La primera vez que vimos Joy Ride fue hace dos años y medio, durante un E3, donde nos prometieron que sería un Arcade gratuito muy bueno y revolucionario. Con el tiempo se anunció Kinect (en aquel entonces Natal), y Joy Ride dio el salto de juego descargable a juego de lanzamiento del periférico. El último título que dio ese salto fue Halo 3: ODST.

Kinect Joy Ride es ridículamente fácil de jugar, sólo mueves tus manos simulando un volante y eso cualquiera puede hacerlo. La velocidad es determinada por el juego, sí, hay mucho que decir al respecto, lo haremos más adelante. Cuando estás en el aire puedes hacer acrobacias, un requerimiento en uno de los modos de juego, sólo falta que sepas que puedes reclinarte para cargar un turbo y hacerte hacia adelante para activarlo.

Para desbloquear nuevos modos y mapas únicamente tienes que ganar fans. Los dos modos de juego principales te introducirán en el juego mientras reúnes los fans necesarios para abrir otros nuevos. Las carreras del modo pro son simplemente tres vueltas a la pista y el modo de batalla son karts con poderes que lanzas al levantar tu mano y tomarlos. El principal problema de estos modos es que la Inteligencia Artificial tiene liga, un efecto común en juegos de carreras que provoca que los competidores controlados por la computadora nunca se queden muy atrás, y si sucede, te alcanzan rápidamente, como si tuviera una liga amarrada a ti. Es muy difícil ganar una verdadera ventaja.

En otro modo harás trucos mientras saltas en un medio tubo; en otro, buscas ir a toda velocidad y evadir obstáculos; y el último modo es uno en el que tienes que imitar los movimientos de tu avatar en un vehículo alado. Al final de todos podrás ver las fotos con las cosas ridículas que hiciste.