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Cuando me enteré de que iba a reseñar la primera gran expansión de Forza Horizon 2, mis manos no estaban listas para el nivel de maltrato al que iban a estar expuestas. Storm Island es una prueba de sobrevivencia y después, de manejo. Eso, junto con la tradicional profundidad de la serie, hace que valga muchísimo la pena, sólo practiquen un poco antes de descargarla.
Piensa en Storm Island como una experiencia de manejo muy distinta a la del título base
Una vez adquirida, la expansión aparece como un ícono en el mapa principal y de ahí te trasladan a la isla. Piensa en Storm Island como una experiencia de manejo muy distinta a la del título base. Esto es Forza Horizon 2 llevado al extremo, con lodo, lluvia, niebla, tierra y destrucción, lo cual contrasta pronunciadamente con la elegancia idílica de Mediterráneo que enarboló el título en su lanzamiento. Percibí más bosque y cambios de elevación en el territorio, si bien esto sigue siendo un espacio agreste que después de un rato se torna algo repetitivo.
Obviamente, el apartado gráfico continúa a tope, pero aquí predominan las competencias a oscuras o con condiciones de visibilidad limitada, lo cual incrementa el reto y puede o no ajustarse a tu gusto. Aunque existen 5 tipos de competencia, podría agruparlas en 2 categorías: carrera estándar y a campo traviesa, en el sentido más literal del término, pues hablamos de recorridos por colinas con saltos enormes donde los autos vuelcan con tanta facilidad que a veces parece que el juego se rompe.
Las competencias de este tipo ya existían en Forza Horizon 2 pero no eran tan exageradas como en Storm Island y eso en ocasiones pasa factura a la diversión y las vuelve francamente frustrantes, en especial cuando el juego te obliga a correr con automóviles de rally y no con camionetas. Ya en línea, por ejemplo, si seleccionas una Ranger T6, podrás lidiar prácticamente con cualquier competencia todo terreno.
Algunos desafíos bucketlist también me dejaron pidiendo un mejor diseño. Por ejemplo, uno demanda una cantidad elevada de skill points en un palmo de terreno de pocos kilómetros. El otro gran grupo de desafíos consta de 3 tipos de carrera con ligeras variantes, algunas son del punto A al punto B (Rampage), otras son en circuito y a empujones como en la feria (Brawl) y las últimas son siempre de noche y bajo condiciones nefastas que no te permiten ver más allá del cofre de tu auto (Gauntlet). ¡Ah, y eso sí! Olvida la carretera, todos estos recorridos son sobre terracería.
Hablo, entonces, de 30 campeonatos conformados por 3 o 4 carreras cada uno ―excepto el Gauntlet que siempre es individual― para un total de 90 eventos y decenas de horas de juego. En pocas palabras, ésta es una expansión hecha y derecha que vale cada centavo de los $20 USD necesarios para adquirirla. Eso sin mencionar el frente en línea, donde básicamente hay una mezcla de todo, en paquetes de 4 competencias, donde de vez en cuando y dependiendo también de la votación, aparecen los típicos King e Infected para aderezar las cosas.
Vale cada centavo de los $20 USD necesarios para adquirirla
Al ganar 10 campeonatos offline, tienes acceso a la gran carrera final, cuya distinción radica en que es larga como un examen de titulación y seguramente te pondrá a rebobinar la cinta en más de una ocasión, pues chocarás contra una casa ninja que apareció de la nada o en una curva oportunamente dispuesta tras una bajada donde saldrás de la ruta. No te preocupes, es normal, pero también es testimonio del gran nivel de desafío de esta expansión, que aunado a la enorme cantidad de contenido, bastará para sabotear tu propósito de año nuevo de ir al gimnasio.
El mundo continental de Forza Horizon 2 es un paraíso soleado con enormes viñedos, mientras que la Isola del la tempesta es un vasto territorio insular con un volcán, bosques y mal clima ―de ahí el nombre, ¡Da!―.
Así las cosas, este apéndice de Forza Horizon 2 no sólo se distingue por su concepto, sino también por el estado del tiempo y, por lo tanto, por su manejo. Recordemos que en su pronunciado enfoque por el realismo, el título toma muy enserio aquello del asfalto mojado. Además, aquí rara vez te topas con un Lamborghini o un McLaren, la mayoría de los vehículos son guerreros del camino que van desde jeeps hasta pick-ups y por supuesto, autos de rally, tanto modernos como retro.
El juego dicta la categoría de carro, dependiendo del tipo de campeonato, y como lo dije en la reseña original, cada modelo es un universo distinto de manejo. Un Subaru Impreza WRX STI, por ejemplo, se siente como una pluma en el viento, comparado con una BMW X5 M, pero mientras el primero tiende a volcarse con facilidad, la segunda es mucho más estable, y también hay carreras para clásicos como el Corvette ZR-1 1970, que es como una lancha fuera de borda, de gran poder pero con poca sutileza. También existen nuevos modelos, como la Super Truck Robby Gordon, que está a un paso de ser un camión monstruo y resulta ideal para lidiar con el accidentado terreno. En fin, Storm Island te saca de tu zona de confort y te obliga a fijarte más en la estabilidad que en la apariencia, pero no por ello deja de ser retador.
Y es que al margen del rally y la lluvia, el desafío es quizá lo que distingue a esta entrega. No conoces lo que es dificultad tras al volante hasta que bajas por una pendiente de 300 metros, mientras un rival intercambia pintura contigo, otro va dando tumbos al frente y se aproxima una curva de 90°, tras la cual hay un limbo de pinos. Una fracción de segundo, un viraje equivocado, un contacto inoportuno y estarás frente a un árbol. En buena parte de las competencias, se trata de práctica, pero como mencioné al inicio, en las carreras a campo traviesa advertí una dosis de caos que no me gustó del todo.
Aquí también hay más elementos destructibles, como barriles y conos que forman chicanas artificiales, pero si estás "disfrutando" en exceso de esta nueva característica es que quizá no estás conduciendo de la mejor manera pues dichos obstáculos frenan al vehículo.
Para redondear, considero que Storm Island es un DLC descargable que debes tener porque constituye una experiencia distinta y muy copiosa en cuanto a contenido, de tal suerte que no te sentirás decepcionado, aunque a veces sí te dolerán las manos.
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