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H. G. Wells fue un auténtico visionario, adelantado a la mentalidad de su tiempo; en su novela de La Guerra de los Mundos predijo invasiones alienígenas y la creación de armas químicas, rayos caloríficos y gigantescos vehículos todoterreno. Ahora, no es que hayan descendido seres del espacio en nuestras ciudades ni estemos flotando en desperdicio radioactivo, pero en aquellos ingenuos días del siglo XIX debió ser abrumador leerlo; esta obra ha extendido su legado al cine y los videojuegos, adaptaciones de las que se desprende una versión descargable en la que supervivencia es la palabra clave.
Situado en Londres en la década de 1950, War of the Worlds narra la perspectiva de Arthur Clark en su intento por sobrevivir el ataque de los invasores de Marte y al mismo tiempo encontrar a su familia, una tarea que resultará más difícil de lo que parece. En inicio, te fascinará el evidente estilo victoriano de la ciudad si bien a pesar de lo derruido que luzca, la ambientación musical que crea una atmósfera de ansiedad; la narrativa por su parte, es guiada por Patrick Stewart en voz del personaje, lo que agrega especial dramatismo a un de por sí agobiante panorama. En tanto el sistema de juego, en pleno tributo a clásicos de plataforma como Prince of Persia en su primera versión o Flashback, se disfraza como un desafío ideal para aquellos que buscan reto y se saben diestros con el control, el problema es que se trata de una apariencia engañosa y detrás de esa máscara se esconde una trampa maliciosa que te hará tropezar una y otra vez hasta gritar por la desesperación.
Este título captura la esencia que hace interesante a War of the Worlds: el sentimiento de desesperación ante una fuerza alienígena indómita, tan poderosa y avanzada tecnológicamente que parece invencible, y la forma en que un lastimoso civil tiene como única alternativa correr por su vida, esperando que de algún modo acabe la pesadilla global. Fiel a las raíces del género, el control del juego es sencillo y completo; puedes correr, agacharte, rodar, brincar y escalar, el problema es que así como las nuevas generaciones pensarán que toma inspiración de LIMBO, sus desarrolladores no consideraron los problemas de implementar un arcaico esquema de movimiento; tal vez en un afán de acentuar su humanidad, el protagonista realiza cada acción como si se tratara de un anciano artrítico, y no es que tengamos algo en contra de las personas en tal condición, pero tratándose de una aventura de supervivencia, esta característica es absurda. Y es que aquí Arthur es un hombre común y no el personaje súper poderoso que protagoniza títulos como este; es capaz de ejecutar arriesgadas volteretas pero sólo si el juego es benevolente y lo permite, incluso puede usar un hacha, pero dado que no es un guerrero, logra poco con sus ataques. Es tan frágil que caer de una distancia el doble de su estatura significa la muerte, y eso sólo remarca que no representa amenaza alguna para los invasores. El propósito del juego es que pases el tiempo ocultándote de la luz enemiga en las sombras o tras paredes o simplemente corriendo desesperadamente cuando el sigilo deja de ser una opción.
Reiterando la gran ambientación del juego, las complicaciones del control pueden deberse a una intención explícita de sus creadores por transmitir el nerviosismo de un hombre sumergido en el caos, y cuyos movimientos deben ser metódicos si desea salir vivo de la precaria situación, el problema es que en tu afán por ayudarlo a salir victorioso, te atienes a una dificultad tormentosa. Este título demanda precisión milimétrica en cada movimiento, y no únicamente implica saltar o correr en el momento preciso, sino moverte al punto exacto; equivocarse con margen de error de un pixel literalmente te lleva a muerte segura. Es difícil, ideal para un veterano que ama los retos, el lado negativo es el sistema de autoguardado; en cada nivel hay muy pocos checkpoints, todos poco confiables. No será rara la ocasión en que creas que el juego conservó tu avance y avances entre peligros y trampas durante muchos minutos para descubrir tras una muerte inevitable, que te regresaron al inicio de la zona, suprimiendo arbitrariamente tus logros. Si no eres paciente, puedes estar seguro de que la exasperación será constante.
Cuando no estés escabulléndote entre ruinas, podrás solucionar algunos acertijos, como jalar palancas para abrir puertas, mover cajas, deshacerte de arañas y hiedra venenosa, pero nada que imponga serias complicaciones. Hacia el final hay un momento en el que debes ingeniártelas para resolver un rompecabezas, ingenioso en naturaleza y ejecución, al grado de aparentar dotar al juego de un toque de genialidad, lamentablemente es efímero y al terminarlo, quedarás perplejo y te preguntarás por qué no se incluyeron más pruebas de este tipo.
War of the Worlds es evidente tributo a los clásicos de la vieja escuela de plataformas como Out of This World, y su mérito es ser un título competente sólo por el nivel de reto que ofrece. El problema es que se trata de una obra poco pulida, tiene numerosos errores de diseño que te llevan a muertes injustas causadas por controles deficientes, poca visibilidad por estorbos del escenario, ataques de enemigos que ni siquiera sabes dónde están, nociones ambiguas del lugar correcto para esconderte y por supuesto, un sistema de autoguardado roto. En esencia, presentación y atmósfera, esta propuesta aparentaba ser diseñada para convertirse en un clásico del género, lamentablemente faltó concretar de manera más adecuada la propuesta. A los seguidores del género podría encantarles, siempre y cuando estén dispuestos a pasar por alto sus defectos.
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