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Daemon X Machina llega al Nintendo Switch para llenar ese vacío en los corazones de todo fan de los mechas. Ya saben, esos robots gigantescos que pueden ser tripulados para volar por el espacio, usar armas increíbles y pelear contra criaturas interestelares para alcanzar la paz universal.
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Nos referimos a un género que ha alcanzado su clímax en la animación japonesa con series como Macross, Evangelion y Mazinger Z, pero también se ha abordado en los videojuegos con buenos y malos resultados. Este aterrizaje en los mundos virtuales ha sido breve, es decir, no existen tantas opciones en el mercado que puedan satisfacer nuestras ganas de subirnos a un mecha y destrozar a diestra y siniestra lo que se ponga a nuestro paso.
Marvelous fue la compañía encargada de traer Daemon X Machina al Nintendo Switch luego de demostrar su experiencia en God Eater 3, otro título con diseño al mero estilo anime, lo que demuestra su experiencia con este tipo de estética. Daemon X Machina nos prometió mucho desde el principio, sobre todo si recordamos el trailer mostrado en E3 2018 donde veíamos el movimiento veloz y dinámico de los personajes mientras eran atacados por robots de todos tamaños. El reto de cumplir con las expectativas de los fanáticos no era tarea sencilla.
Daemon X Machina nos prometió mucho desde el principio, sobre todo si recordamos el trailer mostrado en E3 2018
La confianza en este proyecto fue en aumento al saber que el productor era ni más ni menos que Kenichiro Tsukuda, quien también fue parte del equipo de Armored Core, saga del género mecha que logró ganarse un lugar en el gusto de los jugadores. Alcanzar el estándar al que nos acostumbraron títulos como Zone of The Enders 2: The 2nd Runner era el verdadero reto y al mismo tiempo definir su identidad con un juego de calidad. ¿Lo habrán logrado? Acompáñanos en esta reseña para enterarte de todos los detalles.
LEVEL UP súbete al mecha
Desde el principio Daemon X Machina nos bombardea con una fórmula ya probada en las series de animación japonesa. Me refiero a la típica historia donde el mundo en el que habita el protagonista se colapsó y nuestro héroe será el único capaz de enfrentar al enemigo. En esta ocasión todo ha quedado derruido tras la caída de la Luna, este hecho ha generado que un extraño fenómeno corrompa a las máquinas y éstas tomen control sobre sus acciones, estos seres inteligentes se conocerán desde ese día como Immortals. Ante tanta tragedia, los sobrevivientes del planeta se han convertido en Outers, mercenarios que seguirán las órdenes que les sean asignadas por el grupo Orbital a través de Four, una inteligencia artificial encargada de autorizar las misiones, proporcionarnos información adicional y acompañarnos como mediadora durante toda la aventura. Como te podrás imaginar la historia termina siendo predecible y, aunque, propone giros de tuerca la verdad no encontrarás muchas sorpresas.
Por otro lado, la idea de encontrar aliados y enemigos en los grupos de mercenarios puede resultar interesante, sobre todo porque hay muchas conversaciones entre los personajes y todos los diálogos están acompañados de voz con la opción de elegir entre japonés e inglés. En cuanto al protagonista no podemos decir mucho, ya que se limitará a ser un avatar mudo que se irá adaptando al desarrollo de la historia.
Acción, velocidad y una cámara de otro mundo
Para comenzar crearemos un personaje. Podremos elegir su género, rostro, forma de los ojos, color de piel, peinado, y otras opciones de una forma limitada. Después de presentarnos el panorama al que nos enfrentamos entraremos en la primera misión donde conoceremos las funciones básicas de nuestro mecha o como es conocido en este mundo, Arsenal.
Desde que tomamos el control podemos sentir que el movimiento del robot es bueno aunque no se siente tan ágil como nos hubiera gustado, además, el uso de armas es más bien mecanizado al tener una mira semiautomática que no fija al objetivo. Esto quiere decir que todo el tiempo tendremos que estar lidiando con stick derecho para intentar alcanzar al enemigo, perdiéndolo de vista en más de una ocasión y como consecuencia recibiremos daño innecesario. Creemos que esto es un problema de planeación bastante grave porque afecta de lleno la experiencia de batalla.
"Es un problema de planeación bastante grave porque afecta de lleno la experiencia de batalla"
Para derrotar a los enemigos tendremos a nuestra disposición pistolas, bazucas, escudos, rifles y sables láser, esta última fue el arma que más nos emocionó, pero al probarla nos sentimos decepcionados. Tenerla equipada hace que los ataques sean más dinámicos pero la animación es siempre la misma, sin variedad de combos y tampoco se ve tan espectacular como en otros títulos, el único acierto es el choque entre espadas que luce bastante bien, por lo menos las primeras veces.
Además de las opciones de ataque principales podremos usar equipo de apoyo con misiles dirigidos, láser y otras armas que llevaremos en el hombro. Todo nuestro equipo lo elegiremos en el Hangar donde podremos asignar un arma en cada mano, dos más adicionales en la espalda y equipo auxiliar. En este espacio también cambiaremos las piezas a nuestro Arsenal, elegir el color de cada parte a nuestro gusto y ponerle calcomanías si así lo deseamos. Es grato ver que todos los cambios y armamento se reflejan en el personaje y no se limitan a presentarnos una mejora de estadísticas simplemente.
Ni el espacio exterior se salva del capitalismo
Desde el inicio pasaremos la mayoría en el tiempo en un lobby donde podremos elegir misión, entrar en modo multiplayer y otras opciones para mejorar a nuestro avatar. Después de un rato notarás que el desarrollo del juego depende de las misiones. Cada vez que inicia una misión el juego sigue el mismo orden, nos presentan lo que tenemos que hacer, sigue una conversación entre los personajes o cinemática en tiempo real, pantalla de carga, terminamos la misión, regresamos al lobby y esto se repite una y otra vez, hasta terminar el juego. Un problema de narrativa que hace que todo ocurra más lento y se vuelva repetitivo después de un tiempo.
Hablando de repetitivo, las misiones son muy similares, tendremos que destruir un objetivo, proteger alguna carga o escapar de alguna zona, lo que salva el juego son los jefes donde nos complican las cosas y de cierta forma sube la dificultad, sin embargo, esto no ocurre mucho durante las misiones principales.
Las misiones se dividen en categorías a partir del Rango E, conforme avanzamos se irán desbloqueando más rangos y como imaginas todo se hará más complicado. La curva de aprendizaje depende de que tanto nos vayamos adaptando a todos los elementos del control, es decir, ataques, uso de armamento, cámara y el femto. Esta última opción nos proporciona modos donde podemos elegir si queremos más defensa, ataque, movilidad, además de poder usar un clon holográfico que distrae al enemigo y nos ayuda a atacar.
Al terminar cada misión se nos recompensará con dinero que podremos utilizar de diferentes formas. La primera es mejorar las habilidades de nuestro Outer y Arsenal. Para esto visitaremos el laboratorio donde tendremos a nuestra disposición un diagrama en el que iremos desbloqueando mejoras. Hay diferentes diagramas asignados a las partes del cuerpo del avatar donde podremos mejorar a nuestro personaje pero también a nuestro mecha. Justo al lado también podremos visitar la heladería. Al comprar un helado conseguiremos mejoras temporales que iremos descubriendo al probar todas las combinaciones. También podremos comprar partes nuevas en el hangar y solicitar la fabricación de algunas. Otra alternativa para conseguir nuevas piezas para el Arsenal es recoger partes de enemigos vencidos, al terminar la batalla podremos equiparlas y compararlas con las que ya teníamos.
Libertad innecesaria
Además de concluir las misiones a bordo de un Arsenal podremos controlar a nuestro Outer de manera individual. De este modo tendremos acceso a granadas, trampas, disparos, ataques con sable, saltos y una gran velocidad. La parte triste es que este modo no está bien justificado ya que no hay muchas misiones que lo aprovechen y jugar un título diseñado para explotar el uso de mechas sin estar en un robot le quita toda la diversión.
De igual forma, el modo multijugador se siente como si fuera un agregado más, es bueno incluir las opciones de juego local y en línea pero nos hubiera gustado tener más modos de juego y no limitarse a pasar unas cuantas misiones con acompañantes.
Universos llenos de color
Daemon X Machina resalta por su apartado visual en cel shading, es decir, ese look caricaturesco que queda muy ad hoc con el juego. Los colores vibrantes se apoderan de la tierra, las construcciones y demás elementos que intervienen en los escenarios. En cuanto a dimensiones los límites donde podemos movernos son muy evidentes al tener paredes invisibles que si llegamos a superar moriremos al instante.
Las texturas, explosiones, rayos y personajes en pantalla lucen muy bien aunque se nota el uso de un filtro que suaviza los dientes de sierra y carencias técnicas. Aún así las texturas son aceptables a pesar del diseño simple de los Outers, sin embargo, lo que aprovecha de una mejor manera las capacidades gráficas del juego son los Colossal Immortal, jefes enormes a los que nos enfrentaremos unas cuantas veces, lentamente.
En cuanto al desempeño, el juego corre a 30 cuadros por segundo con algunos bajones cuando hay muchos enemigos en pantalla pero nada grave, sin embargo, en una ocasión cuando se juntaron varios enemigos pequeños enfrentamos caídas considerables, aunque solo fueron unos segundos.
Daemon X Machina
Una ópera espacial
Daemon X Machina incluye un gran soundtrack que nos invita a destruir acompañados de guitarras eléctricas, percusiones y sintetizadores pero que al mismo tiempo acompaña de una forma épica los momentos tensión en la historia.
Las explosiones, las voces que nos acompañan como la de la inteligencia artificial Four y el sonido de los disparos, se conjugan con los elementos en pantalla cumpliendo de buena forma con el cometido de ofrecer una experiencia llena de acción y sumergirnos en el campo de batalla.
Conclusión
Lo más importante en un juego de mechas es transmitir la experiencia de pilotar un robot mientras despedazamos a nuestro enemigo. Daemon X Machina cumple con su cometido pero deja de ser divertido después de un rato, sobre todo por lo repetitivo de las misiones y lo segmentado que se siente el juego al estar dividido de una manera muy rígida Este juego funciona bien como carta de presentación de una franquicia que se atreve a revivir un género que no ha sido tan abordado. Tal vez con el tiempo veamos una secuela que ha corregido las fallas de esta entrega, por ejemplo, la mala implementación de la cámara y la dependencia del jugador al control de la misma para seguir avanzando.
Una vez que terminamos Daemon X Machina no habrá mucho que hacer
Una vez que terminamos Daemon X Machina no habrá mucho que hacer, simplemente nos limitaremos a mejor a nuestro personaje y el Arsenal hasta el límite. Por lo que después de dedicarle unas cuantas horas al juego después de ver el final llegará el momento de abandonarlo.
Este juego es buena opción si es tu primera vez en el género y también aporta variedad a la librería del Nintendo Switch, pero si eres un amante de los juegos de mecha, es muy probable que te quede a deber.
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