The Flame in the Flood PC

Irrational Games, el estudio responsable por el legendario BioShock, dejó de existir hace un par de años, pero sus antiguos miembros siguen muy activos y para muestra, The Flame in the Flood, título independiente financiado vía Kickstarter, estuvo disponible ayer en el booth de Xbox.

Resulta un poco complejo describir una propuesta como The Flame in the Flood, tan es así que ni los miembros del estudio The Molasses Flood son capaces de sintetizarlo con sencillez. El estilo artístico es responsabilidad del mismo diseñador que estuvo detrás de algunas iteraciones de BioShock, pero la estética guarda más similitud con la de libros infantiles que con los mencionados títulos distópicos. Hablamos de contornos geométricos un poco abultados y trazos como coloreados a mano.

Las mecánicas de juego, por otro lado, son una mezcla entre exploración, acción y supervivencia; todo con perspectiva isométrica.

En The Flame in the Flood adoptas el rol de una joven que debe sobrevivir en diversos escenarios salvajes americanos, tales como bosques y ríos rápidos, pero la estructura es inusual. Arrancas el juego, subes a una balsa en compañía de tu perro y, mientras navegas, te topas con islotes explorables donde looteas toda clase de materiales, desde agua sucia hasta hilos, raíces, cuerdas, palos, etcétera. La parte ingeniosa es que esos elementos sirven para craftear herramientas útiles para hacer frente a los riesgos del mundo; uno que por cierto está abandonado luego de una especie de desastre desconocido.

Hasta aquí, la dinámica puede sonar un tanto ordinaria, pero no lo es. Para empezar, si mueres, empiezas desde cero, y el juego tiene una duración que excede las 3 horas, así que, en palabras de la diseñadora que nos acompañó: "son 3 horas muy desafiantes de peligro y supervivencia" que muy pocos verán llegar a su conclusión.

Pero para ilustrar mejor la mecánica de juego, digamos que luego de explorar un par de islotes, me topé con un lobo. Ante tal situación, hubo un par de rutas a seguir, o ahuyentarlo gritando ―lo cual sólo es efectivo las primeras ocasiones― o, recoger un conejo y arrojárselo para distraerlo... así es, un conejo. Y esto me lo dijo la desarrolladora después de que morí por primera vez. Vi conejos corriendo por aquí y por allá, pero jamás se me cruzó por la cabeza la idea de capturarlos y usarlos de esa manera.

Otra situación de riesgo fue la deshidratación. La protagonista tiene varios niveles biométricos, como hidratación, cansancio, enfermedad, frío, etcétera, y quedarse sin agua es problemático, así que decidí beber una de las botellas que había encontrado, consciente de que la etiqueta decía "agua misteriosa". Pues bien, el "agua misteriosa" me dio disentería que pude haber evitado hirviéndola.

Y transitar entre islotes o penínsulas tampoco es tarea fácil, pues el gran río que sirve como hub central para el juego tiene trechos salvajes que pueden volcar el navío de la protagonista, obligándola a nadar a la orilla. Esto me pasó una vez, estando cerca ya de la costa, pero no sé qué hubiera ocurrido de haber estado en una zona más alejada o profunda, tal vez la muerte hubiera sido el destino y hubiera necesitado reiniciar.

Mi sesión de juego fue breve, pero me llevé la impresión de que The Flame in the Flood era un juego con identidad; uno desafiante y, en esencia, distinto a cualquier otra cosa allá afuera.

La diseñadora que nos explicó el juego afirmó que habrá una especie de Beta para PC más adelante este año; señaló también que estaría disponible en Xbox One, pero reconoció desconocer la fecha en la que hará su debut definitivo.