A 4 años de la compra de Bethesda: ¿valió la pena la adquisición millonaria de Microsoft y Xbox?

Un acuerdo histórico lleno de promesas, logros y desatinos


Microsoft soltó un bombazo la mañana del 21 de septiembre de 2020. De la nada, anunció la compra de Bethesda y Zenimax por $7.5 MMDD. Todos nos quedamos con la boca abierta, pues fue un golpe contundente sobre la mesa para demostrar que Xbox quería competir.

Las reacciones no tardaron en llegar: los fans de Xbox explotaron de emoción, los jugadores de PlayStation se mostraron preocupados y, seguramente, la noticia inquietó a más de un directivo de Sony. El acuerdo parecía el movimiento que Xbox necesitaba para enderezar su camino, luego del auténtico desastre que fue Xbox One y su crisis de contenido durante toda la generación.

Los pronósticos fueron muy favorables, pues todo apuntaba a que la marca tenía la táctica ganadora para allanar el terreno y hacer frente a la división de juegos de Sony. Han pasado 4 años desde que Microsoft anunció sus intenciones para comprar Bethesda y, desde entonces, han ocurrido muchas cosas en la industria. Por tal motivo, hacemos un repaso de la adquisición y nos preguntamos si al final valió la pena, especialmente ante los cambios recientes en la estrategia de Xbox.

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Un gran golpe de efecto

Esa histórica mañana sólo se habló de una cosa: la compra millonaria de ZeniMax por parte de Microsoft. Y no es para menos, gracias a esto Xbox se fortaleció con exitosas franquicias de Bethesda, como The Elder Scrolls, DOOM, Fallout, Quake, Wolfenstein, entre otras. Además, venía Starfield, una nueva IP que aún no debutaba.

De la noche a la mañana, Xbox Game Studios contaba con la fuerza de desarrollo y el talento de Bethesda Softworks, Bethesda Game Studios, id Software, ZeniMax Online Studios, Arkane Lyon, MachineGames, Tango Gameworks y los aún existentes Arkane Austin, Alpha Dog y Roundhouse Studios.

La noticia sacudió las redes sociales, los foros y los medios en general, pues implicaba más que sólo videojuegos. Un gigante como Microsoft había desembolsado millones de dólares para mandar un mensaje claro: estaba listo para conquistar esta industria del entretenimiento y sobrepasar a sus competidores. De repente, la balanza estaba a favor de Xbox e, incluso, se dijo que PlayStation estaba condenado por este supuesto jaque mate.

Un acuerdo histórico que sacudió a la industria
Un acuerdo histórico que sacudió a la industria

La estrategia pareció obvia en un primer momento. Con todas las nuevas franquicias, Xbox acabaría con su crisis de contenido. También haría que los próximos estrenos de Bethesda fueran exclusivos de sus consolas, para así reforzar sus ventas de hardware, impulsar servicios como Xbox Game Pass y competir al tú por tú contra PlayStation y sus aclamadas sagas. Un negocio redondo.

Xbox aún no lo sabía, pero todavía tenía que recorrer un camino lleno de obstáculos legales para completar su adquisición y presumir sus primeros beneficios. Por otro lado, Microsoft tenía un plan muy diferente del que todos imaginamos para aprovechar su flamante compra. Y eso ha quedado muy claro en meses recientes.

Directivos clave de Bethesda, como Todd Howard y Pete Hines, celebraron a lo grande el importante acuerdo. Afirmaron que era beneficioso para ambas partes, pues les garantizaba un respaldo financiero y laboral. Además, Microsoft les prometió libertad creativa en cuanto a desarrollo, distribución, comunicación, gestión y modelo de negocios en general. ¿Qué podría salir mal?

En medio de todo ese ánimo, surgieron algunas preocupaciones. Se empezó a hablar de un posible monopolio, de la enorme presencia que Microsoft iba a ganar en la industria, de si iba a arruinar los estudios de Bethesda y, por supuesto, del tema de la exclusividad y de lo que sucedería con PlayStation.

La compra generó por un momento dudas sobre el futuro de PlayStation
La compra generó por un momento dudas sobre el futuro de PlayStation

Mientras Satya Nadella y Phil Spencer se frotaban las manos, analistas y reguladores comenzaron a preguntarse si el acuerdo beneficiaba a alguien más que a Microsoft y Xbox. Hubo varias investigaciones al respecto y, por fortuna, no fueron un dolor de cabeza como en la posterior compra de Activision Blizzard.

Tanto la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos como la Comisión Europea aprobaron la adquisición de Bethesda sin contratiempos. Fue el 9 de marzo de 2021 cuando la icónica desarrolladora y sus estudios pasaron a formar parte de Xbox Game Studios. Poco después, los jugadores vieron los primeros beneficios.

Aclamados juegos de Bethesda llegaron a Xbox Game Pass y se confirmó que futuros estrenos serían lanzamientos de día 1. Además, con el paso de los meses llegaron las noticias que muchos fans de Xbox esperaban: juegos como Starfield, Redfall y el nuevo Indiana Jones serían exclusivos.

Como ya sabemos, algunas cosas salieron bien y otras muy mal. Asimismo, las cosas han cambiado drásticamente y Microsoft ha cumplido parcialmente con lo prometido. La adquisición también implicó hacer varios sacrificios y ajustes de estrategia que, desafortunadamente, ya le pasaron factura a Bethesda y a Xbox.

Un trato lleno de claroscuros

Cuando la compra se concretó, todos soñamos con más y mejores juegos de Bethesda, alocados crossovers entre franquicias, grandes títulos en Game Pass y con un Xbox más fortalecido que nunca gracias a llamativos exclusivos. Sin embargo, todo inició con un sabor agridulce, principalmente para los usuarios de las consolas de Microsoft.

Una de las primeras decisiones del gigante tecnológico fue respetar la exclusividad que Deathloop y Ghostwire: Tokyo tenían en PlayStation. Esto desconcertó a muchos jugadores, principalmente porque Xbox había hecho la compra justamente para evitar que su rival hiciera este tipo de tratos. Incluso, se dice que Sony estaba negociando la exclusividad de Starfield antes de que se cerrará el acuerdo.

Luego, Phil Spencer y demás directivos de Xbox fueron sumamente confusos con el tema de la exclusividad. Primero afirmaron que no necesitaban llevar los juegos de Bethesda a otras plataformas para que la compra funcionara y recuperar la inversión. Posteriormente, Spencer afirmó que el futuro de Bethesda era la exclusividad con Xbox Game Pass, algo que tenía mucho sentido, pues el servicio es parte fundamental de su ecosistema.

Tiempo después, Sarah Bond confirmó lo que muchos querían escuchar: Starfield sólo llegaría a las consolas de Xbox. Esto dejó las puertas abiertas para que las producciones más importantes y ambiciosas de Bethesda fueran exclusivas y se quedaran fuera de PlayStation.

La exclusividad fue un tema polémico en la compra
La exclusividad fue un tema polémico en la compra

Antes de que se derrumbara por completo el castillo sobre la exclusividad, la flamante compra tuvo sus primeros tropiezos, Bethesda retrasó Starfield en un momento clave para Xbox y Redfall fue un completo desastre del que los jugadores de PlayStation se salvaron. Acto seguido, la crisis de la industria y las decisiones de Microsoft le cobraron factura al estudio con importantes consecuencias.

"Por más irreal que parezca, la compra que pretendía resolver la crisis de contenido sentenció al estudio de Hi-Fi RUSH, título que debutó como exclusivo, que fue aclamado y que le dio a Xbox por un momento ese prestigio que buscaba"

A pesar de que los trabajadores de Zenimax y Bethesda formaron un sindicato que Microsoft aprobó, no se salvaron de las diversas oleadas de despidos que impactaron a Xbox. Más tarde vino el verdadero balde de agua fría: el cierre de Tango Gameworks, Arkane Austin, Alpha Dog y Roundhouse Studios.

Por más irreal que parezca, la compra que pretendía resolver la crisis de contenido sentenció al estudio de Hi-Fi RUSH, título que debutó como exclusivo, que fue aclamado y que le dio a Xbox por un momento ese prestigio que buscaba. Tuvieron que pasar literalmente años para que Xbox definiera su estrategia respecto a la exclusividad. Luego de anunciar que títulos como Indiana Jones and the Great Circle sólo llegarían a sus consolas —y que incluso Disney lo justificara—, Microsoft dio el volantazo y apostó por un enfoque multiplataforma.

Ejecutivos como Pete Hines cuestionaron a la empresa por el doble discurso sobre los juegos exclusivos, pues su estrategia nunca fue clara y cambió de forma importante, sobre todo tras la compra de Activision Blizzard. Dicho todo esto, ¿qué papel tiene Bethesda en la estrategia actual de Xbox y Microsoft? ¿Su compra valió los $7.5 MMDD y todo lo que ha pasado hasta ahora?

Los cierres opacaron el potencial de la compra años después
Los cierres opacaron el potencial de la compra años después

¿Valió la pena?

Desde hace meses, es evidente que Microsoft ya no busca competir en el mismo terreno que Sony, donde la exclusividad es pieza clave para triunfar. El gigante tecnológico ahora apuesta por un enfoque multiplataforma porque lo que realmente le importa es tener el contenido en sus manos y controlar su distribución.

En este sentido, tener a Bethesda de su lado es muy importante, pues posee juegos y franquicias icónicas que han llenado su calendario de lanzamientos y segmentos completos de sus eventos. La simple llegada de sus juegos a Xbox Game Pass hizo que la compra valiera la pena para muchos. Por supuesto, la idea de disfrutar futuros estrenos como DOOM: The Dark Ages con una suscripción es sumamente atractiva.

El problema para Microsoft es que, aún así, Xbox Game Pass no ha crecido de la forma esperada. Debido al cambio de estrategia de la compañía, está claro que la compra de Bethesda no será ese golpe maestro para quitarle cuota de mercado a PlayStation. Ni para impulsar la oferta de exclusivos ni las ventas de las consolas de Xbox, al menos no en esta generación.

¿Crees que la compra de Bethesda valió la pena?
¿Crees que la compra de Bethesda valió la pena?

Por otro lado, la compra ha tenido puntos negativos que han afectado de manera importante la reputación de Xbox, como el cierre de estudios, las oleadas de despidos y la forma en que le ha dado la espalda a auténticas leyendas de la industria, como a Shinji Mikami, exlíder de Tango Gameworks.

Sabemos que Microsoft ha apoyado a Bethesda en cuestiones de soporte y tecnología para hacer mejores juegos, pero es difícil saber cuál es el alcance de esta integración. Tal vez, cuando revelen Fallout 5 o The Elder Scrolls VI se haga evidente ese respaldo y, como jugadores, veamos otros beneficios de la adquisición.

A pesar de que ya pasaron varios años desde que Bethesda se unió a Xbox, realmente no hemos visto todo el potencial ni todos los riesgos de la compra. A largo plazo, su éxito dependerá no sólo de los juegos que puedan ofrecer las compañías, sino también de cómo Microsoft gestione el talento de sus estudios, algo que hasta ahora no ha demostrado ser uno de sus fuertes.

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