Assassin’s Creed es una de las franquicias más importantes de la industria de los videojuegos, y ciertamente se caracterizó por trasladar a los jugadores a diversos periodos históricos con gran precisión: desde la revolución francesa hasta la antigua Grecia.
Después de lo que pareció una eternidad, Ubisoft por fin llevó su serie insignia al Japón feudal con Assassin’s Creed Shadows. Adelantamos que se trata de una experiencia masiva que intenta ser un escaparate de lo mejor de las 2 eras de la saga a la par que incorpora un par de nuevas ideas aquí y allá, pero ¿tiene éxito o se queda a medio camino? A continuación, compartimos nuestro veredicto.
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Bienvenidos al bello (y letal) Japón feudal
Aunque la franquicia tiene altas y bajas, hay algo en lo que la franquicia nunca falla: la recreación de periodos históricos. Es cierto que a veces se toma algunas libertades, pero Ubisoft ya demostró en innumerables ocasiones que es un maestro en la materia y nos alegra que aquí no sea la excepción. Después de adentrarnos en Shadows, nos quedó claro por qué los fans pidieron por años una entrega ambientada en el país del Sol Naciente.
El juego nos traslada a ese territorio lejano con maestría debido a que cada estructura, vestimenta, utensilio y paisaje del Japón feudal del 1579 está bellamente recreado. Podemos visitar desde villas humildes en el campo hasta castillos imponentes y templos sagrados, todos retratados con una gran calidad y mucha atención al detalle.
Desde el primer momento, se observa un esfuerzo loable por representar el lenguaje, las costumbres y el estilo de vida del japón antiguo; incluso se explica cómo funciona una ceremonia de té y se muestra una clase de caligrafía. Y sí, aquellos que desean presumir en la escuela estarán felices de saber que hay una enciclopedia que profundiza en la cultura nipona. Sin duda, estamos ante una hermosa ventana al pasado.
Nos sorprendió que Assassin’s Creed Shadows luce muy bien, incluso en modo rendimiento. El mundo se siente vivo y colosal gracias a los efectos de iluminación que adornan los bellos paisajes, los insectos que revolotean en los pastizales y el viento que mueve las hojas de los árboles. En cada segundo se observa que estamos frente a una experiencia AAA de alto octanaje; y aunque encontramos algunos errores y bugs visuales, la mayoría eran más divertidos que molestos (aunque esperamos que los corrijan).
La razón por la que nos detenemos a platicar de la ambientación y el contexto es que el mundo y el periodo histórico son los grandes protagonistas de la aventura, y ciertamente Ubisoft dio en el blanco. Dicho esto, quienes se roban los reflectores son los personajes principales.
Silencioso como un shinobi y mortífero como un samurái
Naoe es una trepidante shinobi que se embarca en un viaje de venganza, mientras que Yasuke es un honorable samurái que está en búsqueda de un propósito en tierras extranjeras. La forma en la que se entrelazan sus historias es muy orgánica y, aunque su alianza se siente un poco forzada al principio, su relación de amistad se desarrolla poco a poco y brinda algunos momentos interesantes y divertidos. Cuando el juego se enfoca en ellos, es cuando la narrativa brilla con intensidad.
La diferencia entre ambos personajes va más allá de la personalidad y su origen, pues cada uno se especializa en un estilo. Ubisoft encontró en los protagonistas la forma de complacer tanto a los fanáticos que abrazan el enfoque en la acción como a aquellos que lamentan que el sigilo perdiera fuerza en entregas recientes. La mejor parte es que no debemos comprometernos con una filosofía.
Ubisoft quiso innovar en este apartado, así que incorporó un nuevo sistema de luz al más puro estilo de Splinter Cell que hace que sea más efectivo infiltrarse durante las noches. Aunque es un añadido sutil, agrega una capa de profundidad muy bienvenida. También nos agradó que por fin pudiéramos arrastrarnos por el suelo para escondernos en arbustos o acceder a un edificio desde abajo.
Aprovechar los elementos del escenario y las herramientas ninja de Naoe es divertido y evita que las secciones de sigilo se limiten a caminar de puntitas hacia la espalda de un enemigo.
Por su parte, Yasuke es la representación viva de la fuerza bruta debido a que sólo necesita su fiel katana y otras armas cuerpo a cuerpo para abrirse paso por los escenarios y barrer el suelo contra oleadas de enemigos. Confesamos que nos pareció el personaje más divertido, principalmente porque el sistema de combate es muy directo y accesible. Cada golpe del samurái extranjero se siente contundente, y es satisfactorio mandar a volar a los adversarios de una patada poderosa. El Japón feudal fue una época violenta, y Shadows recrea esa brutalidad con cada eliminación.
Lo que nos gustó es que ambos personajes no están atados a su estilo. Eso es particularmente cierto con Naoe, quien también tiene un arsenal muy versátil para despachar a oleadas de enemigos cuando es descubierta; si bien tendrá más dificultades en las refriegas que su colega, es una guerrera de armas tomar. Y aunque Yasuke posee menos opciones para el sigilo, puede escalar algunas estructuras sencillas y eliminar a objetivos sin ser detectado. La estrategia óptima es que cada protagonista se mantenga fiel a su filosofía, pero nos alegra que el sistema evite castigarnos por salirnos de la línea.
Las mecánicas evolucionan con el paso del tiempo gracias a un árbol de habilidades que nos permite desbloquear nuevos ataques y potenciar nuestras cualidades. Siempre es interesante conseguir una nueva táctica y emplearla en el combate o en el sigilo. Un punto positivo es que la progresión está más centrada que en otros juegos de Ubisoft.
Si hay algo en lo que el estudio nunca falla, es en ofrecer paquetes retacados de contenido. Shadows continúa con la tradición y presenta una cantidad titánica de objetivos secundarios. Nos alegra que las misiones opcionales sean, precisamente, opcionales y que pudiéramos ignorarlas si así lo deseábamos durante gran parte del viaje. Estamos seguros de que aquellos que disfrutan exprimir al máximo cada dólar que invierten en sus juegos podrán extraer aquí muchas horas de diversión, pero aquellos que quieran conocer la conclusión de la historia de Naoe y Yasuke pueden enfocarse de lleno en la historia.
En última instancia, los objetivos opcionales representan más oportunidades para disfrutar el sistema de combate y las mecánicas de sigilo, además de que son un buen pretexto para explorar el mapa de una forma orgánica.
Las infames atalayas están de regreso, pero en esta ocasión sirven más de puntos de viaje rápido que un sistema obligatorio para desbloquear nuevas misiones. Si somos suficientemente suertudos, podremos encontrar objetivos al merodear por el mundo.
Otro punto a favor de Assassin’s Creed Shadows es su exploración. Debemos ser claros: el mundo abierto es gigante, pero recorrerlo nunca se torna molesto. Esto es posible gracias a los bellos paisajes que armonizan los trayectos en caballo y las mecánicas de parkour. Pero si nos cansamos o simplemente deseamos ir más rápido, podemos comprar una Kakurega para desbloquear más puntos de viaje rápido.
Sí, lo sabemos: los juegos de mundo abierto son infames por tomarnos de la mano y mostrar el lugar exacto donde está el siguiente objetivo. La nueva entrega sigue esa fórmula, pero también se atreve a darle un giro interesante con la introducción de los exploradores.
En muchas ocasiones, sólo tendremos pistas de la posible localización de un lugar o personaje. Así pues, deberemos enviar a nuestros aliados para que busquen en la zona y descubran la posible ubicación. Es un añadido bienvenido que nos obliga a investigar, especialmente si se nos agotaron los explorados. Y sí, aquellos que quieran un enfoque más directo pueden desactivar esta función. Siempre agradeceremos que haya opciones para todo tipo de jugadores.
Assassin’s Creed Shadows quiere refinar los conceptos básicos y, en general, creemos que tiene éxito al combinar las 2 eras de la franquicia. El combate es brutal y el sigilo cumple su cometido, además de que la recreación del Japón feudal que hizo Ubisoft Quebec es sumamente hermosa. Los fanáticos de la franquicia estarán felices con el producto final, aunque hay margen de mejora en varios aspectos.
Una espada samurái capaz de cortar, pero que pudo tener más filo
El sistema de combate es visceral y muy vistoso, especialmente cuando nos familiarizamos con el ritmo de los enfrentamientos. Y como explicamos, nos gusta que incluso Naoe pueda defenderse en las peleas. Dicho esto, hay algunos inconvenientes menores que, aunque fáciles de ignorar, alejan la experiencia de la grandeza.
Por ejemplo, a veces el personaje se atora en un objeto del escenario, lo provoca que fallemos una habilidad especial o un golpe. También hay errores ocasionales con la cámara, sobre todo cuando peleamos en espacios cerrados y contra grupos grandes de adversarios. Estos últimos también quedan a deber, pues la variedad es muy poca y las diferencias sutiles que presentan en el campo de batalla pasan desapercibidas; obviamente, un samurái tendrá un estilo más refinado que un simple forajido del campo, pero la estrategia para vencer a ambos es la misma.
Otro factor que impulsa el sentimiento de repetición es la poca variedad de armas. Nos hubiera gustado tener más herramientas para causar dolor, especialmente del lado de Yasuke. Por ejemplo, ¿alguien puede explicarnos por qué no es posible usar lanzas? Estamos frente a un RPG, así que tener un equipamiento al nivel es importante para avanzar sin fricción. El problema es que el loot que desbloqueamos es poco interesante debido a que sólo afecta las estadísticas y agrega alguno que otro efecto extra, como veneno o hemorragia.
El sigilo también presenta algunos inconvenientes menores. Por ejemplo, a veces no aparece la interacción para hacer un asesinato, lo que ocasiona que demos un golpe al aire y nos descubran. En una línea similar, la inteligencia artificial es irregular, pues a veces los enemigos nos verán con facilidad y en otras tardarán en reaccionar. Estos defectos manchan un apartado que, de otra manera, sería excepcional gracias a las nuevas opciones de movilidad que expanden el abanico de posibilidades.
Assassin’s Creed Shadows nos lleva a finales del periodo Sengoku y aprovecha este contexto turbulento para presentar una historia llena de traiciones y juegos políticos en los que los más influyentes buscan el poder infinito. Aunque la trama es servicial y presenta referencia que los fanáticos más aguerridos apreciarán, pierde fuerza cuando se enfoca en los temas a gran escala y menos en los protagonistas.
Yasuke y Naoe son los ejes de la historia y son quienes se encargan de conectar los puntos, así que la narrativa es más interesante cuando se centra en su pasado y motivaciones. Es una pena que los antagonistas sean poco interesantes, además de que la revelación de sus identidades secretas carece de impacto.
Por último, el hilo argumental nos pareció que tiene un ritmo irregular, pues incluso al principio existe la sensación de que sólo uno de los personajes es el protagonista.
Assassin’s Creed Shadows cumple con sus pretensiones, pero se nota que podía dar más de sí. A pesar de sus defectos, destazar a decenas de enemigos y pasar desapercibido en las sombras es entretenido en partes iguales.
Un viaje maravilloso y espectacular, pero también muy familiar
El mundo de Assassin’s Creed Shadows es hermoso, despampanante y encantador, y estamos seguros de que muchos pasarán horas tan solo en el Modo Foto. Aunque los paisajes imponentes y las estructuras históricas le dotan un gran sentimiento de escala y vida al mapa, en el fondo se siente un poco vacío debido a la ausencia de eventos emergentes. Es relajante recorrer las zonas de arriba a abajo, pero hacen falta más motivos para explorarlas a fondo.
Sí, ocasionalmente encontraremos un pobre diablo que nos pide dinero para comprar un pan o un comerciante desafortunado que es acosado por un guardia; son distracciones que duran apenas segundos y nos hubiera gustado que hubiera más secretos e incentivos para desviarnos del camino y perdernos en el Japón feudal.
Como explicamos, Shadows es una experiencia muy completa que presenta mucho contenido. Nos alegra que podamos ignorar los objetivos opcionales, pero creemos que una vez más se perdió la oportunidad de ofrecer actividades originales que se salieran de la norma. Algunas misiones secundarias pueden tener relatos interesantes, pero la mayoría presentan las tareas habituales: eliminar un enemigo o recoger un objeto de un campamento, derrotar a un guerrero poderoso o investigar una zona. Echamos de menos más variedad.
Assassin’s Creed Shadows también presenta sistemas muy interesantes, pero no se atreve a aprovecharlos al máximo. Por ejemplo, la Guarida que podemos personalizar con artículos cosméticos y estancias queda en segundo plano; aunque conseguiremos beneficios útiles si le dedicamos tiempo y recursos, su impacto es muy pequeño.
En la misma línea, el sistema de estaciones nunca alcanza su verdadero potencial. Si bien el cambio de clima presenta algunas diferencias sutiles, como que los personajes tengan dificultades para caminar sobre la nieve, su impacto es poco significativo. Nos hubiera gustado que, por ejemplo, durante el invierno tuviéramos que usar fuego para calentarnos. Suponemos que otros juegos de mundo abierto nos mal acostumbraron.
En última instancia, Shadows se apega a sus tradiciones y presenta muchos de los elementos que los fanáticos aman. ¿Eso es un defecto? En lo absoluto, pues la fórmula aún es muy divertida y estamos seguros de que muchos estarán felices de revisitar conceptos familiares. Dicho esto, y a pesar de que se nota la intención de innovar, nunca se da el siguiente paso. Es una pena, pues hay mucho margen para presentar nuevas ideas.
Conclusión
Assassin’s Creed Shadows jamás intenta revolucionar la fórmula o llevarla a nuevos horizontes, y en su lugar se enfoca en refinar sus conceptos con nuevas mecánicas y planteamientos. Esa es tanto su mayor fortaleza como su principal defecto: mientras muchos disfrutarán visitar una experiencia familiar, otros querrán un viaje más innovador. Lo cierto es que estamos frente a una experiencia muy divertida que ofrecerá horas y horas de entretenimiento.
La recreación histórica del Japón feudal es impecable, los protagonistas son interesantes y la jugabilidad logra equilibrar la brutalidad del combate con el ritmo pausado del sigilo. Aunque el juego arrastra algunos problemas heredados del género y es evidente que deja margen de mejora en ciertos apartados, Ubisoft entregó una aventura absorbente y colosal que apela a los fanáticos que crecieron con ambas eras de la franquicia.
Assassin’s Creed Shadows es gigante y espectacular, aunque también muy familiar. A pesar de sus fallas, está cerca de ser la entrega ambientada en Japón que los fanáticos han pedido por años.
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