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Metal Gear Solid V: The Phantom Pain representa muchísimo para la industria y para una legión empedernida de fans. La franquicia se ha transformado desde una interesante propuesta bidimensional hasta un juego de mundo abierto con enormes pretensiones. La naturaleza innovadora y desafiante es parte del ADN de Metal Gear: desde la ruptura de la 4.ª pared en Metal Gear Solid hasta el estilo narrativo de Metal Gear Solid 4, Kojima se ha divertido al trasgredir las expectativas de sus seguidores.
The Phantom Pain se siente como la culminación de una decena de ideas desperdigadas a lo largo de los demás Metal Gear. Su apertura no diluye la experiencia, como ocurre con otros juegos de mundo abierto, sino que la enriquece con posibilidades para la infiltración. Debido a esto, los desarrolladores debieron crear herramientas adecuadas para que cada misión sea interesante. Todo está soportado, además, por un guión del calibre de cualquier juego de Kojima, el motor gráfico Fox Engine y la libertad creativa que suponen los avances tecnológicos de la nueva generación de consolas.
La culminación de una decena de ideas desperdigadas a lo largo de los demás Metal Gear
Para comprender The Phantom Pain es crucial entender que el juego no busca ser una película, sino una serie de televisión —al menos estructuralmente—. Así, recomiendo disfrutarlo en porciones pequeñas. Cada misión, además, tiene créditos al comienzo y al final. El objetivo detrás de esta división es claro: el jugador debe prestar total atención a cada sección. Ser descubierto en este Metal Gear Solid es castigado severamente. Los enemigos buscarán cerca de tu última ubicación, se comunicarán por radio si detectan algo sospechoso, pedirán refuerzos y actuarán de forma inteligente si eres descuidado. En términos narrativos, la división por misiones individuales permite, hasta cierto punto, que la trama no se desarrolle de forma lineal y admite recursos que antes eran impensables —como el clásico “continuará” de las series de TV para dejar la acción en suspenso—.
Metal Gear Solid V es un crisol donde, por el arte alquímico de Kojima, se unen ideas sembradas en los juegos anteriores: el estilo cinemático de Guns of the Patriots, el sistema de administración de personal de Peace Walker, la apertura de niveles propuesta en Snake Eater, el elaborado prólogo de Sons of Liberty y todas las que se me escapen. The Phantom Pain es el Metal Gear para unir a todos los demás y completarlos, no sólo en términos de mecánicas de juego, sino también en cuanto a la compleja e intrincada trama de la franquicia. Siento como si la serie siempre hubiera buscado ser de mundo abierto para expresar completamente su potencial.
El Metal Gear para unir a todos los demás y completarlos
Luego de pasar más de 40 horas con el juego, sigo sin perder el asombro por la atención al detalle de esta masiva entrega. En un comienzo, me pareció que la trama se desarrollaba muy lentamente; sin embargo, una vez que comprendí la naturaleza episódica de The Phantom Pain supe por qué ocurría así. No hay que pensar este juego como una película que puedes consumir en una sola sentada; Metal Gear Solid V está desarrollado para jugarlo en sesiones cortas de 1 o 2 misiones. Es un título demandante. Sentarse a disfrutarlo implica concentración total, planeación y toda tu disposición. Resulta agotador ser descubierto a mitad de una misión y echar a perder los minutos previos a tu error, pues, aunque hay puntos de guardado automático, la repetición constante de tus estrategias de infiltración es cansada. No considero lo anterior algo negativo. Todo lo contrario: en contraposición a las experiencias fáciles y desechables que inundan la industria, es alentador experimentar un título que rete la inteligencia y paciencia del jugador.
Lo anterior sería imposible con una estructura más lineal y similar al cine (como la de Metal Gear Solid 4). Cada misión de The Phantom Pain debe ser aproximada desde una perspectiva distinta. Antes de embarcarte en una, tendrás que seleccionar a tu equipo y acompañante. Para los no iniciados recomendaría jugar 1 o 2 misiones por día para poder dedicarles la máximo atención. Es agotador jugarlo debido al compromiso que el título exige. Considero esto una gran virtud. Metal Gear Solid V ostenta una característica propia de los juegos de más alta estirpe: recompensa la inteligencia del jugador de una forma significativa. Recuerdo, como ejemplo de esto, varias misiones en las que el objetivo sugerido podía cumplirse de una forma alterna y más sencilla de ejecutar (aunque no de descubrir y planear).
Las misiones son variadas, aunque prácticamente todas requieren infiltrarte en algún emplazamiento enemigo. No me pareció que el ritmo del juego cayera en la monotonía o la repetición, pues la trama y la progresión de la Mother Base conservan la experiencia fresca y emocionante. Además, justo cuando piensas que ya dominas el juego, los desarrolladores introducen un elemento nuevo que deberás aprender y, eventualmente, dominar. No hablaré de estas mecánicas para no arruinar la experiencia de alguien, pero sí diré que el título cambia positivamente entre más lo juegas.
La administración de tu base es importantísima. Desde tu iDroid podrás controlar a tu personal, encargar proyectos de desarrollo, pedir apoyo aéreo, municiones, seleccionar música, escuchar detallados informes en audio sobre las misiones y eventos importantes, solicitar que envíen algún acompañante y mucho más. Me asombra la forma en que este elemento del juego se entrelaza con todas las demás mecánicas y las complementa y enriquece. No se siente como algo extra o forzado, sino como un elemento integral en muchos niveles: su diseño de combate, niveles, estilo narrativo y hasta su música.
A la lista de elogios debo añadir los magníficos controles. Puedo decir sin problema que éste es el Metal Gear Solid con el mando más sofisticado y bien diseñado. Lejos de cierta sensación incómoda presente en Guns of the Patriots, en Phantom Pain ningún elemento se siente fuera de lugar. Cubrirse funciona bien (sólo debes presionar la palanca direccional izquierda hacia el objeto), rodar es un movimiento útil, los controles de los vehículos son eficientes, apuntar y disparar es natural y puedes cambiar de armas sin mucho problema. Si acaso, me pareció extraño que en algunas superficies elevadas, como rocas, Snake quedara atorado, pero es un defecto menor en unos controles por lo demás brillantemente implementados. Es como si cada misión fuera un lienzo y los desarrolladores hubieran dado los óleos, aceites y pinceles exactos para producir una obra maestra. Así se sienten las armas, los artefactos y los controles —como herramientas precisas para experimentar en el campo de batalla—.
En Phantom Pain ningún elemento se siente fuera de lugar
Uno de los elementos más útiles para infiltrarse son los acompañanes. No revelaré la lista de los disponibles ni sus habilidades, pero diré que su implementación es satisfactoria. Añaden ventajas sustanciales a las capacidades de Snake y modifican tu estrategia para aproximarte a cada misión. Si les das un uso efectivo y adecuado, además, se incrementará tu conexión con ellos. También puedes desarrollar en tu Mother Base equipo especial para ellos que otorga nuevas habilidades en el campo de batalla. Cada uno tiene un rol por jugar en la trama del juego; no son meras adiciones secundarias, sino que hay elementos de la narración dedicados a ellos.
En un comienzo, sentirás que el único armamento que vale la pena desarrollar son pistolas tranquilizadoras; sin embargo, a medida que progresa el juego, necesitarás armamento más ofensivo, como escopetas, rifles de francotirador con silenciador, lanza cohetes y C4. Con frecuencia, en medio de una misión (o enfrentamiento con un jefe) necesitarás munición o un lanza granadas, que puedes pedir desde tu iDroid. ¿La limitación para evitar que abuses de este recurso? La misma que en la vida real: dinero. Completar misiones principales y secundarias, cumplir con todos sus objetivos, te dará ganancias económicas. Necesitarás dinero para desarrollar nuevo equipo, mejorar tus armas, equipar a tus acompañantes y pedir apoyo. Si eres descuidado podrías quedar sin recursos para fabricar ese lanza cohetes para cierta misión, así que recomiendo que tengas una estrategia para invertir tus ganancias.
Masivo, complejo, desafiante, profundo, ambicioso, innovador
Metal Gear Solid V: The Phantom Pain es un juego de mundo abierto; sin embargo, las misiones se desarrollan en un terreno delimitado. Si lo abandonas, se cancela tu progreso, así que deberás tener cuidado. A pesar de lo anterior, habrá terreno suficiente para ensayar múltiples estrategias. Recuerdo que tenía que infiltrar una mansión y había al menos 6 entradas distintas, cada una con sus ventajas y desventajas. Aunque la escala del juego resta importancia a los ambientes, en ciertas misiones el entorno será delimitado sin que te des cuenta por la orografía o construcciones; los fans de la franquicia experimentarán lo mejor de los 2 mundos: la magnificencia de ambientes enormes y la precisión y atención al detalle de lugares cerrados.
Jugué la versión de PlayStation 4 y, aunque algunos ambientes lucen desmejorados, en general el juego se ve impresionante. Hay detalles en todos lados: el polvo que se desprende de Snake luego de arrastrarse en el piso, los diálogos de los soldados, las animaciones naturales, el logo del juego en los lentes de Kaz, los animales, las rutinas de los vigías. Visualmente, tiene momentos brillantes y otros regulares, pero al final la impresión es la de un juego de nueva generación que aprovecha las capacidades de las últimas consolas.
El diseño de personajes, como en cualquier Metal Gear, es memorable. Dado que en la línea de tiempo de la franquicia los hechos ocurren en 1984, los desarrolladores inundaron el título con referencias de la época. Encontrarás casetes con canciones ochenteras que podrás robar para escucharlas después. La ropa y el clima político de la época también fueron recreados con precisión. Esto no significa, evidentemente, que seremos privados del magnífico arte de Yoji Shinkawa. Los mechs siempre han sido indispensables para la franquicia y hay increíbles diseños nuevos.
La música. ¿Qué puedo decir de la música? Aunque Harry Gregson-Williams sólo compuso el tema principal, Ludvig Forsell and Justin Caine Burnett (este último con experiencia previa en la franquicia) hicieron un trabajo estupendo con la banda sonora. Más que robarse el show, hay momentos en los que hace un acompañamiento perfecto a la acción en pantalla. Kojima es un experto en crear situaciones cargadas de significado y The Phantom Pain no es la excepción de la regla.
Jugar Metal Gear Solid V: The Phantom Pain fue difícil. Quizá ésta es la reseña más complicada que he hecho. El juego carga con tanto sentido para la franquicia y la industria que es imposible ser indiferente a factores externos. Con todo, se siente como si la franquicia siempre hubiera aspirado a ser esta entrega: en cada misión, un profundo y complejo acertijo de infiltración; en cada jefe, un desafío; en cada enemigo, la oportunidad de fortalecerte; en cada disparo, esperanza; en cada palabra, casi 30 años de incesante creatividad. Este juego es masivo, complejo, desafiante, profundo, ambicioso, innovador. Más que un simple videojuego, es una vida de devoción a una disciplina. Gracias Hideo Kojima. Gracias Kojima Productions. Gracias Konami. Que no muera nunca el afán de romper los límites del medio.
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