Cuando se anunció el primer Theatrhythm Final Fantasy en 2012, los fans de la saga de rol no estaban muy convencidos de la calidad del nuevo producto que Square Enix les ofrecía; sin embargo, fue el propio juego el que se encargó de probarles que, a pesar de su peculiar estética, la experimentación y mezcla improbable de géneros puede resultar sobresaliente. Curtain Call llega 2 años después como secuela directa y, en muchos aspectos, supera al título original.

Lo primero que sucede es que el juego crea algunos archivos en la tarjeta SD para poder funcionar correctamente en el 3DS y después nos pregunta si queremos activar la opción SpotPass para recibir notificaciones de nuevo contenido. Posteriormente, seleccionamos 1 de los 2 espacios disponibles para crear una partida y grabar nuestros avances; al hacerlo es posible escribir nuestro nombre, al más puro estilo de un RPG tradicional.

Aquí debo decir que aquellos que busquen una historia profunda terminarán decepcionados con Curtain Call. Sí, existe un argumento, pero sólo sirve como excusa para combinar elementos de rol con ritmos musicales. El prólogo nos cuenta la trama de 2 dioses que crearon un cristal para mantener el equilibrio en este mundo y que, a pesar de que una vez estuvo en peligro, varios héroes lograron restaurar su armonía. Sin embargo, la vida es cíclica y el balance se vio interrumpido de nuevo, por lo que una oleada de nuevos valientes deberán, una vez más, reunir la onda musical Rhythmia para que el orden vuelva a reinar.

Al entrar en el menú principal, vemos que está conformado por varias opciones, pero al inicio sólo es posible seleccionar Music Stages. En ella, un breve tutorial indica cómo funciona dicha modalidad, la cual consta de una lista de canciones que tenemos a nuestra disposición, dividida en secciones: cada una corresponde a una entrega de Final Fantasy. En el inicio sólo podemos elegir entre las melodías de Final Fantasy I, V, VIII y XIV, pero más adelante desbloquearemos el resto de los juegos.

Antes de comenzar a jugar es de vital importancia seleccionar a los 4 miembros que conformarán nuestro equipo, todos personajes ―en su versión chibi― de los diferentes títulos de la saga. En realidad no existe una distinción significativa entre ellos, por lo que nuestra elección puede estar basada en gustos personales, además de que es posible cambiarlos en cualquier momento. Nunca tuve la necesidad de intercambiarlos, ya que conforme avancé los subí de nivel con los puntos que gané en cada canción y es poco probable que deseemos que un nuevo integrante de nivel 1 se una al grupo.

La manera de jugar es similar a la de la entrega anterior: cada canción cuenta con 3 tipos de notas. Si aparece una roja hay que golpear ligeramente la pantalla táctil y con las verdes es necesario mantenerlas dependiendo del patrón que muestren. Para las amarillas hay que deslizar el stylus hacia la dirección que éstas indiquen. En caso de cometer un error, nuestro HP se verá disminuido, ya sea por un ataque del enemigo que se observa en la parte superior ―en el caso de las canciones de batalla― o por un tropiezo de nuestros personajes para las melodías ambientales. Una vez concluida cada escena recibimos cierta cantidad de Rhytmia, con la cual desbloqueamos nuevas baladas y personajes, así como experiencia para los integrantes del grupo e ítems para equiparlos y que serán de gran ayuda en niveles posteriores.

Para cada canción existen 3 niveles de dificultad: basic, expert y ultimate. En mi caso, pasé por la primera para acostumbrarme al gameplay y poco después me mudé a la intermedia, la cual cuenta con un gran balance en cuanto a jugabilidad. Ultimate sólo es recomendable para aquellos que ya hayan jugado la entrega original o que lleven varios días experimentando con el título y busquen un reto mayor. Como es de esperar, la dificultad determinará la cantidad de experiencia que recibamos, aunque eso también depende de nuestro desempeño en cada melodía, ya que al final de cada una recibiremos una calificación que representará dicho parámetro.

Probablemente, lo único que el título tiene en su contra es que sólo puede ser disfrutado al máximo por los fans más asiduos de Final Fantasy

Una de las novedades en Curtain Call es el modo Versus, donde es posible enfrentar amigos cara a cara de manera local o bien, a personas de todo el mundo por medio de la Nintendo Network. Aquí, nuestra misión es lograr la mayor puntuación, lo cual depende de nuestro rendimiento. Sin lugar a duda, la adición más destacada es Quest Medley, modalidad en la que es necesario avanzar en mapas de distintas dificultades jugando una nueva canción en cada parada. Las recompensas, además de puntos de experiencia, consisten en objetos raros, por lo que aquellos que quieren conseguir absolutamente todo en sus juegos la disfrutarán mucho.

Probablemente, lo único que el título tiene en su contra es que sólo puede ser disfrutado al máximo por los fans más asiduos de Final Fantasy. A pesar de que su gameplay es sencillo y adictivo, es probable que después de un rato cualquier otro jugador lo abandone debido a que no se sentirá abrumado por todas las referencias que se presentan. Por fortuna, existen planes de expandir la franquicia a otras sagas conocidas de Square Enix, por lo que es viable que Dragon Quest o Kingdom Hearts vean, en un futuro, entregas musicales de la misma calidad que las de Final Fantasy.

Independientemente de lo anterior, Theatrhythm Final Fantasy: Curtain Call se consolida como un producto de calidad gracias a su extenso número de canciones y personajes ―más de 220 y 60, respectivamente―, a su excelencia en todos los modos de juego, a sus controles sólidos y al sentimiento de gratificación que se obtiene después de cada balada. Sin duda, es una carta de amor musical destinada a convertirse en uno de los mejores títulos portátiles de este año 2014.