El género de sigilo en primera persona floreció y murió hace más de una década con los mismos exponentes que le dieron vida y lo elevaron a un estatus de culto; con Thief (1998) como máximo exponente, muy pocas entregas se encargaron de innovar la fórmula. Sin embargo, con la llegada de Dishonored en 2012, cortesía de ArkaneStudios, el panorama cambió a uno de esperanza pero con tintes de incertidumbre porque la entrega presentó algunos problemas de diseño que mancharon la experiencia final. Ahora, con Dishonored 2, Arkane pretende corregir los errores del pasado, enriquecer la fórmula original y renovar el descuidado género.

Dishonored 2 se ubica en una distópica ciudad de fantasía con tintes steampunk (guiño, guiño, Thief). Como protagonista, tienes habilidades sobrenaturales de sigilo y combate, así como herramientas mecánicas para asestar golpes mortales en blancos preestablecidos de gran importancia. Tu misión es ser un fantasma o un monstruo que deja cadáveres a su paso. ¿Cuál prefieres?

De esta forma, Dishonored 2 es una secuela directa del título de 2012; han pasado 15 años desde los acontecimientos del original y encontramos que Emily Kaldwin ocupa el trono que Corvo Attano restableció después del asesinato de la emperatriz. Sin embargo, durante este periodo de aparente tranquilidad, se ha fraguado un mal que consumirá el nuevo reino con la introducción de la heredera ilegítima del Imperio de las Islas.

El cambio radical para la franquicia llega con Emily

Después del golpe de Estado que da origen a la historia puedes continuar como Corvo o Emily, lo que representa 2 estilos de juego únicos que son una excusa—entre muchas— para visitar más de 1 vez al título. Ambos comparten movimientos de combate y de agilidad como saltar y correr y son diferentes en la variedad de poderes sobrenaturales que emplean y que provienen del vacío (Void en inglés). Corvo es adepto en el arte del asesinato con habilidades para ralentizar y detener el tiempo, poseer y convocar roedores y hasta teleportarse distancias cortas para posicionarse ágilmente encima de sus enemigos y así preparar el siguiente golpe. Emily, por su parte, explota el dominio de la mente con habilidades para alterar la realidad de sus enemigos, distraerlos con ilusiones de sí misma y engancharlos desde la distancia para acabar con ellos.

Corvo llega a la nueva entrega con el mismo conjunto de habilidades que recuerdas del original con algunas modificaciones. Sin embargo, el cambio radical para la franquicia llega con Emily, quien presenta un exquisito conjunto de habilidades con excelente diseño. Una de estas es Doppelganger y su función es crear un clon de Emily que huirá inicialmente pero más adelante podrá pelear y hasta multiplicarse. Esta herramienta tiene funciones de combate, pero encontramos que es más útil para el sigilo cuando convocas a uno que divierta a los guardias mientras escapas desapercibido entre las sombras.

Otro poder que emplea Emily es Domino y su función es ligar hasta 4 enemigos que sufrirán lo mismo; es decir, al vincular un grupo y disparar en la cabeza de un individuo, el resto morirá instantáneamente. Este efecto se presta para situaciones de verdadera creatividad, por ejemplo, es válido emplear Domino en un grupo para asesinarlos a todos, pero si tu objetivo es un acercamiento no letal, puedes ligar a los enemigos con un Doppelganger para estrangular a la copia y dejar inconsciente a todos.

El sistema de juego es, para los aficionados del sigilo en primera persona, una exquisitez en todo sentido. El mundo pide a gritos que lo juegues en innumerables ocasiones para intentar hazañas nuevas donde es posible usar todas y cada una de las herramientas y habilidades disponibles. Con Corvo nuestro acercamiento fue letal: aprovechamos la habilidad pasiva que convierte en ceniza a los enemigos y el poder de ralentizar el tiempo, tomamos nuestro tiempo para calcular y ejecutar golpes precisos y decisivos después de escudriñar el escenario considerando las rutas de patrullaje del enemigo. También fuimos osados, prefiriendo el asesinato con la espada; para esto fue necesario observar al enemigo y prestar atención al sonido antes de utilizar Blink y ejecutar la acción.

El sistema de juego es una exquisitez en todo sentido

Sin embargo, no es la única forma de jugar y esto es el gran valor de Dishonored 2 porque ofrece experiencias únicas para cada forma de juego. Nuestro acercamiento fue letal, otros podrán preferir el completo sigilo que es posible alcanzar gracias a la variedad de herramientas. Otros encontrarán la gloria con los artefactos mecánicos como ballesta, granadas y trampas que pueden actualizar encontrando planos de secretos. Además, el juego ofrece la oportunidad de ser un campo de batalla cuando eliges asaltar directamente a cada guardia y así aprovechar los movimientos cuerpo a cuerpo. En Dishonored 2 toda forma de jugar es factible y eres libre de hacer lo que quieras.

Dishonored 2 es un juego con un ritmo desacelerado que requiere exploración y paciencia para superar cualquier obstáculo. En este sentido consideramos que el sigilo es un completo éxito debido a que las secuencias se sienten como acertijos de gran reto en vez de momentos tediosos y lentos. Además ofrece incentivos para concluir la historia con ambos protagonistas y más adelante podría ser interesante terminar sin eliminar a un oponente. Los más atrevidos quizá elegirán la modalidad de acero y sangre, sin poderes sobrenaturales, como sus antecesores a finales de los 90. El resultado es un título que ofrece decenas de horas de diversión y entretenimiento (concluirlo por primera vez nos tomo cerca de 18 horas).

Existe un tercer protagonista en Dishonored 2: el escenario. El juego ofrece locaciones llenas de elementos que explorar para tomar ventaja del sistema de juego y nos pareció increíble la facilidad que tiene el personaje para navegar, transitar y aprovechar la verticalidad de los niveles. Lo más disfrutable son las herramientas sonoras, como relojes con alarma y cristales que empleas para crear oportunidades que aprovechas para ser un fantasma o un demonio que deja cuerpos inertes a su paso.

Los escenarios se perciben como locaciones reales más que áreas de juego

El diseño de los niveles es ejemplar y memorable; los escenarios se perciben como locaciones reales más que áreas de juego con retos temáticos; visitar el viejo Solárium implica explorar las terrazas y dormitorios; el Conservatorio Real es una visita a un museo misterioso, con bodegas, archivos, oficinas y áreas de exhibición. Sin embargo, la misión que se lleva el premio es la visita a la mansión de KirinJindosh, excéntrico e inventor. Esta locación ofrece ambientes con finos y lujosos detalles con una característica importante: al activar un interruptor, paredes, pisos y muebles cambian de posición en la forma como lo haría un cubo rubik, reconfigurando la mansión en segundos para revelar áreas ocultas. Si eres ágil, puedes evadir parte de la mansión explorando el espacio entre las paredes y los engranajes que modifican el escenario. Sin duda, una misión con un gran diseño e impacto que se quedará con nosotros mucho tiempo.

Parte del encanto de los escenarios es la oportunidad de exploración que recompensa al jugador curioso. Cuando investigas y tomas tiempo para revisar cada plataforma y esquina, encuentras fetiches de hueso que se emplean para adquirir poderes sobrenaturales; en otras ocasiones, los enemigos charlan y liberan pistas esenciales para concluir con facilidad la misión o de forma diferente, así como textos y pergaminos con relatos que dan contexto al mundo de Dishonored 2.

Por otra parte, Dishonored 2 cuestiona el estilo de juego en 2 matices: bueno (no letal) y malo (letal), sin embargo, el juicio no resulta extremo como en la primera entrega y las consecuencias durante la partida son apenas perceptibles. Como ejemplos encontramos algunos diálogos entre guardias y civiles con tonalidades sombrías, locaciones con narrativa ambiental igual de oscura y momentos clave para la historia que toman un aire pesimista cuando el nivel de caos del protagonista es alto. Aquí, agradecemos la libertad para jugar como deseamos sin recibir una mirada caprichosa por parte del desarrollador; en Dishonored 2 el mundo es tuyo y haces con él lo que quieras.

En el aspecto técnico, la versión para Xbox One de Dishonored 2 (objeto de esta reseña) deja mucho que desear a pesar de su peculiar dirección de arte semirealista porque luce fatal y parece que utiliza un filtro de suciedad que oscurece y desvanece los detalles en la distancia. Todo indica que el motor gráfico aplica una degradación de calidad en relación con la distancia de los objetos y escala agresivamente la resolución para mantener un buen desempeño; el resultado son pixeles repugnantes, texturas jabonosas y bordes dentados.

Por su parte, el departamento de sonido —crucial para una entrega de sigilo— es apenas suficiente. La simulación no es la adecuada, lo que da como resultado una atmósfera a medias con una mala ecualización de las pisadas de los enemigos y diálogos que desaparecen instantáneamente a pesar de escucharlos fuerte y claro un segundo antes. Las ofensas son de gravedad, pero la experiencia no se ve interrumpida en ningún momento y esto se debe al retador estilo de juego y profundidad de las mecánicas; lo más factible es que te adaptes rápidamente para continuar con la experiencia.

Dishonored 2 es una mejora de la entrega original en cualquier sentido y pensamos que podría establecerse como un punto de referencia para el género de sigilo en primera persona, sin embargo, aún no alcanza lo que Thief II estableció hace más de una década. El gran éxito de Dishonored 2 es entregar una recompensa para cada estilo de juego que te alienta a realizar nuevas hazañas y a regresar al mundo una y otra vez. Ya estoy planeando mi nueva ruta de juego, ahora sin poderes.