía o eliminaba por completo la sorpresa.
En cuanto al audio, definitivamente no soy fan del trabajo de doblaje de Luca: los diálogos se sienten forzados y en ocasiones, carecen de sentido. El resto es excelente y suma a la atmósfera aterradora.
MADiSON pasará sin pena, ni gloria, pero merece una oportunidad
Aunque MADiSON es una buena propuesta que termina ahogada por sus fallas, tampoco es un juego de terror que debas evitar porque tiene momentos que valen mucho la pena. Una vez dominado, es un juego corto que no te llevará más de 3 horas, y ya sabiendo qué hacer puedes convertirlo en una experiencia aterradora en compañía de alguien. Al final, es probable que esta entrega pase sin pena ni gloria, pero merece una oportunidad.
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