Quantic Dream nos prometió una joya hace más de un año y medio, durante la Games Convention 2008. Cuando Heavy Rain fue anunciado, se dijo que sería un título que tomaría arriesgados y valientes pasos en busca de alcanzar un nuevo estándar en la industria, llevando al jugador a experimentar un thriller con una historia compleja, dándole un giro a los controles tradicionales y brindando la oportunidad de formar una trama propia durante el juego. Promesas fuertes y estoy seguro de que todos los que están leyendo esto se preguntan lo mismo: ¿cumplieron?

Heavy Rain es un juego que podría ser poco llamativo para cierto tipo de gamers, especialmente para aquellos que no pueden alejarse de la quemada fórmula de juego: corra, dispare, recargue, corra más, dispare de nuevo, muera, enjuague y repita. Este título requiere de mucha interacción y atención, los escenarios son lugares complejos y detallados a través de los cuales deberás encontrar actividades que realizar para avanzar en el desarrollo de la trama. Quantic Dream ha clasificado el género de este título como Drama Interactivo; para que te des una idea, Heavy Rain es el siguiente paso en la evolución del género de aventura gráfica, en el sentido de que debes de revisar tus alrededores e interactuar con los personajes que pueblan el mundo.

Obviamente este tipo de interacción ayuda mucho a sumergir al jugador en la ambientación y en la atmósfera del juego, sin importar a cuál de los cuatro personajes utilice, lo cual es una gran hazaña en sí misma, debido a que cada uno es completamente diferente y vive e impacta la historia de distinta manera. Al principio hay una escena que realmente logró ponerme nervioso, me hizo sentir completamente indefenso, de verdad sentí que algo muy malo y desagradable estaba a punto de sucederme y no había algo que pudiera hacer; a lo largo de las experiencias vividas por Ethan Mars, el juego consiguió transmitirme la sensación de desolación, tristeza y desesperación que el personaje estaba viviendo.

La historia gira alrededor de un peligroso criminal que se dedica a asesinar niños pequeños, para posteriormente abandonarlos en lugares públicos, con una figura de origami en la mano y una orquídea en el pecho. La policía parece estar desubicada en cuanto a descubrir al culpable, pero más preocupantemente aún, está completamente perdida en cuanto a prevenir más asesinatos, lo cual ha sumido a la población local en un estado de histeria y terror masivo. Es precisamente esto lo que ha provocado que la desaparición de Shawn Mars, el hijo de Ethan, se convierta en una de las noticias más seguidas por los medios de la noche a la mañana, ya que todo mundo sospecha que el niño será la siguiente víctima del infame asesino serial.