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Dragon Quest es una franquicia muy querida por el público japonés y un JRPG que ha probado otros géneros. Junto a Final Fantasy, se consolidó como uno de los mayores referentes de la industria y su renombre llega hasta la fecha. A pesar de mantener un perfil clásico que se ajusta a las nuevas generaciones, su concepto y personajes han probado suerte con otros formatos. El trazo de Akira Toriyama se ha convertido en un sello característico, y las criaturas que habitan su mundo también son piezas clave de su éxito. El objetivo de Dragon Quest Treasures es permitirnos explorar, unir monstruos a nuestras filas y encontrar tesoros; así de simple. Lo entretenido es la ejecución y la manera en la que poco a poco hay más factores que complican la aventura. Se trata de un juego que aprovecha el legado de Dragon Quest para entregarnos una aventura que nos mantendrá entretenidos por horas.
Un historia simple, pero llena de riquezas
Todo comienza con la mirada de Erik y Mia en su infancia, personajes que conocimos en Dragon Quest XI. Los pequeños hermanos viajan en un barco con una banda de vikingos que los mantienen en su tripulación en contra de su voluntad. La meta de los protagonistas es escapar del barco, aunque siempre los descubren. Para su fortuna, todo cambia cuando conocen unas misteriosas criaturas que los llevan a una isla donde hay una dagas únicas en su tipo. Al encontrarlas, Erik y Mia activan un portal que los lleva al mundo de Draconia, una tierra llena de riquezas, donde deberán conseguir 7 piedras sagradas para las criaturas mágicas que los salvaron, y, al mismo tiempo, cumplen su sueño de encontrar tesoros.
Desde el principio se nota que la historia no es el fuerte del juego, pues hasta los personajes peculiares pasan a segundo plano. Incluso el desarrollo de los hermanos es prácticamente nulo, todo se limita a cumplir con lo que les piden los desconocidos. Eso sí, parece que en este mundo lo más importante son los tesoros y acumular riquezas.
El tema de los tesoros va más allá del título y tiene su encanto. Lo primero que debemos hacer es salir en expediciones por las islas de Draconia para explorarlas, lo que da un toque de mundo abierto. Cada misión tiene sus objetivos, pero los tesoros son una prioridad especial. Para llegar a ellos tenemos una habilidad especial para detectar la ruta hacia tesoros ocultos a través de una brújula. Una vez que estemos cerca, se nos darán pistas desde los ojos de nuestros monstruos por medio de una imagen. Esta fotografía nos ayudará a ubicar el cofre que buscamos pero no de forma exacta. Lo curioso es que la visión de cada monstruo cambia, según su raza. Por ejemplo, la imagen que genera un slime es clara, pero con poco detalle, mientras que un dientes de sable verá una zona más amplia pero con efecto de blur. Otro caso son los dragones, que verán la imagen con una capa de prismas y los demonios ven las cosas en blanco y negro.
Estas características pueden afectar un poco la búsqueda, pero si ponemos atención a los detalles no tendremos problema. También hay tesoros a la vista de todos, pero habrá que buscar por nuestra cuenta.
Hay un número limitado de cofres que podemos llevar, y esto va relacionado con la capacidad de cada monstruo. Al final de la misión se abrirán todos nuestros tesoros para valuarlos y así subir el nivel de la banda de cazatesoros. Esto es importante porque es un requisito para seguir avanzando en el juego y abrir más misiones. En nuestro recorrido también debemos cumplir otros objetivos, como encontrar a los encargados de las estaciones en cada isla para abrirlas y tener diferentes puntos de partida.
En cuanto a la exploración, me gustó que las habilidades de cada monstruo dependen de su especie. Esto nos ayudará de diferentes formas; por ejemplo, los slime nos permiten alcanzar lugares altos. Los monstruos voladores nos ayudan a planear por los aires y hay algunos que se pueden usar como monturas para avanzar más rápido. Todo afecta directamente el ritmo del recorrido y tendremos que contemplarlas al momento de salir a una expedición. Tener estas habilidades da variedad al juego y lo vuelve más divertido.
El tiempo es dinero
Otro acierto es que no haya batallas al azar ni por turnos para que los recorridos sean dinámicos y no perdamos tiempo con pantallas de carga o transiciones. Si nuestra prioridad es llegar a otro lugar o queremos evitar monstruos más fuertes bastará con ignorarlos y seguir nuestro camino.
También vale la pena reconocer la libertad para jugar a nuestro ritmo, ya que los mapas no son lineales. Podemos avanzar libremente mientras consultamos el mapa y visitar las 5 diferentes islas. Cada región es bastante amplia y tiene un ecosistema diferente, por lo que encontraremos arena, lava y nieve. Realmente se siente bien recorrer un camino no trazado mientras enfrentamos monstruos y buscamos tesoros. El juego nos mantendrá entretenidos con algo que hacer en todo momento.
Esto mejora con el tiempo porque se van sumando nuevas mecánicas, como las bandas que tratan de emboscarnos mientras conseguimos muchos tesoros. En ocasiones conseguiremos tesoros rápidamente, pero esto no pasará inadvertido, así que veremos una alerta cuando alguien nos tenga en la mira. Si seguimos avanzando pronto se nos avisará que la banda está cerca y en breve seremos atacados. Al llegar, los enemigos comenzarán una batalla y si logran derrotar a un aliado los tesoros quedarán en el piso. Tendremos la oportunidad de recuperarlos en plena batalla, pero si los ignoramos los ladrones aprovecharán para robarlos y huir con ellos. Este sistema se adapta bien a la naturaleza del juego y en ocasiones hace las cosas realmente difíciles. En resumen, no hay que confiarse porque si estas situaciones llegan cuando estamos en otra batalla será muy difícil salir ilesos.
Otra cosa a considerar es que nuestra base de operaciones concentra todo en un solo lugar. Aquí podremos reclutar nuevos monstruos después de ganarnos su confianza y pagar el precio que piden. Cada criatura solicitará diferentes materiales que deberemos robar o recolectar en las islas.
En este espacio también podremos hacer equipos de expedición para conseguir recursos. Veremos los resultados después de algunos minutos en tiempo real y podremos enviar más equipos de monstruos mientras subimos de nivel. También habrá un espacio para presumir nuestros mejores tesoros, lo que aumentará su valor. Tener tantas riquezas a la vista provocará que otras bandas de ladrones nos busquen para robarnos, y tendremos que detenerlos. Cuando esto ocurra, habrá un aviso que nos indicará la invasión y podremos prepararnos para entrar en batalla contra los enemigos. Si nos derrotan o ignoramos la alerta podemos perder valiosos tesoros que nos restarán puntos de prestigio. Lo importante es acumular riquezas para seguir avanzando, así que lo mejor es luchar para conservar nuestra fortuna.
Por si fuera poco, la guarida tiene un secreto que se irá revelando mientras avancemos en el juego. En cada piso encontraremos un portal que nos llevará con hordas de enemigos y al final enfrentaremos un jefe. Estas batallas son divertidas, y si vamos con el nivel adecuado será fácil superar cada cuarto y el reto con el enemigo final. Cuando superemos estas etapas se abrirán misiones principales para conseguir las piedras sagradas que estamos buscando.
Finalmente tenemos las misiones secundarias que nos ayudarán a montar nuevas tiendas o conseguir más tesoros y dinero. Hacerlas es opcional y hay de varios tipos, pero es recomendable verificar cuales hemos completado para cobrar nuestras recompensas.
Slime, yo te elijo
Uno de los aspectos más agridulces de Dragon Quest Treasures es el sistema de batalla. Es simple y fácil de entender porque lo único que podemos hacer es esquivar, atacar con combo único y tratar de robar ítems a los enemigos. Hay un par de habilidades que funcionan de forma interesante. La primera es la resortera, una herramienta que permite pasar a modo en primera persona para lanzar proyectiles. Este sistema sustituye el uso de magias, ya que además de generar daño tiene otros efectos como curar a tus aliados o provocar estados alterados en el enemigo. El problema con la resortera es que además de frenar la acción tendremos que pasar por un menú para elegir el ataque que necesitemos. Normalmente hay mucha acción en pantalla y al hacer esto se frena todo de golpe. Debo confesar que al principio odiaba usarla pero más adelante me pareció muy útil para mantener la salud de mi equipo. Fuera de eso, sólo la aproveché como recurso de emergencia para mantener distancia.
Los monstruos se mueven por cuenta propia. Las 3 criaturas que nos acompañan atacan con su propia estrategia, lo único que podremos hacer es reagruparlas o motivarlas para atacar. También tendremos una barra adicional que podremos aprovechar para usar un ataque especial que genera mucho daño y tiene una animación única. También podremos usarla para Erik o Mia, lo que aumenta su velocidad y daño por un breve periodo.
Listo, eso es todo lo que necesitas saber para jugar Dragon Quest Treasures. Honestamente, creo que es una buena idea hacer las cosas más sencillas para quien busca jugar algo distinto, sin árboles de habilidades, estrategias complicadas o menús llenos de ataques. Por otro lado, usar distintas criaturas que nos acompañen en todo momento es bueno, pero me hubiera gustado tomar el control del monstruo, algo así como el sistema de Ni no Kuni: Wrath of the White Witch.
También debemos considerar que Dragon Quest Treasures es, en esencia, un JRPG. Esto quiere decir que hay elementos del género que están presentes en todo momento. Por ejemplo, el HP y MP; este último podremos usarlo para recuperar vida y nuestros monstruos para usar sus habilidades. Estos parámetros pueden mejorar con el uso de medallas que obtendremos como recompensas o por vencer enemigos. Las medallas tienen diferentes mejoras, hay de muchos tipos y es sencillo utilizarlas. Sólo hay que equiparlas para que las estadísticas aumenten un poco. Aunque subiremos de nivel y nuestros monstruos aprenderán nuevos ataques, no habrá que equipar armas u otros ítems. Al entrar a cada integrante del equipo veremos sus datos de forma detallada pero no será posible hacer cambios o aprender nuevos ataques. Como decía, esto me parece un acierto porque no es un RPG clásico, pero mantiene algunos aspectos para recordarnos de donde viene.
Por último, hablaré de lo adecuado de la dificultad. A pesar de que está regulada por un sistema de niveles, también es progresiva dependiendo de cuando nos sumerjamos en cada región. Me refiero a que mientras avanzamos encontramos monstruos cada vez más fuertes. Si decidimos atacar a un monstruo con mayor nivel, es probable que lo venzamos, pero si hay un grupo de enemigos poderosos seguramente nos harán pomada. La escala me parece adecuada y mientras más jugamos este ajuste se mantiene, aunque es cierto que si subimos mucho de nivel, los enemigos débiles comenzarán a sentirse como un estorbo.
Dragon Quest Treasures incluye algunas funciones online muy sencillas. Es una especie de intercambio con otros jugadores donde habrá que buscar algunos tesoros de otros jugadores. También podemos enviar a nuestros monstruos a visitar otras guaridas pero no existe una interacción directa. Hacer esto da algunas recompensas, nada más.
En cuanto al apartado técnico, hay buenas y malas noticias. Los mundos son muy coloridos y los monstruos lucen muy bien. Representar bien a estos monstruos es importante porque son parte de la identidad de Dragon Quest. Esta parte cumple y el desempeño en general es bueno, y aunque en ocasiones la velocidad bajó súbitamente, no tuve mayores complicaciones. El problema real son las texturas en los escenarios, ya que se ven borrosas y con poco detalle. Además de esto, algunos elementos cargan lentamente y aparecen de pronto, pero no me parece algo grave.
Sobre el apartado sonoro, hay decisiones que me parecen algo extrañas. La primera es que los integrantes de nuestro equipo tienen voz, y aunque no hablan constantemente, emiten sonidos. Pueden ser gritos, gruñidos o hasta gemidos, y en muchas ocasiones llega a ser algo molesto o hasta incómodo tener presentes estos ruidos todo el tiempo. Esto depende de cada monstruo y es posible acostumbrarse sobre la marcha. Con la música ocurre algo raro y supongo que no es intencional. Mientras estaba jugando noté que de pronto todo quedaba en silencio; en medio de la batalla sólo se escuchaban los gritos y sonidos del juego. Más adelante la música volvió pero quedé con la sensación de que esto ocurre al azar. Es raro, ya que la música de Dragon Quest es muy buena y en este juego podemos escuchar varias melodías clásicas.
El verdadero tesoro es la diversión
Dragon Quest Treasures es un buen spin off que te mantendrá entretenido por muchas horas. La introducción del sistema de tesoros da un enfoque diferente a la franquicia y consiente a los fanáticos con referencias que reconocerán al instante. Es un juego que te mantendrá ocupado con su buen ritmo, aunque peca de simpleza a la hora de entrar en batalla. Sus problemas técnicos son otro aspecto que no lo deja destacar y llega a ser repetitivo después de un tiempo. Aun así, Dragon Quest Treasures cumple al ser divertido y puede mejorar en el futuro.
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