Es difícil juzgar sin haber trabajado en un estudio, pero no hace falta ser un erudito para darse cuenta de que una de las partes más complicadas en el desarrollo de un juego por episodios es encontrar el tiempo y obtener los recursos para hacerle mejoras significativas a la siguiente entrega de la serie, en particular porque no pueden hacer esperar demasiado a la gente por el riesgo de que su audiencia pierda interés. Apenas acaban de lanzar su más reciente episodio, cuando ya deben tener avances sustanciales en el siguiente, y aunque seguro hay espacio para hacer ajustes o cumplir algunas peticiones de los fans, la idea de ofrecer algo completamente nuevo es impensable. Sigue siendo mera especulación, pero pareciera que es por lo que está pasando Hothead Games, desarrolladores del impresionante y jocoso DeathSpank; apenas se dieron abasto para aplicar una nueva capa de pintura a la franquicia, pero no suficiente para hacer cambios importantes.

The Baconing, el tercer capítulo en las aventuras del peculiar héroe DeathSpank, es el mejor ejemplo de más de lo mismo. Y es que aunque eso significa el regreso del fascinante mundo con ambientación de retorcido cuento de hadas y más del ingenioso diálogo con gran trabajo de voces, toma demasiados elementos prestados de sus predecesores, resultando en una experiencia sumamente familiar. Continúa siendo divertido, pero con frecuencia se siente menos una tercera parte, y más una versión 3.0 del primer juego.

Al final del juego anterior –y sin el afán de arruinarte las obviedades de la historia si es que no lo has jugado– el campeón logra recolectar las seis Tangas de la Virtud, dejándolo ante un pacífico y agradecido reino, pero sin más aventuras que disfrutar. Consumido por la ansiedad de tanta calma y un desesperante aburrimiento, DeathSpank decide invocar el poder mágico de la ancestral lencería, todo a la vez, lo que resulta en el nacimiento de una versión perversa de él, un malévolo AntiSpank que amenaza con sumergir a SpankTopia en un irremediable caos. Parece una justificación superficial y hasta boba, pero vamos, en eso se basa la divertida comicidad de DeathSpank.

Hothead proclamaba que se desharía de las molestas misiones de recolección o matar a un determinado número de enemigos que plagaron los juegos anteriores, y aunque de repente hay destellos de originalidad, no logró sacudir las constantes y extensas travesías sólo para derrotar algunos oponentes y regresar a quien te hizo el encargo. Y es que las misiones que no están condimentadas con combate, se basan explícitamente en pelear.

Ahora, el sistema de combate no está mal, cumple su propósito de entretener, pero el juego está saturado de momentos de acción, lo que sería una gran cualidad si no es porque se siente exactamente igual que cuando empezó DeathSpank hace casi dos años. A menos que seas un fanático sin remedio de la franquicia, o apenas te estés familiarizando con estos juegos, no hay nada en el combate que mantenga tu interés.

A pesar de las exhaustivas secuencias de pelea, la mayor virtud de este título está en su envolvente mundo. The Baconing contiene una gran variedad de escenarios, cada uno habitado por personajes que se asegurarán de que tu aventura sea de lo más divertida, gracias a la comicidad de sus diálogos. El sentido del humor tiene diversos matices, pero en general se mantiene constante y sobre todo, es un respiro de ingenio ante las continuas secuencias de combate.

Como un sucesor de la herencia DeathSpank, The Baconing deja mucho que pensar; es evidente que intentó llevar la franquicia en una nueva dirección –de ahí el cambio de nombre–, pero también se nota que muchas de las ideas quedaron inconclusas. Seguramente a muchos seguidores de la serie no les molestará que la fórmula se conserve intacta, aunque hará falta de mucho más que el mismo sistema de combate y chistes idénticos para persuadirnos a jugar una nueva continuación. The Baconing es un juego suficientemente entretenido, pero la falta de innovación o mejoras significativas le impiden ser un producto de mucho mayor calidad.