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Metro: Last Light es la secuela directa del título de culto incomprendido salido en 2010, que regresa sin las inconsistencias y enfocándose en los elementos necesarios. Se trata de un producto que sigue las premisas del original, pero con energía suficiente para situarse como una experiencia sólida por mérito propio dentro de una franquicia establecida. Así las cosas, en fechas recientes ambas entregas recibieron una adaptación a la nueva generación de consolas, con mejoras tanto en el apartado gráfico como en las modalidades de juego. Calificamos a Metro: 2033 Redux, el original, como la experiencia definitiva del título, pero veamos si Metro: Last Light Redux merece también tal veredicto.
En Metro: Last Light Redux seguimos la historia de Artyom, quien ahora es todo un Ranger de la Orden gracias a sus hazañas en la entrega anterior. La supuesta amenaza de los Dark One fue controlada y la vida y naturaleza humana siguen su curso; encontramos noticias de un sobreviviente de los mutantes mientras se discute la traición de un miembro del equipo. En resumen, hay 2 conflictos que están relacionados con el sobreviviente mutante y las diferentes facciones humanas. Al final, como en el título pasado, se trata de un viaje de entendimiento entre los mutantes, la cruel naturaleza humana y una posible redención. Todo se desarrollará a partir de las decisiones que Artyom tome a lo largo del juego.
El sistema de moral fue mejorado; se presentan situaciones con un contexto sencillo de entender y el jugador debe optar entre hacer el bien o el mal. También hay lugar para momentos crípticos o peligrosos que será muy difícil superar si se quiere llegar a un buen desenlace. Este mismo sistema de moral es combustible suficiente para iniciar nuevamente el título y experimentar otras alternativas para modificar el resultado final.
La edición Redux también ofrece 2 formas de vivir la experiencia en los túneles del metro de Moscú. La primera es Spartan, modalidad que facilita y enfatiza la acción al otorgar grandes cantidades de municiones al jugador que se sienta agobiado por la sobrevivencia. La modalidad Survival, como su nombre indica, orilla a hurgar en todos los rincones para encontrar suministros útiles para salir con vida de esta aventura postapocalíptica.
Regresaremos a los temibles pasajes oscuros del metro de Moscú, característicos de esta visión del mundo, y seremos testigos de las atrocidades de la facción del Cuarto Reich en uno de sus neocampos de concentración, pero sin duda, lo que es necesario resaltar es que visitaremos con más frecuencia la superficie devastada por los efectos de la guerra nuclear. Esto es un gran acierto por parte de 4A Games, pues presenta nuevas experiencias y nos sumerge en atmósferas que antes desconocíamos.
Uno de los mejores momentos fue cuando llegamos a un pantano donde se conjugaron a la perfección emociones como miedo, desesperación y angustia gracias a la característica atmósfera del título. Recorrimos sigilosa y cuidadosamente la ciénaga, aterrados por los sonidos de los mutantes y eso nos obligaba a voltear para cubrir nuestros pasos, lo que nos hizo olvidar que nuestro único filtro de aire, necesario para sobrevivir en la superficie, se agotaba. Súbitamente y con un sonido particular, nuestro reloj marcó 1 minuto antes de que terminara la vida efectiva del filtro y la urgencia por encontrar más se volvió desesperada. Nuestra prioridad por sobrevivir cambió, así que corrimos sin rumbo en la oscuridad y con una visibilidad limitada porque el visor de la máscara de gas estaba roto. Al final, caímos sofocados por la falta de filtros de aire. Éste es un ejemplo de la combinación de ambientes en el que nos sumerge Metro: Last Light Redux.
En cuanto al armamento, es un poco más variado; regresan clásicos como la infalible AK-74M, una reliquia que precede a la guerra nuclear y que es muy apreciada por los cazadores más veteranos. Están de vuelta las armas improvisadas, como la escopeta que puede modificarse para albergar hasta 4 cañones —nuestra favorita incuestionable— y las neumáticas, ideales para encargarse de los enemigos de manera silenciosa. Todas pueden modificarse con miras ópticas y culatas para cambiar un poco su funcionamiento; en realidad no hay gran impacto en usar diferentes aditamentos, salvo que sea así lo prefieras. Nosotros encontramos muy estorbosas las miras de punto rojo, mientras que las de acero nos parecieron las mejores.
Podría parecer que esta reedición no tuviera sentido debido a que Last Light salió apenas el año pasado, sin embargo, aunque las novedades son casi imperceptibles, hay innovaciones relevantes. Mejoraron los modelos de los personajes así como las texturas del mundo y las animaciones lucen más naturales, lo que ayuda a la inmersión. Los efectos gráficos que aguardan en el metro de Moscú también fueron trabajados y eso acentúa los misterios y terrores de la aventura.
Estamos ante un dilema: el Metro Last Light original se sitúa como un gran producto y las pequeñas mejoras gráficas de la versión Redux únicamente enfatizan la ambientación, por lo que desgraciadamente, no podemos calificarla como la experiencia definitiva de la serie. Por otro lado, el juego cuenta con méritos propios que lo hacen muy sólido y que nos entrega una atmósfera sumamente envolvente. Si disfrutaron el título original, tal vez no tengan muchos motivos para volver a comprarlo; si, por el contrario, nunca lo jugaron, ésta es una gran forma de experimentarlo por primera vez.
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