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Cuando nos enteramos de la existencia de este juego, nuestro nivel de expectativa creció rápidamente; imaginar el lanzamiento de un título con una temática similar a la de la película de 1976, donde planeas cuidadosamente asesinatos controlando al hijo de Satán... nos hizo querer jugarlo, en especial durante estas fechas.
Lucius puede catalogarse como un juego de terror y sigilo en tercera persona, en el que controlas precisamente a Lucius, un niño que en su sexto cumpleaños conoce a su verdadero padre: el mismísimo Diablo, quien te pide que le entregues como sacrificio, la vida de los habitantes de la mansión Dante; si lo consigues, te otorgará poderes sobrenaturales. La historia se cuenta a través de cinemáticos después de cada asesinato y la pauta la marca el detective McGuffin, encargado de esclarecer los actos de maldad que cometes, pero no tiene idea de que se trata de un trabajo diabólico.
Los hechos ocurrirán al interior de la mansión Dante, una vivienda enorme con múltiples habitaciones y amplias salas de estar finamente decoradas con cuadros, electrodomésticos, muebles con cajones que puedes abrir y un sinfín de accesorios comunes en cualquier hogar. La sensación de que hay personas viviendo en esos pasillos está bien lograda gracias a este nivel de detalle; encontrarás zapatos en las cajoneras, ropa en las camas de las habitaciones y algo que llamó nuestra atención: una gran cantidad de botellas de vino repartidas a lo largo de la casa.
El juego comienza con Lucius observando a una mucama entrar en un cuarto congelador. De inmediato, a manera de tutorial, el juego te guía para indicarte las acciones que puedes llevar a cabo para cometer los crímenes: tienes una acción dedicada para la interacción con tu entorno, con la que podrás tomar objetos y activar o usar mecanismos en la casa. En este primer caso hay un candado en la mesa que debes usar para cerrar la puerta del refrigerador y dejar atrapada a la mujer. Después del deceso, tendrás que eliminar los rastros de tu presencia, lo que conseguirás al regresar por el candado durante la noche.
Más adelante, después de sacrificar más almas a Satanás, Lucius obtendrá poderes útiles para la progresión en el juego, como la Telequinesia con la que podrá mover, accionar y romper objetos a distancia; el Control mental, para obligar a un personaje a usar algún objeto; la posibilidad de Borrar la memoria para cuando es atrapado infraganti; y finalmente Combustión, con el que podrá lanzar bolas de fuego. Muy satánico.
La forma en que suceden los demás asesinatos sigue un patrón orientado a la exploración: primero deberás encontrar a tu víctima, ya sea recorriendo la mansión o hablando con los NPC, cuyos diálogos te darán pistas para localizarla. Después se actualizará tu diario donde habrá más pistas, pero en caso de que esto no suceda, tendrás que buscar por todas partes mientras escuchas las conversaciones de los habitantes de la casa y también recolectar los items necesarios y combinarlos en tu inventario e interactuar con los mecanismos adecuados.
El problema de lo anterior es que nunca te orientan sobre la acción a seguir, de modo que pasarás largos y frustrantes momentos explorando la mansión tratando de localizar objetos sin saber realmente qué necesitas, aunque también es factible que termines la misión en apenas un par de minutos. Lo peor es que el juego es sumamente rígido, no tienes libertad para experimentar con tus poderes y encontrar formas creativas para llevar a cabo un asesinato; cada problema tiene sólo una solución, lo que resultó una fuerte decepción para nosotros.
Otro elemento a considerar es que Lucius sigue siendo un niño y en ocasiones tiene que cumplir tareas como ordenar su cuarto, buscar más objetos o cepillarse los dientes, lo que hay que considerar como side quests para enriquecer tu experiencia de juego; si cumples estas pequeñas misiones recibirás regalos de parte de tu familia por ser un buen niño, por ejemplo una ouija que te dará pistas metafóricas.
Parte de una buena ambientación recae de manera importante en la banda sonora; lamentablemente, en Lucius la música, en conjunto con la exploración, destruye la inmersión, pues además de ser sumamente repetitiva, no hace aportaciones al contexto. Las 2 únicas melodías se repetirán en un bucle sin sentido. La banda sonora es perfecta en breves instantes mientras estás a punto de cometer un asesinato, pero decimos que destruye la ambientación porque esa misma tonada permanece mientras exploras sin rumbo ni objetivo la mansión.
El aspecto gráfico luce bien pero está pobremente optimizado, de modo que con equipos muy por encima de los requeridos por el juego recomendamos tener un moderado conteo fps al ejecutarlo en el nivel de detalle más alto. En general, sufre grandes caídas de fps cuando necesita dibujar sombras y cuando están presentes muchas fuentes de luz, pero este desempeño podría cambiar con la salida de un parche que optimizara su rendimiento.
Al final del día, Lucius brilla en situaciones donde en un instante de lucidez encuentras la solución al problema, pero no es suficiente para mantenerte interesado, hablando estrictamente de mecánicas de juego; por otro lado, la historia resulta interesante y es justamente lo que podrías esperar de un título que puede estar inspirado en una película de horror paranormal de los 70. Así es como Lucius se posiciona como una opción trivial, pero hasta cierto punto recomendable si disfrutas ese tipo de cine.
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