Desde hace tiempo, existe la percepción de que el género FPS está “estancado” con elementos como regeneración de salud, límites de 2 armas y secuencias en rieles que apuestan a una experiencia pulida y épica. Esto termina por aburrir a parte de los jugadores porque caen en los mismos clichés de siempre (te estoy viendo, secuencia de torreta en shooters modernos). Lo que hacía falta era que los desarrolladores de shooters independientes salieran a ofrecernos entregas que al principio parecen emulaciones de juegos clásicos del género, pero después de darles otra ojeada vemos todo su potencial.

Este es el caso de CULTIC, un shooter de arena que toma inspiración de BLOOD y Resident Evil 4 para sorprendernos con un resultado que lo hace una experiencia única. ¿Estas añadiduras funcionan? ¿Se debería intentar arreglar algo que no está roto? Quédate, porque en esta reseña te contamos qué nos pareció CULTIC.

Yo vivo, de nuevo

Lo primero a destacar es que CULTIC fue desarrollado por una sola persona: Jason Smith o “Jazzos Games”, quien programó, escribió y diseñó el mundo de cultistas con elementos sobrenaturales en el que te verás atrapado. Una tarea monumental. La historia es simple: eres un expolicía sin nombre que decide investigar por su cuenta las miles de desapariciones en el área. Eso es todo. Lo único que tienes, además de esa información, es un hacha que encuentras después de despertar hasta el cuello de cadáveres en una fosa común, y muchas ganas de reventar cultistas a diestra y siniestra.

Sabemos que los Boomer Shooters dejan de lado elementos narrativos para enfocarse en el combate rápido y visceral que el género ofrece. El resto de la historia la descubrirás mientras exploras el mapa para encontrar pequeños relatos en forma de notas, que dejaron otros visitantes con menos suerte que tú.

Sabor familiar, pero diferente

CULTIC brilla en su bucle de juego y combate: esos 30 segundos de destrucción que se repiten durante todo el juego. Si bien es un Boomer Shooter, la innovación se ve en las combinaciones que puedes lograr con tu arsenal. Además, hay pequeños ajustes a la fórmula clásica que te hacen preguntar más de una vez: ¡¿por qué a nadie se le había ocurrido algo así?!!! Por ejemplo, mientras en otros juegos tu arma arrojadiza es una granada de fragmentación, un cóctel molotov o cargas de detonación remota, en CULTIC puedes combinar las primeras 2 para crear una explosión que vaporice a los cultistas y deje a los menos afortunados sobrevivientes envueltos en llamas.

Lo mismo ocurre con la pistola. Mientras que en la mayoría de shooters la pistola pierde relevancia en cuanto encuentras una alternativa mejor, CULTIC la mantiene como parte integral de tus herramientas de destrucción. La munición abunda en las arenas de combate, y después de mejorar esta arma, su disparo secundario te permitirá disparar en ráfagas, algo útil para deshacerte de cualquiera que se te ponga enfrente con un clic.

Todo tu arsenal está perfectamente calibrado para ser útil en situaciones distintas: el rifle para distancia media que regularmente recompensará los tiros a la cabeza con unos segundos en cámara lenta; una escopeta de doble barril cuya explosión de perdigones te hace sentir es que el mismísimo John Romero le dio su bendición; el lanzagranadas que puede pintar de rojo un cuarto entero en una fracción de un segundo; un lanzallamas que te sacará de aprietos cuando pierdas terreno, y que será tu última línea de defensa cuando quieras incinerar a todo lo que se te ponga enfrente.

A este bucle de combate se añade la posibilidad de interactuar con elementos regados en el mapa. Por ejemplo, nos quedamos sin balas en el cargador y entonces agarramos los ojos de un cráneo destruido para lanzarlos directamente a un encapuchado, que explotó en un baño de pixeles rojos.

CULTIC incentiva tu creatividad para que uses el entorno y hagas trocitos al enemigo de diferentes maneras. Esto, junto con el diseño de mapas, crea un bucle de juego pulido, visceral y frenético, en donde priorizar objetivos es crucial, y estar atento a tu entorno te salvará la vida. También hay que agregar manejo de inventario, uso de kits médicos en pleno combate, mesas para mejorar armas, técnicas de movimiento para desplazarse más rápido y puzzles que exigen exploración para progresar.

Esta variedad de combate podría ser uno de los problemas al jugar CULTIC, pues aunque muchos crecimos con este tipo de mecánicas en shooters de arena, no es fácil que quienes son nuevos con el género lo entiendan y disfruten rápido y fácil. De hecho, puede ser abrumador, así que un tutorial o nivel para experimentar estas mecánicas y pulir habilidades no estaría de más.

Te imploramos que tengas paciencia con las mecánicas de juego si estás a punto de adentrarte a esta madriguera de conejo. Te prometemos que si cuando refines tus habilidades tendrás la satisfacción de limpiar un cuarto entero en segundos.

El arte de crear pixeles

CULTIC tampoco se queda corto en su presentación. La paleta de colores y estilo pixelado hacen un excelente trabajo en vender el estilo retro. Los sprites de los cultistas, zombies, fantasmas y monstruos te enfrentarás implican una cantidad de trabajo brutal para una sola persona, y el resultado es excelente. Imagina que reventar el cráneo de un cultista y ver el géiser de sangre perfectamente animado es suficiente premio por dar en el blanco, pero el espectáculo sigue en la pantalla en un balance difícil de lograr.

Los barriles, las hojas, las armas y las sillas hechos con pixeles volumétricos (Vóxels) son un viaje nostálgico reminiscente a juegos como Duke Nukem, Shadow Warrior, y por supuesto, BLOOD. Esto nunca nos complicó la vida en las arenas de combate, pues las señales de color, luz, y siluetas de los enemigos son perfectamente legibles en medio del aquelarre.

Sabíamos, por ejemplo, que los cultistas con escopeta usan capas rojas, mientras que sus hermanos con metralletas usan capas negras, mientras que la de los pobres becarios es marrón; éstos sólo tienen un hacha que despide un brillo rojo cuando viene hacia ti, lo que te permite esquivarlas más fácilmente.

El estilo visual y combate frenético de CULTIC hacen pensar que crear secuencias efectivas de terror sería imposible, pero el diseño sonoro entra a cargar el ambiente para ponerte los pelos de punta. Muy al principio del juego estábamos en una caverna oscura y sólo teníamos un encendedor para iluminar el camino. Mientras caminábamos por los pasillos estrechos llenos de vísceras que nos llegaban a las rodillas y con cadáveres colgados del techo, escuchábamos los huesos deshaciéndose a nuestro paso y el eco retumbando en las paredes; de pronto, encontramos un osito de peluche y la nota “BUEN NÚMERO DE BARRILES RELLENOS HOY, MAÑANA HACER MÁS Y MEJORES BARRILES”.

El silencio se rompió con una risa profunda en el eco de las cavernas, seguida por el sonido de una sierra eléctrica y una sombra que corría directamente hacia nosotros. En medio del pánico, pisamos una trampa para osos que nos dejó inmóviles. Apagamos el encendedor, disparamos a la trampa para liberarnos y empezamos a vaciar la poca munición que nos quedaba sobre lo que sea que nos perseguía en la oscuridad. La consistió de una arena circular, con un enemigo que resultó común en el resto del juego, y que nos puso la piel de gallina la primera vez que llegamos a esa parte. El juego está repleto de secuencias de este estilo.

CULTIC utiliza una mezcla de diseño visual y sonoro para moldear la atmósfera adecuada en cada encuentro sin atropellar el ritmo. Cada transición es natural, y el resultado es una combinación de horror y acción muy efectiva.

Un shooter que te deja queriendo más

Iremos al grano. CULTIC es un juego corto. Los 10 niveles, 2 de ellos de peleas contra jefes, nos dejaron con ganas de más. Si bien $10 USD es un buen precio para la calidad y diversión que Jason Smith creó con tanta pasión, nos llevó poco menos de 4 horas terminar el juego en nuestra primera vuelta. Afortunadamente, es sólo el primer capítulo del juego y un segundo viene en camino, aunque no sabemos cuando saldrá. Lo que sabemos es que será DLC, así que tendremos que pagar un dinerito extra cuando salga.

También nos duele mencionar que al final quedamos un poco decepcionados, porque nos deja con un cliff-hanger un tanto atropellado. No entraremos en detalles para no espoilear, pero nos hubiera gustado un cierre menos abrupto. El juego tiene algo de rejugabilidad para diferentes gustos: los cazadores de logros tienen retos que involucran el modo horda; hay coleccionables para quienes disfrutan buscando en cada rincón del mapa; hay tablas de clasificación para los speedrunners; y una dificultad “extrema” para los masoquistas.

Viéndonos exigentes, solo nos encantaría ver un editor de mapas para completar ese sello “Old School Shooter” en los que juegos como DOOM y Duke Nukem han encontrado comunidades muy comprometidas. Poco probable, lo sabemos, pero se vale soñar.

Es claro que Jason Smith, fan de los Boomer Shooter, quería crear un juego del género para los fans. La mezcla casi perfecta entre lo viejo y lo nuevo, y el potencial para crecer hacen de CULTIC un shooter que destaca entre el mar de otras increíbles entregas. En un mercado que necesitaba una bocanada de aire fresco, CULTIC nos demuestra que es posible crear una experiencia frenética, brutal e innovadora, regresando a las raíces del shooter y forjando otro camino para el género.

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