Review

DiRT Rally

Un juego que te dejará las manos adoloridas
LEVELUP 7.7 Regular

PROS:

Realismo absoluto

Magnífico rendimiento

Reparaciones entre etapas con tiempo limitado

Conformación de tu equipo de ingenieros con perks

CONS:

Presentación desangelada

Audio solamente en inglés que merma la experiencia

Algunos modos superficiales

Inaccesible

Grinding monótono

Apenas anoche, en una extraña coincidencia, me encontré con un reportaje sobre lo duro que es ser espectador de rally. Hay que levantarse a horas que no son de dios, caminar kilómetros hasta llegar al remoto paraje donde será la competencia; esperar horas bajo las inclemencias del tiempo para después ver a unos bólidos surcar la pista un instante, pero sin tener la más remota idea de si van ganando o perdiendo. Bueno... resulta que jugar DiRT Rally no es muy diferente: sufrirás mucho por unos segundos de gloria.

Desarrollado por los especialistas en automovilismo, Codemasters, DiRT Rally es un simulador de competencias a campo traviesa conformado por una modalidad carrera, donde sorteas etapas de diversos rallies para tratar de imponer las mejores marcas a fin de ganar y llevarte créditos. También hay 2 modos secundarios: el Rallycross que se disputa en circuitos con superficies mixtas y curvas comodines que hay que tomar, al menos una vez, en cada hit; y el modo Hillclimb, donde subes por el emblemático Pikes Peak sin ayuda de un copiloto.

Sufrirás mucho por unos segundos de gloria

En teoría, puedes seleccionar cualquier tipo de competencia e ir avanzando en ella. Empiezas con campeonatos abiertos con inteligencia artificial de baja dificultad para después pasar a los de las categorías Profesional, Élite y Máster, paulatinamente más difíciles. En la práctica, sólo puedes competir en aquellos eventos para los cuales tengas un carro adecuado, así que, al comienzo, Codemasters te lleva por una ruta bien delineada con un Mini Cooper para que empieces por lo básico... por lo "fácil."

Como quizá te imaginas, conforme compites, ganas créditos y con esos créditos compras nuevos modelos para acceder a otros eventos. La estructura es intuitiva, pero también rígida y poco imaginativa. Eso, aunado a lo largo y demandante de cada uno de los eventos, genera una incómoda sensación de grindeo y otro problema es que tanto Rallycross como Hillclimb se perciben mucho más superficiales que el modo rally estándar.

La experiencia online, por otro lado, dependerá mucho de si tienes amigos con quienes competir pues, en esencia, la idea es la misma: imponer mejores marcas, sólo que en eventos con caducidad diaria, semanal y mensual. De nueva cuenta, nada especial.

Antes de ponerte tras el volante, crearás un corredor. No existe personalización más allá de datos elementales como el nombre, el género y la nacionalidad. Y, como en otros juegos de simulación, hay la opción para activar o desactivar las asistencias a cambio de multiplicadores de recompensa. En mi primera pasada, dejé todo intacto y la curva de aprendizaje fue considerable.

Tu primer carro no es el mejor
Tu primer carro no es el mejor

Verás, incluso si te consideras un veterano de la simulación, en DiRT Rally aprenderás a rezar porque una cosa es correr sobre el terso asfalto de Nürburgring con un McLaren P1, teniendo tiempo de sobra para atacar cada curva por el ápex y otra muy diferente es hacerlo con un carro viejo, sobre terreno irregular, con piedras en cada curva y la amenaza constante de abandonar el camino y caer 50 metros en una zanja. Quizá eso suene divertido en un Burnout, pero en un juego donde un milímetro es la diferencia entre ganar la competencia y volcar para tener que reiniciar una etapa de 10 minutos, puede resultar descorazonador. Fiel al carácter salvaje del rally, la grava y las rocas serán el menor de tus problemas porque ciertos circuitos alternarán nieve y nieve compactada —créeme, se nota la diferencia—, e incluso aquellos sobre asfalto serán inmisericordes cuando una rueda toque el césped exterior del camino. Hay rutas bajo lluvia y otras nocturnos, y todo ello afecta la conducción. ¡Vaya, esto es rally y el realismo está al máximo!

La ventaja es que, luego de algunas horas de dedicación, empiezan a aparecer esos momentos donde genuinamente te sientes como un amo del volante que derrapa con eficiencia sin tener que frenar o reiniciar. Cabe acotar, a propósito de esto, que aquí no hay rewind. Eso es para casuales que no se quieren ensuciar con lodo, supongo.

La gente atrás no luce animada... ni siquiera ve la carrera
La gente atrás no luce animada... ni siquiera ve la carrera

El problema, sin embargo, no es la dificultad. Después de todo, el juego es justo, responsivo y gratificante luego de algunas horas, sin mencionar que las asistencias están ahí para aprovecharlas. El problema, como dije al comienzo, es que se nota que Codemasters tomó el libro de texto de cómo hacer un juego de simulación —el cual tal vez existe en escuelas de diseño de videojuegos—, lo adaptó al pie de la letra a DiRT Rally y se olvidó de cualquier elemento que pudiera hacerlo más divertido, no solamente más realista.

DiRT Rally incorpora gran variedad de escenarios con condiciones diferentes; desde áridas islas griegas hasta gélidos bosques escandinavos y todo lo que hay en medio, así como 40 vehículos para recorrerlos, muchos de ellos, clásicos de la disciplina. Me gustó, por ejemplo, que entre cada etapa del rally hay que invertir tiempo limitado en abundantes reparaciones y decidir a cuáles dar prioridad. Y me gustó también que sea posible ocupar puntos en la conformación de un equipo mecánico, donde cada miembro tiene fortalezas y debilidades, así como perks para mejorar el desempeño de la escudería en competencia. No me gustó, por otro lado que la presentación fuera tan desangelada. Ni siquiera los tutoriales son ingeniosos. Consisten simplemente en videos descriptivos de maniobras sumamente complicadas que sería mejor poder practicar.

Es realismo y hasta ahí

A diferencia de Forza Motorsport, el cual incluye esos detalles que te mantienen interesado, incluso si no sabes de carros, como el endoso de Top Gear, un guión elegante, una fina presentación gráfica e interludios de calidad cinematográfica que te invitan a saber más sobre la historia del automovilismo, aquí todo son cajas de texto, tablas, ajustes mecánicos y reparaciones. No hay picardía, no hay chispa... no hay amor. Es realismo y hasta ahí.

La apariencia es buena sobre la pista y en los vehículos, pero al margen de eso resulta... chata. Piloto y copiloto lucen como 2 maniquíes sujetos con hilos; lo mismo, la gente al costado de los trayectos y tanto texturas como sombras de bajo detalle son un lugar común en los espacios naturales. Cabe acotar, sin embargo, que los compromisos gráficos permiten a DiRT Rally alcanzar el estándar de rendimiento sacrosanto de 1080p a 60 cuadros por segundo, lo cual es preferible, especialmente al tratarse de un título tan empecinado con la precisión.

La música es electrónica minimalista, pero carece de cualquier melodía medianamente memorable y, más importante que eso, la voz del copiloto sólo está en inglés, lo cual demerita uno de los grandes aciertos del juego.

En DiRT Rally no existe esa línea dibujada en el terreno que te dice por dónde ir. Lo más parecido a eso son las indicaciones del copiloto, quien te describe, en tiempo real y con lujo de detalle, qué tan aguda es la curva que se avecina en una escala del 1 al 6, donde 6 es casi recta y 1 es prácticamente una vuelta en "u". Además, el copiloto advierte si es posible cortar una chicana o no; qué tan pronunciadas son las depresiones o los saltos; si es recomendable desacelerar o acelerar; y las distancias. Si eres ducho con el inglés, muy pronto aprenderás a alternar entre lo que escuchas y lo que ves a través del parabrisas para decidir, en segundos, qué hacer a continuación. Eso es algo único. Pero si no, estás en problemas. Tu única referencia será la flecha que aparece en pantalla, la cual no puedes estar viendo constantemente, mientras manejas a 200 km/h por la ladera de una montaña.

En fin. Mi conclusión es que DiRT Rally es un juego súper realista con controles sólidos que dejará complacidos a los entusiastas más fieles de esta disciplina, a quienes busquen un desafío o a quienes estén dispuestos a invertir decenas de horas en dominarlo, combinando destreza sobre el stick y maestría en los ajustes mecánicos. Por otro lado, también es un título inaccesible, poco innovador y desangelado en cuanto a su presentación.

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