En la época en la que proliferan conceptos como multiversos, saltos temporales y otros similares, resulta sorprendente pensar que pocas veces se han explorado mecánicamente dentro de los videojuegos. Lysfanga: The Time Shift Warrior lo hace y triunfa como un proyecto de estudiantes en una incubadora, que se graduaron con honores, fundaron Sand Door Studios y se unieron al prestigioso sello Spotlight de Quantic Dream. ¿Pero qué hace tan fascinante esta entrega? Simple: genera adicción y obsesión por superar cada enfrentamiento. Veamos por qué.

Lysfanga es un título de acción hack and slash con perspectiva isométrica en el que asumes el papel de Imë, la protectora del reino que tiene poderes para manipular el tiempo. La apariencia es similar a la de otros hack and slash que abundan en la actualidad, pero la sorpresa es que en realidad es un juego táctico de acertijos.

Imagina que controlas clones de luz llamados "remanentes" que, con el tiempo, aumentan en número hasta convertirse en un ejército. Al principio, la dificultad puede llevarte a pensar que todo será un paseo por el parque, tarde o temprano vas a darte cuenta de que estás equivocado. Conforme avanzas, la complejidad mecánica da un giro desafiante que exige ejecución con precisa de cada movimiento para superar el tiempo establecido en cada enfrentamiento.

VIDEO: Lysfanga: The Time Shift Warrior - varaiaciones de enemigos


La estructura del juego es simple y se divide en exploración y arenas de combate. La exploración es un mero preámbulo y sólo existe para enlazar un escenario de combate con el siguiente, pero eso no implica que esté desaprovechada. Por ejemplo, cuando te apartas del camino evidente, eres "recompensado" con recursos para desbloquear nuevos diseños de armadura (sobre lo cual hablaré más adelante). En otras ocasiones, encuentras oportunidades para ampliar la narrativa del mundo y, en este sentido, expandir el universo del juego con una bitácora bien nutrida es un esfuerzo encomiable que refuerza el valor de la entrega.

Los combates son la esencia y el sustento diario en Lysfanga, y esta noche disfrutarás una cena abundante. Lo fundamental que debes comprender es la condición de victoria, que consiste en eliminar a todos los enemigos, pero es crucial hacerlo en el menor tiempo posible. El inconveniente radica en que el tiempo escasea; simplemente nunca es suficiente y, cuando se agota, un salto temporal reinicia el combate y genera un clon de Imë que reproduce de manera impecable cada paso y golpe ejecutado anteriormente. Tras unos cuantos saltos temporales, tus proyecciones se asemejan a un ejército que aniquila a los enemigos con armonía y sincronización.

"El inconveniente radica en que el tiempo escasea; simplemente nunca es suficiente"

A estas alturas, la intención del juego resulta clara: optimizar de manera armónica la ruta de cada uno de tus clones para eliminar a los oponentes lo más rápido posible. Sin embargo, nada en la vida es tan sencillo, ya que el diseño de la dificultad te presenta variables que complican la existencia. Por ejemplo, hay un enemigo conectado con otro igual, engañosamente ubicado en el extremo opuesto; esto genera una dinámica interesante, ya que 2 clones deben eliminarlo simultáneamente mientras se ocupan del resto de los enemigos. En caso contrario, esta alimaña doble puede sanarse y arruinar tu recorrido. De manera similar, existen oponentes con grandes escudos a los que debes distraer continuamente con una lluvia de golpes para poder eliminarlos por la espalda con otro clon.

Asimismo, hay otras variables que resultan agresivas o presentan colores distintos, lo que te obliga a interrumpir los golpes para esquivar los ataques. También hay peligros ambientales que añaden un componente de movilidad a la situación. Frente a este escenario, las propiedades de tu arsenal pueden ser de gran utilidad. Tomemos como ejemplo a Imë, quien tiene acceso a chakrams, que suelen ser relativamente débiles, pero te permiten mantener el impulso y la movilidad. La elección de cada herramienta dependerá de la situación y tu estilo de juego, y hacerlo bien será crucial para alcanzar la victoria.

Lo mismo puede decirse de las habilidades que Imë adquiere a lo largo de su aventura. Existen aquellas que infligen daño de diversas maneras, a veces con efectos de aturdimiento, pero hay otras que proporcionan ventajas en situaciones específicas. La más destacada es una habilidad que permite escalar plataformas que evitan que camines hasta la rampa y te ahorran instantes para superar los desafíos.

VIDEO: Lysfanga: The Time Shift Warrior - Exploración y combate


Hablé sobre superar desafíos como si fuera algo extremadamente difícil, y la realidad es que, en su esencia básica, Lysfanga: The Time Shift Warrior es un juego bastante fácil. Imë tiene suficientes remanentes para salir victoriosa sin mucho problema; de hecho, con el tiempo obtiene adicionales que aseguran el éxito, incluso si prestas poca atención a los enfrentamientos. Sin embargo, el verdadero reto está en mejorar el tiempo establecido por el juego: aquí es donde Lysfanga se disfruta en grande, ya que te presiona para que encuentres soluciones creativas a los problemas; te motiva a experimentar con las habilidades y el arsenal, y te lleva a dominar el control para que ejecutes combos y movimientos de manera precisa y cumplas con la condición de victoria adicional.

Lo más satisfactorio de la experiencia es ingresar en "la zona", es decir, cuando tienes en mente una ruta que consideras óptima. Es en este momento cuando te esfuerzas con una obsesión casi desmedida para llevar a cabo un recorrido limpio y rápido. Así es como repites el proceso una y otra vez hasta que logras la victoria. En este sentido, sería completamente bienvenido un comando que permitiera reiniciar inmediatamente el escenario ya que, en su estado actual, restablecer un enfrentamiento resulta un tanto engorroso.

"consideramos recomendar Lysfanga: The Time Shift Warrior si disfrutas los títulos de acción con un toque cerebral"

Por si fuera poco, existe un modo especial en el que retomas las arenas previamente completadas, pero con alguna variante para añadir un reto adicional. Entonces, estamos hablando de que Lysfanga es un título con un potencial enorme para entretener durante horas, ya que prácticamente duplica la cantidad de arenas de combate disponibles. Quizá la campaña sea sencilla y corta, y los 3 actos de la historia se pueden superar rápidamente, pero los desafíos que se añaden lo convierten en un juego con sustancia, especialmente si gustas de los hack and slash desafiantes.

Con la dirección de arte quedamos fascinados, ya que se optó por representar diversas culturas asiáticas. Por ejemplo, los paneles que ilustran fragmentos de la historia se asemejan a trabajos artesanales tradicionales, mientras que la arquitectura de algunos lugares evoca la apariencia de monasterios esculpidos directamente en la piedra hace milenios. Además, es encomiable el esfuerzo por expandir la construcción del mundo, como mencioné anteriormente, mediante una sólida bitácora.

VIDEO: Lysfanga: The Time Shift Warrior - desafío avanzado de combate


Entre los aspectos menos favorables de Lysfanga: The Time Shift Warrior está la exploración, que es básica y parece existir más por obligación para unir 2 arenas de combate. El mayor inconveniente son los orbes de magia utilizados para desbloquear diseños de armadura; sin embargo, hay otros diseños de armadura que sólo se encuentran en el escenario. El problema principal es que se sugiere que los diseños adquiridos modifican el comportamiento del personaje, pero en realidad sólo alteran la paleta de colores de Imë, lo que resulta engañoso.

Otro aspecto a considerar es que los combates tienden a volverse cansados. Es decir, proliferan ciertos enfrentamientos que, a la larga, resultan tediosos debido a la escasa creatividad necesaria para ganar, y eso los convierte en un trámite en lugar de ser la chispa que avive un escenario de combate. A esto se suman los poderes y habilidades de Imë; pues pocos son verdaderamente útiles o muy situacionales, por lo que la experimentación rápidamente pierde sentido. Es más conveniente adherirse a ciertos poderes y trabajar con los más efectivos.

Por último, destacamos que resulta adictivo superar el marcador de tiempo establecido por el juego; sin embargo, es más bien una sugerencia, ya que los incentivos por lograr tal hazaña son nulos. Se trata únicamente de una medalla personal sin repercusiones dentro del juego, por lo tanto, es plausible experimentar desmotivación muy pronto.

Fuera de lo anterior, consideramos recomendar Lysfanga: The Time Shift Warrior si disfrutas los títulos de acción con un toque cerebral. La referencia más cercana es, indiscutiblemente, Hades, el aclamado título de Supergiant Games, aunque sólo consigue llegarle a los talones. No obstante, la lección que se extrae es la historia de éxito de las jóvenes promesas del estudio independiente francés Sand Door Studios, quienes, a pesar de vivir a la sombra imponente de gigantes, han logrado esculpir su propia leyenda con Lysfanga: The Time Shift Warrior.

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