Need for Speed es una de las series más longevas en el mundo de los videojuegos. A lo largo de sus 18 iteraciones ha pasado por todo: juegos de simulación, Arcade, carreras callejeras, en carretera; ha habido entregas excelentes y otras mal logradas, unas con buena música y otras con tracks y sonido ambiental inadecuado. The Run es una nueva versión que mezcla carreras Arcade con acción y aventura.

Eres Jack Rourke (Sean Faris, de Vampire Diaries) y le debes mucho dinero a la gente equivocada, así que necesitas conseguir rápido una buena cantidad y tu amiga Sam Harper (la espectacular pelirroja de Mad Men) tiene la solución: una carrera ilegal cruzando todo Estados Unidos, con una bolsa de 25 millones de dólares para el ganador.

Correrás por caminos y ciudades de Estados Unidos, de San Francisco a Nueva York, y esta será la primera vez que veas en Need for Speed locaciones reales. Cruzarás desiertos en los que la arena te impedirá ver, escaparás de avalanchas de nieve y pelearás en medio del tráfico de varias ciudades.

La premisa de tener una historia suena atractiva en extremo. Los gráficos, cortesía de Frostbite 2, se ven muy sexy, los autos lucen espectaculares, y manejar a más de 350 km/h es un sueño muy emocionante de cumplir. Podríamos decir que es una gran masa que espera ser un pastel que haría de Need for Speed The Run un gran juego. Esa era una posibilidad.

[/p]

The Run o La Travesía, como lo llamaron en español, se divide en diez etapas, cada una con eventos que necesitas terminar siempre en primer lugar antes de poder avanzar. Los eventos son muy variados, desde carreras hasta cruce de checkpoints o batallas contra uno o dos rivales. Incluso cada etapa tiene un boss, de cierta forma, aunque en realidad es sólo una carrera más.

Cada etapa que terminas desbloqueará una serie de desafíos que se corren en las pistas de esa misma etapa. Los desafíos son un set de carreras en diversos modos en las que serás calificado con cuatro posibles medallas que se entregan según el tiempo en el que termines cada carrera, y conforme cumplas los desafíos ofrecidos desbloquearás autos a utilizar en la campaña y los demás desafíos de la etapa.

[/p]

Hay más de 50 desafíos disponibles y obtener la medalla de Platino, el honor más alto y más difícil de alcanzar en cada una, será un verdadero reto; en este modo será en el que pases más tiempo. Y hablando del tiempo, mucha gente ha sacado a flote que la campaña dura dos horas, lo que es una verdad a medias.

El tiempo de carrera de The Run sí es de alrededor de dos horas, pero esto implica ganar todas las competencias en primer lugar y el tiempo no incluye reintentos y las carreras que tendrás que repetir por no haber terminado a la cabeza en primer lugar.

En la historia en vez de darte interacciones o motivaciones para sentirte apegado a Jack, repudiar a sus enemigos o de vivir diálogos y tomar decisiones sobre el destino de los personajes, te enfrentas a una imagen con algo de texto que te dice que la persona a vencer es alguien normal con problemas y alegrías y que debes vencerlo. Así de frío y aburrido.

Cuando corres te sientes increíble, nada se cruza en tu camino y eres amo y señor de la carretera, pero en cuanto la historia se entromete, las cosas se tornan forzadas y te das cuenta de que no era necesario agregar este elemento, un intento mero intento de parte de Black Box de darle otro rumbo a un juego que se limita a ir del punto A al B.

Muchos le tienen miedo a las partes que se desarrollan fuera del auto, a estos Quick Time Events que amenazan con transformar el juego en algo muy distinto al género de carreras. No teman, a duras penas suman unos diez minutos de gameplay en total, pero sí es importante aclarar que The Run es uno de los títulos más difíciles que ha habido en la franquicia.

Otro gran problema en el juego es que pareciera que no hay diferencia entre los autos. Sin importar en cuál corras, los enemigos siempre te alcanzarán, y si son mafiosos encamionetados o policías, te rebasarán aún cuando estés sobre un Bugatti Veyron Super Sport. Es desesperante y muy molesto.