¿Qué podemos esperar de una película de Super Mario Bros.? Desde luego, algo muy diferente a lo que obtuvimos en 1993. Han pasado décadas desde aquel incidente y numerosos intentos de adaptaciones que han terminado en fracaso. Afortunadamente, estos incidentes han sido lecciones sobre la manera correcta e incorrecta de adaptar una película basada en videojuegos. Son enseñanzas que, sin duda, tomaron en cuenta Illumination y Nintendo para dar a Super Mario Bros. la adaptación que siempre mereció.
La trama de la película de Super Mario Bros. comienza de manera sencilla: los hermanos deciden perseguir su sueño de convertirse en grandes fontaneros y, para destacarse, se aventuran en lugares donde no deberían. Es así como son transportados a un reino mágico desconocido. Lamentablemente, son separados cuando Bowser trama apoderarse de la Súper Estrella para conquistar el Reino Champiñón y algo más. Me gustó que esta aventura se desarrolla rápidamente a través de soluciones ingeniosas y divertidas y la intervención de otros personajes clásicos de la franquicia.
Desde el principio, la película deja en claro el tipo de experiencia que ofrecerá. Arranca a toda velocidad sin desperdiciar ni un solo momento en prolongadas o tediosas explicaciones; un gran acierto que aprovecha al máximo los 90 minutos de duración. No me sentí abrumado o aburrido con explicaciones sobre el Reino Champiñón, quiénes son los honguitos o cualquier otra cosa. De la misma forma en que Mario llega al reino, me sentí sumergido en un mundo nuevo pero familiar. Me pareció muy efectivo cómo la cinta siguió la regla básica de contar una historia: mostrar, no contar. Después de todo, ¿quién en su sano juicio juega a Mario por la historia o su intrincada ficción o lore? Yo, por ejemplo, juego por sus elementos de jugabilidad, que son una parte esencial de la película.
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Lo que más disfruté fue cómo Super Mario Bros. La Película introdujo muchos elementos propios del videojuego, sin que ninguno se sintiera forzado o exagerado. Todos son incluidos de manera orgánica, natural y original. Como jugador que conoce a Mario desde el principio, se me hizo un nudo en la garganta cuando vi a Mario ejecutar una jugada que surgió como un elemento emergente, aludiendo al público ultra hardcore que hace Speedrun de ciertos títulos. Sentí una gran satisfacción de ver elementos que en algún momento había ejecutado teniendo a Mario bajo mi control.
Además, Super Mario Bros. La Película es un deleite visual y auditivo para los aficionados que está repleta de referencias ocultas en toda la pantalla. No se escatimó en ocultar todo tipo de homenajes, desde personajes que provienen de los títulos más oscuros del fontanero hasta otros que han aparecido junto a Mario a lo largo de su historia. Incluso, vi elementos de la compañía creadora, Nintendo. Me encontraba constantemente buscando secretos en los extremos de la pantalla y en más de una ocasión mi curiosidad fue recompensada con un easter egg aquí, una referencia allá, un detalle acá. Incluso con mi novia susurrábamos constantemente "¿viste eso, viste aquello? Mario hizo esto, hace aquello". Fue simplemente una experiencia mágica que me mantuvo sonriendo todo el tiempo.
En cuanto a la banda sonora, me pareció una delicia. Las composiciones originales del maestro Koji Kondo, ahora consideradas clásicos indiscutibles, se presentaron de manera ingeniosa y novedosa. Cada vez que escuchaba los arreglos orquestales de las canciones, podía sentir asombro y nostalgia en magnitudes iguales. Sin embargo, una crítica que tengo sobre el apartado sonoro es que se utilizaron ciertas canciones populares de la cultura como Holding out for a Hero de Bonnie Tyler, Take on Me de a-ha y Thunderstruck de AC/DC, las cuales han sido explotadas en exceso por otras películas que tienen los recursos para obtener las licencias y utilizarlas. Aunque admito que las escenas fueron efectivas, me pareció que eran un recurso típico que no encajaba del todo en la cinta y que relegaba a un segundo plano la música de Koji Kondo que, por si no sabías, es compositor de algunas de las melodías más reconocidas e icónicas dentro y fuera del mundo de los videojuegos.
A pesar de los muchos elogios que merece la cinta, sentí que el personaje de Luigi fue relegado a un segundo plano, como si fuera simplemente un artilugio narrativo que se resolverá en algún momento de la película. Personalmente, me hubiera gustado ver a los hermanos juntos en pantalla por más tiempo, especialmente considerando que la cinta lleva el nombre de ambos personajes. Sin embargo, entiendo que darle más protagonismo a Luigi podría haber significado restarle importancia a la Princesa Peach, quien desesperadamente necesitaba espacio para salir del arquetipo de damisela en peligro, aunque lentamente se había ido alejando de ese estigma.
En términos de animación, se invirtieron grandes recursos para retratar esta versión de Mario, Luigi y el resto del elenco. La calidad es excepcional, con detalles minuciosos visibles, como las fibras en la gorra de Mario, y efectos que aportan profundidad ambiental a la escena. La paleta de colores es vibrante y majestuosa, haciendo que el Reino Champiñón brille como nunca antes y tenga vida propia, con honguitos pululando en cada rincón. Además, la animación nos lleva a profundizar en la ficción del Reino de la Jungla, hogar de los Kong.
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El elenco que presta su talento en español me dejó más que satisfecho. Al principio, me costó acostumbrarme a las voces de los personajes, ya que Charles Martinet ha sido la voz de Mario durante más de dos décadas. Sin embargo, esta es la primera vez que los escuchamos hablar durante períodos prolongados. A pesar de esto, el elenco se destacó de manera única y convincente, mostrando el carisma y la personalidad que se espera de tan icónicas figuras. No sentí que las interpretaciones fueran exageradas o fuera de lugar; fue un trabajo excelente a la altura de las expectativas.
Raúl Anaya logra dar nueva vida a Mario, lo que representa un gran logro porque todas las miradas están puestas en él. Roberto Salguero, por su parte, aporta matices interesantes a Luigi, que a menudo se encuentra en segundo plano. Ale Pilar se destaca como la Princesa Peach, dando una interpretación majestuosa y regia al personaje. Héctor Estrada hace un trabajo carismático y retumbante como Bowser, mientras que Mark Pokora llena de energía a una criatura tan energética como Donkey Kong. Finalmente, Miguel Ángel Ruiz destaca con sus ocurrencias llenas de humor en su interpretación de Toad (con el que más me reí). En conjunto, el elenco hace un trabajo excelente que está a la altura de las exigencias de los fans. Algo importante, es que no se llega caer en la exageración o se salen de lugar las interpretaciones.
Asimismo, es destacable que la película evitó caer en excesos, como bromas insípidas y juegos de palabras que a menudo se pierden en la traducción o adaptación del lenguaje. En su lugar, se enfocó en los diálogos y en la personalidad de los personajes. Este enfoque permitió les permitió brillar y que se desarrollen de manera auténtica, sin caer en la tentación de recurrir a chistes fáciles y sin sentido. En definitiva, una decisión acertada que contribuyó al éxito de la película.
En resumen, la película es una excelente adaptación del universo de Super Mario Bros. y captura fielmente tanto la propiedad intelectual como la esencia del videojuego. A pesar de seguir las convenciones típicas de las películas animadas familiares, logra ofrecer una experiencia emocionante y nostálgica, al mismo tiempo que es divertida.
Mientras me esforzaba por contener mis emociones al final de la película, no pude evitar sentir una enorme felicidad por Shigeru Miyamoto. Ver cómo su obra más querida y significativa fue llevada a la pantalla grande de una manera tan magistral, emotiva y de la forma que merece, fue conmovedor. Sin duda, una muestra de que Mario, Luigi, Peach y compañía, seguirán inspirando y cautivando a nuevas generaciones de fans en todo el mundo. Sin duda, hoy ganaron los videojuegos.
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