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"Casa de Juan". El letrero está colgado en una casucha solitaria ubicada en medio de un árido lugar. Hay cajas por todos lados. Están rotuladas porque necesitamos saber que contienen tequila. El fondo de la escena está salpicado de agaves azules. Poco tiempo después, somos un campesino llamado Juan y deberemos salvar a la hija de El Presidente. Conseguirlo significa usar una máscara de luchador y enfrentar un ejército de calacas asesinas. Durante el arduo camino que tendremos que recorrer, nos toparemos con guerreros jaguar que hablan como chicanos, cabezas olmecas, pueblos polvorientos, luchadores, templos, altares del Día de muertos, catrinas y otros clichés que se consideran representativos de la cultura mexicana.
¿Debería sentirme ofendido por esta representación superficial de las expresiones culturales de México? No lo creo. Más o menos en la segunda hora de juego comencé a ignorar el inconveniente tema. Al final, Guacamelee! es un estupendo beat 'em up de plataformas. Podríamos intercambiar fácilmente su temática con robots, piratas, zombies o cualquier otro planteamiento genérico, pues su valor radica en la forma en que los desarrolladores exploraron las posibilidades de su sistema de juego. Por lo anterior, antes de dedicar espacio en esta reseña para discutir el ambiente de Guacamelee!, nos concentraremos en sus mecánicas principales.
Uno de los subgéneros más antiguos y elegantes de los videojuegos son los shoot 'em up (comúnmente abreviados como shmup). Antes de que shooter fuera un sinónimo de FPS, estos títulos sobre controlar un personaje capaz de disparar y esquivar enemigos en un plano bidimensional eran el exponente más conocido del género. Dentro de su rica historia de diseño, encontramos mecánicas que fueron trasplantadas con mucho éxito a otro tipo de juegos. ¿Qué tiene que ver todo esto con Guacamelee!? Para responder tenemos que hablar de Ikaruga, un shmup lanzado en 2001 desarrollado por Treasure y uno de los exponentes más brillantes de la mecánica de la polaridad, también empleada, aunque con menor maestría, en Guacamelee!
En un punto, tendremos la habilidad de transportarnos instantáneamente entre 2 planos. A medida que progresa la historia, será necesario dominar esta capacidad o será prácticamente imposible avanzar. La mecánica de polaridad consiste en la existencia de 2 estados en el juego. Cada uno presenta condiciones distintas. En Ikaruga, sólo las balas de la polaridad opuesta pueden dañarte, tus disparos y tu nave cambian de color y adquieren distintas propiedades, lo que nos obliga a alternar entre los estados según sea conveniente: ¿velocidad y menor poder de ataque o lentitud pero mayor fuerza ofensiva? En Guacamelee! la mecánica tiene una implementación distinta y se vuelve predominante a partir de la segunda mitad del juego, pero constituye, en mi opinión, su aspecto más destacado.
Cambiar de estado implica alternar entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Hay objetos y enemigos que únicamente se manifiestan en una de las 2 realidades. Juan nada más podrá interactuar con los que aparezcan en su plano. Sin embargo, los adversarios sí podrán dañarlo. Esta asimetría en el diseño, por desgracia, es injusta. La extraña decisión también provoca otros inconvenientes: la mecánica de cambiar rápidamente entre el mundo de los muertos y el de los vivos queda relegada a las secciones de exploración. Al contrario de Ikaruga, donde el combate requiere cambios de dimensión precisos, pues también alterna la invulnerabilidad, en Guacamelee! estamos en desventaja como jugadores. Esto se traduce en una molestia, porque cualquier enemigo tiene capacidad para golpearnos y somos incapaces de provocar daño si no estamos en la dimensión adecuada.
Mientras jugaba, imaginé brevemente el tipo de juego que sería si DrinkBox Studios, el desarrollador, hubiera implementado la mecánica de polaridad de forma similar a la de Ikaruga. El combate, aunque es robusto, sería más dinámico y profundo. Pensaba en ataques imposibles de esquivar que me obligaran a cambiar de dimensión y otros sólo factibles en el mundo de los muertos, por ejemplo. Pero esto es una reseña y no una consultoría, así que profundizaré en el tipo de combate que sí tenemos en Guacamelee!.
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