Starfield, la nueva franquicia de Bethesda en 25 años, es una experiencia que sigue fielmente el formato de mundo abierto que convirtió a The Elder Scrolls y Fallout en sensaciones mundiales. ¿Está a punto de ocurrir lo mismo, pero ahora en el espacio? Creemos que sí, porque el llamado a la exploración espacial y a la contemplación de las estrellas despiertan una sensación poderosa de curiosidad innata y anhelo por descubrir lo desconocido. En este sentido, Starfield es poderoso, pero tiene una multitud de problemas fundamentales que evitan que llegue a la perfección.

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Starfield: diálogo y combate

Como un hechizo que te atrapa por horas

Jugar Starfield es como caer atrapado en un hechizo conjurado por Todd Howard y Bethesda Game Studio que dura horas y horas. Los efectos se sienten cada vez que prendes tu Xbox Series X|S o PC y acudes a completar las misiones principales y de facciones, que fácilmente son las atracciones narrativas más fuertes del juego.

Es así como conoces la campaña principal de Starfield, que destaca gracias a la interesante combinación que resultan los miembros de Constelación, un grupo de investigadores, teólogos, empresarios y, sobre todo, exploradores que se reúnen para indagar sobre el origen de unas misteriosas tabletas de supuesto origen alienígena. Te unes a ellos con la tarea de encontrar más y, entre misiones, discutes temas de filosofía, tecnología, exploración espacial y teología. Son un grupo intelectualmente estimulante, lo cual es un gran acierto porque entre el asombroso salto tecnológico que propone la ficción de Starfield, la historia resulta interesante y refrescante. Lo mejor es que las opciones de diálogo son congruentes, elaboradas y variadas; definitivamente, es un grito lejano al declive y la simplicidad mostrada en los diálogos de Fallout 4.

De la misma manera, las misiones de facciones ofrecen momentos memorables, pues son narrativas con sabores alternativos. Sin llegar a ser específicos, las facciones te llevarán a explorar dilemas morales, como elegir entre el deber y la camaradería. La norma en ellas son las decisiones duras, dilemas moralmente ambiguos y elegir el mal menor. No todas llegan a tener un clímax alto, pero en su mayoría son disfrutables.

"El éxito de Starfield se encuentra en la perfección del bucle de juego, que atrapa tu curiosidad con un anzuelo y te recompensa con una aventura

Es en las misiones a pie, explorando bases lunares olvidadas y estaciones espaciales remotas, donde brilla el dominio de Bethesda en el diseño de la narrativa ambiental, pues las locaciones que visitas no solamente están diseñadas funcionalmente, sino que presentan señales de que en algún momento personas las habitaron. Estos vestigios, en la forma de tiraderos y desorden, imprimen un aire lúgubre a las áreas.

Lejos de las misiones principales, es común ser testigo de una conversación, aparentemente inofensiva, o hablar con un personaje al azar en un bar sin descripción, lo cual es un anzuelo a una nueva misión que te invita a visitar un nuevo sistema. Y cuando menos te lo esperas, estás inmerso en una intriga interplanetaria de magnitudes que nunca pensaste.

Dicho esto, las misiones y el resto de las actividades en las que puedes participar se integran orgánicamente en una experiencia cohesiva. Rápidamente es evidente que el formato lleva el indistinguible el sello de Bethesda, uno que se ha perfeccionado por más de 2 décadas. Si bien no alcanza la sofisticación narrativa mostrada en sus años heroicos con entregas como The Elder Scroll III: Morrowind, el éxito de Starfield se encuentra en la perfección del bucle de juego, que atrapa tu curiosidad con un anzuelo y te recompensa con una aventura completa.

Muestra de lo anterior son momentos aparentemente inocentes, pero de suma importancia para establecer la permanencia de tu personaje en el universo. Por ejemplo, durante los viajes y de manera totalmente aleatoria, es común encontrarte con los personajes a quienes ayudaste en algún momento, quienes te saludan y hasta regalan algún detalle. Esta seña nos comunica que nuestros hechos no pasan desapercibidos y se agradecen ampliamente.

Starfield: exploración planetaria:

Asimismo, para complementar la fantasía espacial, puedes personalizar tu nave espacial. El sistema es fácil de usar y te permite conectar componentes como si fueran piezas espaciales de LEGO. Aparentemente, las reglas son sencillas, pero a veces su comportamiento es errático; por ejemplo, cuando conectas diferentes hábitats, no se explica de manera muy clara cómo se van a conectar, lo que resulta en interiores poco estéticos y difíciles de navegar. Fuera de este inconveniente, diseñar una nave espacial es una actividad que te puede atrapar por horas, pues la idea de construir una nave de la cultura pop es un incentivo.

Ya con tu nave bien tuneada, es momento de construir tu propio asentamiento espacial, pero el problema es que requieres materia prima que se extrae de los cientos de planetas que puedes explorar a pie. En este apartado, la exploración planetaria en Starfield tiene muchos defectos; sin embargo, si se evalúa el valor en función de la admiración y el asombro experimentados al llegar a la cima de una montaña y presenciar un amanecer radiante iluminando un valle repleto de formas de vida alienígenas aún por descubrir, entonces la exploración se vuelve verdaderamente invaluable.

La exploración planetaria es un llamado para que nos aventuremos en lo desconocido, a descubrir los secretos del universo. Es una actividad que encarna la curiosidad innata de la humanidad y, sin duda, nos recuerda que tenemos una enorme capacidad de soñar y alcanzar lo inalcanzable. Starfield nutre este sentimiento, sin embargo, a pesar de que hace muchísimas cosas bien, hay otras que frenan de lleno esta increíble experiencia.

Muy lejos de ser un gran viaje

Lo que pasa factura a Starfield es su apartado técnico. Jugamos en PC y tenemos que estar en desacuerdo con Todd Howard cuando dijo que habían optimizado el juego. La realidad es otra. Hay muchísimos problemas de desempeño cuando juegas con el hardware incorrecto, así como funciones básicas que brillan por su ausencia. De hecho, es más alarmante cuando nos damos cuenta de que muchas de estas deficiencias son constantes en la historia de Bethesda y que las cargan desde hace más de 1 década con cada uno de sus lanzamientos. Es más evidente en la página de Nexus Mods, una de las comunidades más grandes de modding, donde los proyectos más populares son los que arreglan detalles técnicos. ¿Cómo es posible que no hayan aprendido lecciones básicas después de tanto tiempo?

"Hubiéramos preferido explorar de manera mucho más profunda 3 o 4 planetas meticulosamente diseñados en lugar de vivir esta monotonía generada proceduralmente"

Asimismo, la presentación en general sufre en gran medida. La falla más notable son las incontables pantallas de carga que, a pesar de ser breves, a la larga suman minutos considerable de tiempo muerto. Lo lamentable es que Bethesda no trata ni se esfuerza en esconderlas. Esto es evidencia definitiva de que las capacidades del motor gráfico de Starfield han sido superadas y provocan que el juego no se sienta como la experiencia de generación actual que debería ser.

Asimismo, los diálogos con personajes merecen su propia mención. Si bien las actuaciones de voz son convincentes, resultado de una buena dirección, lo que se ve en pantalla resulta extraño. Los personajes definitivamente presentan un efecto de valle inquietante, donde en vez de ser entrañables, más bien lucen extraños y desconcertantes. Más bien parecen androides, robots con piel de silicón. Definitivamente, ver personajes tan artificiales destruye la inmersión. Inconscientemente, esto nos obligó a saltar diálogos para terminarlos rápido, quizá para evitar la mirada inquisitiva y de muerte en vida de los personajes.

Starfield: exploración

Otro defecto de diseño está en el balance de juego o, más bien, en la falta de balance. Cuando inicia tu aventura, la norma es sufrir por municiones porque todos los enemigos resisten cantidades ridiculas de daño. Puedes llegar a una base enemiga con 1000 tiros de un arma y salir con apenas un puñado. Sin embargo, conforme se apilan las horas de juego, comienzas a recibir armamento muchísimo más poderoso y es entonces cuando el combate se convierte en trivial.

Lo que destruye completamente la satisfacción del combate es la pobre inteligencia artificial; los enemigos no reaccionan a tus movimientos ni acciones. Sus respuestas son lentas, torpes y dejan mucho que desear. Combatir se convierte en un mero trámite y no en un reto o una oportunidad para expresar tu estilo de juego.

Asimismo, está el elefante en la habitación: los cientos de planetas vacíos. Cada planeta se siente sorprendentemente similar al anterior. De vez en cuando, tropiezas con una vista decente, pero rápidamente el patrón repetitivo se hace evidente en todos los cuerpos celestes: las cuevas son iguales, solo hay 3 plantas diferentes y los puestos de avanzada o instalaciones de investigación abandonados se duplican constantemente. Es común vivir la misma tormenta de arena y lluvia en prácticamente todos los planetas que tienen atmósfera. Hubiéramos preferido explorar de manera mucho más profunda 3 o 4 planetas meticulosamente diseñados en lugar de vivir esta monotonía generada proceduralmente.

Starfield: combate espacial

Lo más desangelado de Starfield es el sentimiento de exploración espacial o, más precisamente, la inexistencia de este sentimiento. Nunca fue posible tomar el rol de un explorador de la última frontera como los miembros de Constelación que supuestamente somos. El culpable principal son las limitaciones en el diseño del juego.

Starfield no está diseñado para ser un viaje, está diseñado para que hagas Fast Travel y esto es una calamidad. Sí, quizá vimos que es posible viajar a Plutón y que te puede tomar hasta 8 horas, pero definitivamente, tomar esta ruta está totalmente fuera de las vías intencionales del juego.

Desafortunadamente, eso ocasiona que la galaxia se sienta diminuta, pequeña. En Starfield no viajas a través de la galaxia, más bien te teletransportas y eso es una gran lástima.

Limitado por sus recursos, pero no por nuestra imaginación

Starfield es épico, es una odisea que te atrapa en un hechizo con sorpresas inesperadas que te mantienen siempre alerta en la búsqueda de una nueva misión. Sin embargo, sus problemas técnicos y de rendimiento empañan la experiencia, además que la monotonía generada proceduralmente en los planetas reduce la sensación de exploración.

A pesar de estos inconvenientes, Starfield es una experiencia que te sumerge en su mundo, te recompensa por tu curiosidad y te hace sentir parte de un universo en constante evolución. Aunque el juego tiene sus defectos, su capacidad para inspirar asombro y aventura lo convierte en una experiencia inolvidable. Starfield se levanta como un testimonio de la persistencia humana y la capacidad de soñar y alcanzar lo inalcanzable en las estrellas.

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