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Ante la terrible crisis económica y el alto precio de los juegos, se vuelve cada vez más importante validar la calidad de un título antes de hacer la inversión. Si aún existe una franquicia que no te pide ese requisito es The Legend of Zelda, que a lo largo de su extensa trayectoria ha cumplido las expectativas de todo el que se acerca a sus videojuegos. No es sorpresa que para continuar la tradición, Skyward Sword seduzca a seguidores de la franquicia y a los poseedores de un Wii, al mantener en casi todo sentido los altos estándares de la saga y con ello ser digno merecedor del legado que alcanza 25 años de existencia. Para mucha gente eso es lo único que basta y discutir más detalles es echar a perder la diversión que brinda desenvolver ese colosal regalo ataviado de sorpresas. No es por arrebatar la magia del descubrimiento sino compartir nuestra propia emoción, que nos dimos a la tarea de revisar a fondo la más reciente aventura de Link y Zelda.
Es fácil criticar después de ver un par de imágenes o los primeros minutos de un video, pero Skyward Sword esconde maravillas imperceptibles a primera impresión. Es diferente a sus antecesores, pero el encanto y hechicería que lo envuelve no se presenta en alteraciones radicales a la fórmula que tan bien ha funcionado durante años. Acompañando al heroico portador de vestimenta esmeralda y rubia cabellera, seguirás sumergiéndote en intrincados calabozos, recolectando toda clase de útiles reliquias mientras derrotas a un repertorio de peligrosas criaturas casualmente alojadas ahí y cuyo único propósito es obstaculizar tu paso. Tan bien ajustado está al molde de la franquicia, que no necesitas un curso de clarividencia para adivinar que la herramienta que obtienes en las regiones boscosas es una resortera o para saber que encontrarás bombas al llegar a las montañas. El cambio surge de la interacción, no del protagonista con el entorno, sino de nosotros al controlar a Link.
Es inolvidable la euforia causada por el Wii cuando sus creadores revelaron la capacidad de los controles de movimiento, era inevitable imaginarnos disparando a los enemigos con magistral precisión o agitando una katana como prodigioso maestro samurái, e incluso saltar como Mario dentro del Reino Champiñón. La confianza en Nintendo fue ineludible para legiones de jugadores, y hasta parecía ilógico que dejara de llamarse Revolution después de la ola de innovación que aparentaba acarrear. Lamentablemente, la revolución nunca se consumó y a pesar de sus grandiosas ventas y excelentes títulos, la ilusión falló en materializarse mientras la mayoría de los juegos pudo haber funcionado a la perfección con los controles tradicionales. No sabemos si se trata de un movimiento calculado o de una ironía del destino, Skyward Sword es el primer exponente que realmente cumple aquella promesa del Wii.
De modo que se agotaron los tiempos de manoteos imprecisos y torpes. Resultado de una tecnología más avanzada, MotionPlus permea la identidad de Skyward Sword de principio a fin. Sea navegación entre menús, usar artilugios o combatir enemigos, todo se controla mediante el Wii Remote, y hasta la labor más arcaica de lanzar bombas -exhaustiva con cada juego-, ha sido redefinida para dejarte decidir entre rodarlas cual bolas de boliche o arrojarlas por los aires. Toda acción involucra agitar el control, que puede ser impreciso sólo la mano es insegura y temblorosa.
Fiel a su nombre, la estrella en Skyward Sword es el uso de la espada que se mueve con precisión hacia donde inclines el control, y como si naciera un vínculo real con Link, compartirás las dolencias de su muñeca, en especial tras horas de coreografías con los incontables enemigos. Se dice que en general fidelidad invita a teatralidad, pero en ocasiones la exageración de movimiento es necesaria y la velocidad de tu brazo es imprescindible, pues los adversarios están programados para predecir tus golpes, bloquearlos y contrarrestarlos. El equipo de Eiji Aonuma, productor de esta célebre franquicia, atinó en diseñar espadazos direccionales que responden con precisión, así que puedes planear y realizar cortes transversales, horizontales y diagonales; limitarse a los nueve movimientos básicos que componen tu repertorio sería equivalente a emular el desplazamiento de un robot, pero al momento de la acción se revela en extremo eficiente: tu mano y la de Link se mueven al unísono, como auténticos cómplices, imposible de lograr con un control convencional.
Los controles de vuelo, que causaban escepticismo hace algunos meses, se desempeñan increíblemente bien. La idea es inclinar el Wii Remote suavemente para navegar con completa libertad en el escenario. El escarabajo volador en particular resultó el más solicitado de nuestra bolsa de aventurero, y no sólo para resolver acertijos o como recurso de recolección de tesoros, sino para dar una perspectiva del terreno que de otro modo sería imposible.
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