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Onimusha fue una de las series más representativas de la sexta generación de consolas. Generalmente asociada con PlayStation 2 —aunque sus entregas llegaron a otras plataformas— su propuesta supo aprovechar algunas fórmulas exitosas de Capcom. Su primera entrega, Onimusha: Warlords, ostenta su logro al ser el primer juego que superó el millón de copias vendidas en PS2 e incluso, en 2001, era usada por muchos jugadores como muestra de lo que la nueva consola de Sony podía hacer. Tras 4 entregas canónicas y algunos spin-offs, la franquicia se mantuvo en silencio y alejada de los primeros planos, sin embargo, Capcom decidió traerla de vuelta probando suerte en el terreno de las remasterizaciones e iniciamos 2019 con una versión HD de Onimusha: Warlords, desarrollada por Neobards Entertainment, y cuya misión parece medir el terreno en esta época, no solo para traer de vuelta los títulos que le siguieron, sino para poder abrir paso a una auténtica resurrección.
DE REGRESO AL JAPÓN FEUDAL DESPUÉS DE MUCHOS AÑOS
Es imposible hablar de la génesis de Onimusha sin hacer referencia a Resident Evil, cuyo diseño y mecánicas fueron muy bien aprovechados por Capcom a finales de la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI. Precisamente, el éxito financiero de aquel survival horror permitió cierta diversificación en las propuestas de la compañía japonesa, aunque pocos se atrevieron a salir de la zona segura y, entonces, el reto fue mejorar en ciertos rubros o presentar algo diferente sin alterar la fórmula. En ese contexto, Onimusha: Warlords surgió de las mentes de Jun Takeuchi y el célebre Keiji Inafune, quienes tomaron la fórmula de Resident Evil e incluyeron una historia en el Japón feudal, con samuráis, demonios y una propuesta de acción cuya adecuada implementación ganó el reconocimiento de los jugadores y la crítica durante su tiempo.
Tanto el título original, como su actual remasterización, presentan una temática japonesa con elementos de hack-and-slash, beat'em up, cierta exploración y resolución de acertijos, todo esto llevado por un sistema de progresión que se basa en el tradicional grinding cuyo objetivo es hacerte las cosas más fáciles, aunque no es obligatorio.
Ahora bien, ya sea que no conozcas el título o ya pasaron más de 15 años desde que lo terminaste, abordemos brevemente su historia. Onimusha: Warlords tiene lugar en el Japón feudal durante el periodo Sengoku, mismo que estuvo marcado por distintas tensiones sociales, así como por conflictos políticos y militares. En ese contexto, el caos ha sido llevado a la región bajo el control del clan Saito por Nobunaga Oda (representación ficticia del señor feudal que unificó a Japón durante el periodo Sengoku), quien concretó un pacto con los demonios para aumentar su poder y cumplir con sus objetivos de conquista. Curiosamente, uno de los textos que se presentan en Onimusha: Warlords —que es donde podemos adentrarnos más en su historia— refiere que el mismo pacto fue realizado en distintos periodos históricos por Genghis Khan y Alejandro Magno, detalle que, sin duda, se disfruta bastante y motiva la recopilación de dichos materiales.
En medio del conflicto y la inminente invasión, el último bastión del clan, el Castillo de Inabayama está a punto de caer en manos de las fuerzas de la oscuridad y tras el secuestro de la princesa Yuki, la única esperanza es la llamada de auxilio a Samanosuke Akechi, protagonista de la historia y quien ha sido testigo, en batallas anteriores, del crecimiento de las fuerzas de Nobunaga. A partir del momento en que Samanosuke recibe la carta de auxilio de la princesa Yuki, la historia de Onimusha: Warlords comienza.
TRATAMIENTO HD PARA UN CLÁSICO Y EL DRAMA DE SU BANDA SONORA
El paso abrupto del 2D al 3D a mediados de la década de los 90 supuso un inicio desde cero para muchos procesos de desarrollo de videojuegos. Sin embargo, compañías como Capcom optaron por aprovechar las posibilidades del nuevo hardware y, al mismo tiempo, mantener elementos tradicionales que se habían desarrollado años atrás. Fue entonces que propuestas como Resident Evil (1996) presentaron entornos con fondos prerenderizados con atención al detalle y en los cuales el jugador podía tener cierta libertad de movimiento, básicamente, se trataba de pasillos presentados como diferentes según los ángulos de cámara fijos. La fórmula fue un éxito y proyectos subsecuentes de Capcom la explotaron durante los años siguientes. Incluso con el cambio generacional de consolas.
Onimusha: Warlords no fue la excepción y el equipo de desarrollo fue a la segura presentando el mismo diseño visual, aunque con algunas mejoras respecto a lo visto en la generación anterior. El entorno de Onimusha: Warlords presenta algunas secciones de bosques y lagos, pero en su mayoría la acción transcurre en el Castillo de Inabayama y todos sus espacios abiertos, cerrados y ocultos, aunque en alguna ocasión tendrás que visitar el reino oscuro y la dimensión en que los demonios existen.
¿Qué mejoras visuales hay en la remasterización de Onimusha: Warlords? Como puedes esperar, el primer cambio se nota en la apariencia de los personajes y cada uno de ellos recibió el tratamiento HD de manera adecuada, aunque, como suele suceder en este tipo de casos, las mejoras visuales llegan a presentar algunas cuestiones de diseño raras y, para el caso que nos ocupa, esto es más notable en la mirada de los personajes, sobre todo de Samanosuke, y en una serie de movimientos temblorosos en las secciones de diálogo, mismos que tratan de generar un efecto de movimiento de la cabeza que, según mi pensar, no era necesario.
En materia de entornos, la versión HD de Onimusha: Warlords no cuenta con mucho tratamiento salvo algunas mejoras en lugares específicos. Hay fondos en los que se nota una mejora calidad y otros que, evidentemente, solo fueron traÍdos de la versión original. Esto parece obedecer a las opciones que hay en cuanto a radio de imagen pues es posible seleccionar un despliegue en 4:3 o 16:9, en cualquiera de los casos encontrarás secciones que se ven bien y otras que te recordarán o enseñarán como eran algunos videojuegos en 2001. En cuanto a las cinemáticas la situación es la misma, algunas muestran un retoque que las hacen ver lo mejor posible, mientras que otras no recibieron el mismo tratamiento y encontrarás secuencias CGI estiradas y pixeladas.
El trabajo de Neobards es bueno y, sin duda, suma al intento de traer de regreso a la franquicia
Al respecto, es preciso comprender que muchos de estos proyectos no están planeados para contar con grandes presupuestos ni equipos con numerosos trabajadores. Al final, se trata de traer de regreso un título que fue importante en su época de lanzamiento, así como presentar una apuesta para los años por venir y los planes que podrían o no concretarse. Dicho esto, sugiero comprender y reconocer el trabajo realizado Neobards Entertainment, pues ninguno de los detalles que enuncié representan una mala experiencia. Sí, quienes jugamos el título original notaremos algunos elementos raros o demasiado pulidos en contraste con ciertos entorno o secuencias y para quienes sea su primera vez con Onimusha: Warlords podría representar una experiencia confusa en una época de grandes producciones AAA, pero en cualquier caso, pienso que el trabajo visual es bueno y no entorpece la jugabilidad.
Ahora bien, ¿qué pasa en materia de audio? Esta remasterización de Onimusha: Warlords cuenta con la opción de seleccionar los diálogos en distintos idiomas, incluyendo inglés o japonés, así como subtítulos en misma cantidad. Personalmente, recomiendo seleccionar diálogos en japonés pues tienen una mejor integración con los movimientos de la boca y algunas expresiones faciales. Como mencioné anteriormente, algunos movimientos de los personajes parecerán extraños y la selección de diálogos en inglés dará la apariencia de que el sonido está desfasado, aunque realmente esto no es así.
Una banda sonora épica manchada por el escándalo
Mención aparte merece la banda sonora, la cual ha sido objeto de críticas desde que se confirmó que Onimusha: Warlords incluiría un soundtrack nuevo bajo responsabilidad de Neobards Entertainment. Después de terminar el juego y poner atención en los temas que acompañaron mi recorrido, puedo decir que las piezas son muy buenas y responden ante las situaciones de misterio, exploración y resolución de acertijos, pero, por encima de todo, están los temas de las batallas que mantienen la esencia épica del combate y, sin duda, son un aliciente para eliminar a cuanto enemigo se ponga enfrente. En ese sentido, es necesario mencionar que, sin que haya algún pronunciamiento oficial, la razón que motivó el cambio de banda sonora parece obedecer a la polémica que se suscitó en torno a la entrega original pues, aquel soundtrack épico que maravilló a millones, se vio manchado por el escándalo cuando su supuesto compositor, Mamoru Samuragochi, admitió que esas piezas, junto con otras que lo volvieron una celebridad, en realidad fueron creadas por su asistente, Takashi Niigaki, quien compuso cada pieza durante 18 años sin recibir crédito alguno. Ya sea por el escándalo o por alguna dificultad legal emanada de lo suscitado, es clara la razón por la que Onimusha: Warlords cuenta con una banda sonora nueva que no es mala.
UNA FÓRMULA EXITOSA DEL PASADO QUE CHOCA CON EL PRESENTE
Ya que hablamos de cómo se ve y escucha Onimusha: Warlords, es momento de entrar en el sector más importante: el diseño de juego y las mecánicas. Como lo señalé arriba, no se puede entender el origen de Onimusha sin Resident Evil y, en términos generales, lo que ofrece es una experiencia similar a las primeras 3 entregas de la franquicia de zombis, aderezada con una temática japonesa y ofreciendo acción y combate intenso. Al tratarse de una remasterización, hablaré en presente pues no hay cambios sustanciales en los rubros que acabo de mencionar.
En Onimusha: Warlords avanzarás por secciones, las cuales, en su mayoría y dada la esencia del juego, son de combate, algunas con batallas contra jefes, otras que presentan acertijos y unas cuantas que hoy parecen de simple relleno pero en la versión original sirvieron para permitir la carga correcta de alguna zona importante. El combate lo es todo en Onimusha: Warlords y enfrentarás a los enemigos con armamento limitado, pero poderoso, el cual tendrás que desarrollar conforme avances ante el peligro. Al inicio tendrás a disposición una catana simple y al avanzar en la historia conseguirás la catana Raizan, cuyo poder reside en el rayo; una catana Enryuu, empoderada por el fuego; un sable largo de doble hoja, Shippuu, con pleno dominio del viento. Asimismo, tu armamento constará de un arco y, en dado momento, podrás usar un arma de fuego rústica. Pero todo esto palidecerá si eres capaz de obtener la Espada Bishamon, la cual será tuya si eres capaz de descender al reino de la oscuridad y salir con vida después de pasar duras pruebas.
El combate con los enemigos es pausado y deberás medir tu distancia, así como los tiempos de ataque, en Onimusha: Warlords no vas a tratar de lucirte con combos interminables y hay demonios capaces de romper tu secuencia de ataque dejándote indefenso ante el inminente daño.
Tal como en su versión original, Onimusha: Warlords presenta un diseño basado en la progresión y esta se logra luego de que Samanosuke reciba el Guantelete de los Oni, mismo que permitirá atraer las orbes que dejan los enemigos tras ser eliminados. Para subir de nivel tendrás que conseguir la cantidad suficiente de orbes rojas hasta alcanzar los 3 niveles que confirmarán que cada arma y su respectivo elemento están potenciados al máximo. Cabe mencionar que, durante tu recorrido, contarás con el apoyo de Kaede, una ninja leal a Samanosuke que podrás controlar en algunas secciones aunque, francamente, sus habilidades limitadas y escasa participación en la resolución de acertijos la vuelven un personaje irrelevante.
En algunos momentos de la aventura y fiel a la fórmula que Capcom explotó con Resident Evil, en Onimusha: Warlords encontrarás secciones en las que tendrás que resolver algunos acertijos. Muchos de estos retos involucran el encuentro con alguna pieza o cofre que requiere algún artefacto para abrirse o activarse, por lo que tendrás que estar atento a lo que viste y en cuanto obtengas lo requerido deberás hacer un poco de backtracking para resolver la situación que se presenta. Por otra parte, hay algunos cofres que requieren resolver algunas combinaciones de números, mientras que otros necesitan que recolectes material escrito con la historia que precede al juego y tendrás que responder algunas preguntas. Sin embargo, justo a la mitad de la aventura encontrarás un par de esos acertijos que se ganaron una mala reputación por su dificultad y que, en muchas ocasiones, provocaron el desespero de los jugadores o, incluso que abandonaran el juego por algún tiempo. Si jugaste el título original solo te diré que la sección con pisos falsos y el cuarto con la trampa de agua están esperando y, en esta ocasión, el orden de los puzzles cambiará en cada intento.
¿Cómo recibirán estos acertijos los nuevos jugadores? Pienso que es una moneda tirada al aire, tomando en cuenta que ese tipo de retos ya casi no es contemplado en los juegos desde hace algunos años pues son considerados como elementos que estresan al jugador, visto desde la perspectiva del consumidor, y rara vez son aprobados dentro de las fórmulas actuales. Sí, en específico esos 2 puzzles te provocarán dolor de cabeza y te generarán un deseo de frustración típico de la vieja escuela pero mi recomendación es no rendirse.
UN CONTROL ATRAPADO ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE
Una de las características más celebradas de la entrega original de Onimusha: Warlords fue su interesante y adecuada implementación de control. En esta remasterización encontrarás un esquema tradicional con el célebre control de tanque que requiere el uso del pad direccional, así como una opción que permite usar el stick análogo para controlar a Samanosuke y Kaede en un estilo 3D. Mi experiencia al respecto me dejó con un sabor agridulce, aunque debo reconocer que el control respondió de forma adecuada en la mayoría de las ocasiones pero en algunas otras, donde el combate estaba en su punto máximo, el resultado no fue tan satisfactorio. A mi parecer, los controles en Onimusha: Warlords son el punto más débil de la entrega si se consideran desde la propuesta que esta remasterización representa en esta época.
¿Qué sucede con el control tipo tanque? Hay actividades físicas que no se olvidan pero no son inmunes al paso del tiempo, volver a un control de ese tipo no es sencillo, aun habiendo acumulado muchísimas horas juego en ese estilo hace más de 20 años, y en ningún momento en DualShock 4 se siente como un DualShock 2, sin embargo, dicen que el que persevera alcanza y pude disfrutar algunos combates de forma tradicional.
¿Qué pasa con el control 3D? Si jugaste alguna versión de Resident Evil 2 o Resident Evil 3 posteriores a las de PlayStation sabrás que ese tipo de control trata de hacer lo mejor que puede pero, en algún momento, termina por chocar con el diseño de movimiento. En el caso de Onimusha: Warlords, esto permite un control más rápido de Samanosuke, así como establecer una mejor dirección de los ataques, aunque contamos con la opción de apuntar a un solo enemigo, sin embargo, el equipo de desarrollo cometió el error de asignar el comando para desplegar el mapa en el botón L3, lo cual, inevitablemente, interferirá con algunos combates. Dicho de otro modo, la sensibilidad del stick análogo y la intensidad del combate te llevarán a la sección del mapa justo cuando te preparabas para un ataque importante o para defenderte; obviamente, al regresar a la pelea tu movimiento no fue registrado y el daño será inevitable. Por supuesto que esto se puede cambiar en el apartado de opciones pero no es lo ideal que de facto, presentes este tipo de situaciones a tus jugadores.
El cambio inmediato de armas fue una gran idea, pero muy mal implementada
Otra de las características que, a mi gusto, fue mal implementada, es la posibilidad de seleccionar la catana con el gatillo derecho y el arco con el gatillo izquierdo. De primera instancia eso sonaría ideal pero, lamentablemente, necesitas que Samanosuke esté detenido para hacer el cambio y no es posible realizarlo en medio de la batalla por lo que no sirve de nada si estás rodeado y necesitas atacar varios enemigos al mismo tiempo con la habilidad especial de la catana que requieres en ese momento.
CONCLUSIÓN
No puedo negar que fue un gusto encontrarme otra vez con un título que jugué hace muchos años y en lo general considero que se trata de una experiencia que puede ser grata para los fans de la serie. Sin embargo, no es fácil traer a esta época mecánicas y esquemas de control ya superados; quizá aquellos que jugaron la entrega original tardarán un poco para entrar en ritmo y en poco tiempo lo lograrán, pero, si Onimusha: Warlords apela también a un público nuevo, la respuesta es incierta. En todo caso, elementos como el control y ciertas mecánicas de juego, como los acertijos más complicados y la dificultad de algunos combates o enemigos, dejarán la moneda en el aire en espera de que la experiencia sea agradable para quienes se embarquen en esta aventura. Pese a sus limitaciones y algunos errores puntuales, Onimusha: Warlords cumple como remasterización y como juego. Sin duda es un buen regreso al pasado y espero que tenga la recepción necesaria para garantizar el lanzamiento de los títulos posteriores.
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