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Primera expansión del spin-off espacial de la que es sin duda la mejor y más compleja saga de estrategia jamás creada en los videojuegos, Civilization: Beyond Earth - Rising Tide tiene la difícil tarea de brindar nuevas opciones que acerquen a este título a la perfección y diversidad de la serie principal de la franquicia. ¿Lo logra? No completamente, aunque sin duda los nuevos añadidos en lo que se refiere a interacción naval, árboles de afinidad, unidades híbridas y nuevas facciones son siempre bienvenidos en el camino a la perfección que caracteriza a esta franquicia.
Muchas décadas después de la primera oleada de naves colonizadoras que dejaron la Tierra, la nueva humanidad ha perdido las esperanzas. Los pioneros cayeron en violentas luchas sobre los recursos en el nuevo planeta: nuevas facciones han surgido, y en medio del caos el oportunismo se ha mezclado con un implacable deseo de sobrevivir. En medio de la tensión y el escalamiento de conflictos, una misteriosa nave se aproxima a la colonia: ¿amigos, aliados, invasores, un artefacto con tecnología decisiva? Mientras la humanidad se prepara para lo peor, decenas de naves se aprestan para darle la bienvenida a este extraño, ya sea para tenderle la mano... o destruirlo.
Por supuesto, Beyond Earth y su expansión Rising Tide pertenecen al subgénero de gran estrategia o 4X, debido a las cuatro equis que comparte la consigna que define a estos juegos: expandir, explorar, explotar, exterminar. Se trata de la variedad más compleja y profunda de la estrategia electrónica, basado en juegos de tablero con rejilla hexagonal en los que es posible administrar de forma detallada absolutamente todos los aspectos de una civilización: exploración del mapa, explotación de recursos en cada cuadro del tablero, desarrollo de cada ciudad a tu mando, producción de unidades militares y civiles, sistema de puntos de diplomacia para establecer (o incluso forzar) tratados con otros jugadores, micro-management de unidades de guerra con operaciones como flanqueo y distintas velocidades y posibilidades de movimiento dependiendo del terreno y tipo de soldado, y un largo etcétera. Como saben los veteranos, el lema de esta franquicia es: "Un turno más...", y no es mentira, ya que una partida normal de Civilization puede durar fácilmente más de 300 turnos y mantener al jugador pegado a ella durante 4 horas o mucho más, debido al carácter absolutamente detallado e inmersivo de sus mecánicas.
La variedad más compleja y profunda de la estrategia electrónica
Ahora bien, ¿añade esta expansión algo significativo a la franquicia que usualmente ofrece la experiencia estratégica más compleja y poderosa jamás creada en los videojuegos? Bueno, en primer lugar tenemos 4 nuevas facciones para unirse al elenco de civilizaciones humanas "post-error", es decir, supervivientes del desastre de la civilización terrícola. En esta ocasión, tenemos cuatro nuevos "patrocinadores" de la colonización: Al Falah, nómadas descendientes de las civilizaciones petroleras del Medio Oriente, dirigidos por la voluntariosa princesa Arshia Kishk; el conglomerado de naciones atlánticas North Sea Alliance, al mando del fanfarrón pero poderoso Duncan Hughes; el movimiento de reconstrucción ecologista INTEGR, al mando de la progresista alemana Lena Ebner, y Chungsu, descendientes unificados de la península de Corea que mezclan el tecnocapitalismo del Sur capitalista con el implacable absolutismo político y la intriga del Norte comunista, dirigidos por el maquiavélico Han Jae Moon.
La segunda y más importante novedad es el lugar que el mar ocupa en esta expansión. Ahora podrás construir ciudades flotantes que pueden cambiar de lugar en cualquier momento, añadiendo posibilidades estratégicas de gran importancia y mayor rejugabilidad. Además de las ciudades, las unidades marinas han sido mejoradas y diversificadas, con la división entre barcos de bombardeo y barcos de abordaje, además de los siempre peligrosos submarinos. Asimismo, más criaturas marinas se unen al elenco, como las plagas hidracorales y el poderoso anfibio Makara, una pesadilla en la parte inicial del juego. Otra novedad son 2 biomas extras: mundos primordiales con actividad volcánica y mares ancestrales como los de los tiempos de Pangea, y mundos terminales de la era de hielo.
En cuanto a mecánicas propiamente dichas, esta expansión añade un sistema híbrido de afinidades para generar más tipos de unidades. Es decir, en el original tenías las afinidades de pureza, para los nostálgicos de la tierra, supremacía, para los imperialistas carismáticos, y armonía, para los amantes del ecosistema (y de los monstruos mascota). Ahora es posible no sólo especializarte en varios caminos a la vez sino que dichas afinidades se reflejan en las unidades que puedes construir, diversificando bastante el árbol de unidades en el endgame a diferencia de otras entregas de la saga. El juego también añade un sistema dinámico de características o traits para los líderes: gracias a los nuevos atributos de miedo o respeto y al sistema de puntos de la diplomacia, es posible que tu líder político obtenga perks cruciales durante la partida, como mejor salud para sus ciudades, ahorro de energía y un largo etcétera.
Rising Tide incluye un sistema de diplomacia más sofisticado que la entrega anterior, con la posibilidad de crear academias de espías, tener mejores bazas a la hora de negociar y usar de manera más eficiente tu capital político. Por último, un nuevo sistema de artefactos, en el que puedes obtener y combinar reliquias y artefactos abandonados en el planeta para obtener nuevas tecnologías y unidades otorga una mayor importancia a la exploración y nos ofrece la decisión de usar de inmediato sus beneficios o combinarlos para lograr efectos misteriosos.
Ahora viene la hora de la verdad: ¿Es Rising Tide una expansión significativa para la saga? La respuesta es... algo mixta. Civilization nunca ha dejado de ser glorioso: es simple y llanamente la más grande experiencia estratégica jamás creada en los videojuegos, y sus mecánicas son tan sólidas y tan probadas que es posible reprocharle poco. Sin embargo, en algunas cosas Rising Tide se queda corto. Por ejemplo, su contraparte Civilization V sigue teniendo opciones mucho más versátiles gracias a todas sus expansiones: congresos mundiales, diplomacia más versátil y por supuesto muchas más facciones. Por otro lado, ciertos problemas de su iteracion anterior se conservan: el uso de unidades alienígenas sigue siendo inútil a mi parecer, ya que son fácilmente sobrepasadas por sus equivalentes modernos; la presencia de miasma da un ritmo indeseablemente lento y tedioso a los movimientos militares (y no es muy recomendable limpiar esos cuadros a pocos metros de una base de bombardeo enemigo); mientras que las facciones y sus líderes son completamente carentes de carisma y resulta imposible identificarse con ellas, a diferencia de los caricaturescos y geniales líderes políticos del original. Por último, el árbol (o más bien rizoma) de tecnologías es completamente caótico y despistará a muchos, aunque bueno, quizás el futuro será así de confuso para los primitivos hombres del siglo XXI...
Civilization: Beyond Earth - Rising Tide todavía no aporta lo suficiente para dejar de estar a la sombra de su hermano "terrícola", pero sigue siendo una experiencia de estrategia muy sólida. Es sólo que todavía no se justifica como algo más que una especie de mod de la serie. En resumen, no se trata de un juego espectacular por sí mismo, pero sí de una piedra más en el camino a la perfección que caracteriza a la gran serie de estrategia de Sid Meier. Recomendado para los completistas que ya tenían Beyond Earth, pero quienes para busquen introducirse a la experiencia recomendamos Civilization V y sus expansiones para ver la magnificencia de esta perfecta criatura de la simulación política. Aceptable.
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