Esta historia es real; le ocurrió al primo del amigo del compadre del doctor que atendió a Doña Naborita. A quién de aquí en adelante llamaremos: "el comprador".
El comprador acudió el día "X" de noviembre a una de las tiendas de la cadena cuyas iniciales son "G.P.", de esas que tienen un pinche servicio horrible, donde aparentemente tienen a los empleados a huevo, con precios que a veces rayan en lo ridículo, etc. a solicitar la preventa de Super Smash Bros WIIU y una figura Amiibo de Mario, para lo que pagó cien pesitos mexicanos por cada uno.
Al salir de la tienda recibió por correo electrónico la confirmación de los anticipos de los respectivos artículos y en el que además le confirmaban el precio final de cada uno: $999.00 para el juego y $239.00 para el mentado amiibo.
El día "X" de noviembre el comprador acudió a la tienda a pagar lo que restaba por los artículos que "precompró" y al momento de cobrar el muchachito de la caja le dijo que la figura amiibo costaba $249.00 o sea, diez pesos más caro de lo que le habían confirmado. El comprador no dudó en reclamar y demostrar que le habían confirmado otro precio pero no hizo tanto pedo porque la diferencia no era mucha.
Dos días después el "X" de noviembre le llegó una notificación de vencimiento de preventa debido a que no había pasado por las cosas que "precompró" y que le estaban otorgando un saldo en su cuenta de G.P. al cual hizo caso omiso porque pensó que era un error.
El "X" de diciembre recibió por correo el reporte mensual de saldo en que le invitaban a usarlo lo más pronto posible o éste sería cancelado. El comprador con desconfianza acudió a la sucursal de G.P. a verificar si podía usar ese saldo y los empleados le respondieron que sí. ¡Más de $1,000.00 de mercancía gratis! que alcanzaron para varios artículos.
¿Alguna vez les ha pasado algo parecido?
¿Habrían aprovechado la situación?