Tenía alrededor de siete años, estaba en la salida de la primaria platicando con un amigo. Él me contaba acerca de un juego llamado "The Legend of Zelda", para ese entonces no tenía ni idea de lo que hablaba. Me contaba acerca de lo mucho que le gustaba ese juego, de la historia del héroe que salva a la princesa y de como su jefe favorito era Bongo Bongo; yo sólo escuchaba y me imaginaba una épica historia.
Me intereso bastante la historia que contaba, pero por una u otra razón no pude jugar el Zelda del que me hablaba ni puede investigar más acerca de ese juego.
Para la navidad del 2007, vi que en la tele anunciaban un juego llamado "The Legend of Zelda: Phantom Hourglass", entonces recordé la plática con mi amigo y pedí el juego como regalo del 25.
Para ese entonces, yo tenía un DS primera generación edición especial Mario Kart (juego que adoraba y pasaba horas en él), coloqué aquel cartucho e inicie el juego.
El video de introducción me pareció hermoso, con una música épica y gráficos que me sorprendieron. Si bien al principio no entendía lo que estaba sucediendo, poco a poco entendí como funcionaba y fui adentrándome más y más en la historia, me concentraba en jugarlo, en resolver los puzzles e incluso llegué a revisar guías cuando estaba atorado. Me tomó casi un año completar el juego, pero cuando lo terminé me sentí tan bien y me había encantado tanto que decidí jugar más la serie.

Para 2008, tenía un Wii como casi todo el mundo; fue entonces cuando supe que había un Zelda para Wii llamado "Twlight Princess". Le rogué a mi papá tanto que me comprara el juego que terminó consiguiéndomelo para verano.
Pasé horas y horas con Twilight Princess, me encantaba todo de él y rápidamente se convirtió en mi juego favorito, lugar que mantiene hasta la fecha. Conforme lo jugaba me quedaba fascinado por la historia, me parecía profunda y demasiado interesante; el mapa que me parecía enorme, la gran cantidad de cosas, la genial música que convirtió a Koji Kondo en uno de mis compositores favoritos; pero lo que más me fascinó fue el como el juego logra que te involucres sentimentalmente con los personajes, preocuparte por ellos, sentir el dolor, cariño, amor, admiración y demás sentimientos que tienen hacia cada uno. Recuerdo que casi lloro la primera vez que terminé el juego al ver la cinemática final donde Midna se despide pero la imagen que más me tocó fue en los créditos: Ilia esperando a Link en el camino a Ordon. Esa era la última imagen de un juego que adoré, del juego que me hizo amar la serie.
Ya con mi amor hacía la serie, esperaba ansiosamente los juegos que iban saliendo. Jugué con emoción Spirit Tracks, juego con el que "jubilé" a mi DS para que en 2011 comprara un 3DS y pudiera jugar el juego que, según había escuchado, era catalogado como el mejor de la historia: "Ocarina of Time".
Si mi amor por Zelda era grande, con OoT se volvió incondicional. Entendí el porque es catalogado como el mejor juego de la serie, lo disfruté demasiado, invertí pocos meses en él pero disfruté cada segundo de él.

A partir de ahí, tomé la decisión de jugar todos los Zeldas (bueno, casi todos, no quiero probar los de CDI). Empecé a jugar los clásicos como "A Link to the past", "Link's Awakening"; compré el "Skyward Sword" en cuanto salió, "A link between worlds" y "Majoras Mask" también. Tengo las versiones de WiiU de "Wind Waker" y "Twilight Princess" (porque soy un estúpido consumista) y hace poco compré en Virtual Console el Zelda original.
TLoZ es mi saga de juegos favorita, en mi top 5 se encuentran 3 Zeldas. Zelda me ayudó en momentos difíciles: me entretenía, relajaba y me hacía feliz. Hizo que amara los videojuegos.
Actualmente espero con ansias Breathe of the wild, un juego cuyo trailer casi me hace llorar de la emoción, de la nostalgia y por ese profundo amor que le tengo a la serie.
No sé que sería de mi vida sin TLoZ...