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Los videojuegos son la forma perfecta de presentar historias hasta donde la creatividad del desarrollador lo permita. Mothmen 1966 aprovecha las bondades de la novela gráfica para transportarnos al pasado con características propias de la literatura pulp. Este tipo de publicaciones fueron populares hace algunas décadas y trataban de poner al alcance de todos historias de ficción que llegaban a ser alarmistas. El horror y la ciencia ficción eran ingredientes comunes en sus páginas y es justo lo que Mothmen 1966 intenta recrear con su apariencia y formato, para que sientas que estás jugando en un monitor monocromático.
Mothmen 1966 forma parte de una trilogía llamada Pixel Pulps, que tiene las características que dijimos, y las traslada a un formato más o menos interactivo. Éste primer título fuencreado por el escritor argentino Nico Saraintaris en colaboración con el artista Fernando Martínez Ruppel. Mothmen 1966 es un primer acercamiento a lo que podemos esperar en el futuro. Estamos seguros de que el juego le gustará más a quienes disfrutan los cómics y la literatura de ciencia ficción.
La historia de Mothmen 1966 parte de un hecho que supuestamente ocurrió en la vida real, en donde una pareja tuvo un avistamiento de una extraña criatura alada con apariencia humana y cabeza de polilla. Mothmen 1966 nos acerca a una representación de aquellos hechos desde 3 miradas distintas. A lo largo de 10 capítulos seguimos la historia de una pareja que se dirige a disfrutar las Leónidas, una lluvia de meteoros que ocurre cada 33 años. Al mismo tiempo, el dueño de una gasolinera es interrogado por los hombres de negro, mientras un investigador busca pistas sobre el avistamiento de extrañas criaturas voladoras.
Estas historias se entrelazan y así, llegar al final del relato. Esto es muy sencillo, ya que la mayoría del tiempo tienes que leer y apreciar las imágenes en tonos verdes y negros que aparecen en pantalla. También habrá algunos momentos en los que deberás tomar algunas decisiones que no afectarán la historia, pero si eliges mal verás la pantalla de Game Over y tendrás que elegir otra vez. La función de esta mecánica es simular que la historia puede tomar otro rumbo, pero no es así.
La otra parte es la interacción a través de minijuegos, donde deberás responder correctamente o, como ocurre con las decisiones, el juego te hará saber que te equivocaste y tendrás que intentar de nuevo. Este tipo de interacciones son poco comunes y se limitan a elegir entre opciones múltiples. Es más bien una forma de mantenerte atento a la historia, más allá de sentarte a leer y disfrutar las imágenes.
A pesar de la interacción extremadamente limitada, esta obra de ciencia ficción se lleva muy bien con la atmósfera sombría y los tonos monocromáticos en pantalla. Si Mothmen 1966 logra captar tu atención, será fácil seguir hasta el final y descubrir que el misterio del hombre polilla es algo más grande de lo que crees. Y es que, aunque la narrativa aspira a provocar momentos de tensión, el guion da giros que cambian la lógica de la historia para mantenerte interesado.
De hecho, me gustó la relación de la pareja y las situaciones que enfrentan para llegar al mirador. Lo mismo ocurre con los demás personajes, aunque con menos fuerza. El ritmo se mantiene de principio a fin con algunos toques de humor y situaciones incómodas que se complementan con sonidos fuertes y ruido blanco que predisponen a la sorpresa. El lado negativo es que la historia se tuerce tanto, que raya en lo disparatado y convierte la mística del hombre polilla en algo aún más absurdo. Este giro tan abrupto es parte de la naturaleza de los pulp, pero se resiente más al tratarse de un videojuego.
Sobre el sistema de juego hay poco que decir, pero se nota que de manera voluntaria se simula la interfaz de una computadora obsoleta para nuestro tiempo. Además de la parte estética, tendrás que mover un cursor para seleccionar la opción deseada. El juego carece de un puntero, así que todo el tiempo tendrás que moverte con el cursor por un sinfín de opciones a través del pad. Esto provoca que en los pocos momentos de interacción llegue a ser algo fastidioso, y se nota aún más al intentar probar el único juego en forma: el solitario. Es un guiño al pasado que pasa a ser una curiosidad y se puede omitir para continuar con la historia y jugarlo después... si quieres.
Finalmente, vale la pena hablar del apartado técnico. Visualmente, Mothmen 1966 me gustó, sobre todo porque las imágenes ayudan a dar un toque oscuro a la historia. Las reacciones exageradas y los momentos de violencia llevan impregnados un toque de rojo pixelado que remarca la sangre o los ojos de las criaturas. La decisión de aprovechar los pixeles y el monocromo es acertada y se adapta de forma natural a los relatos. Me gusta que pueda contarse mucho con sólo unos cuadros de animación o, incluso, imágenes fijas.
En cuanto al sonido, hay algunas melodías en 8-bits como acompañamiento y también algunos golpes sonoros que entran de pronto, lo que ayuda a generar un sentimiento de inquietud o tensión. La historia es completamente silente, así que tal vez las voces de actores hubieran ayudado; sin embargo, creo que se descartó por el concepto retro del juego.
Mothmen 1966 es una buena opción para probar algo nuevo y adentrarte en el mundo de las letras a través de los videojuegos. También cumple con transportarte al pasado a través de historias simples pero bien contadas que te mantendrán entretenido por un rato. Considera que no es un juego tradicional y pone mucho énfasis en contar una historia a su modo. Su simpleza provoca que por momentos quieras dejar de jugar a pesar de su corta duración —en total, una hora más o menos—. Tal vez un sistema con más libertad o elementos por descubrir hubieran hecho que el juego captara la atención de quienes buscan más acción que sentarse y leer. Es un buen primer intento que puede mejorar y puede ampliarse con más historias de este tipo, pero ofreciendo más opciones que provoquen curiosidad en el jugador. Si te llama la atención y estás suscrito a Xbox Game Pass, puedes darle un vistazo, ya que se encuentra disponible en su catálogo.
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