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Si eres mayor de edad, es posible que nunca hayas oído de Poppy Playtime, la última sensación del reciente género de terror infantil que ha tomado por sorpresa al mundo de los videojuegos. Yo mismo me enteré de su existencia al ver los muñecos de Poppy que venden en el metro. Otros más bien se han enterado por los WhatsApp de los grupos escolares de sus hermanitos, sobrinos o incluso hijos (dependiendo de la edad) que recomiendan a las mamás no comprar el juego a los niños por su contenido (true story). Todo esto indica que Poppy Playtime ya entró a la cultura popular, al menos de forma limitada, pero al investigar más sobre este juego y el género al que pertenece, me he encontrado con una serie de problemas y polémicas que resultan preocupantes.
Poppy Playtime pertenece a un subgénero que últimamente ha cobrado mucha fuerza. Podríamos definirlo como imitadores de Five Nights at Freddy's. A este subgénero pertenecen, por ejemplo, la serie de Bendy, Hello Neighbour, Venge, y ahora Poppy. Cuando hablamos de un subgénero no nos referimos tanto al gameplay, que varía entre cada uno de estos juegos, sino a la premisa y temática básica: un juego de terror destinado al público infantil y juvenil, generalmente con elementos de stealth o "camuflaje", y que intenta desarrollar un lore que en ocasiones es mucho más profundo que el propio juego. Finalmente, estos juegos parecen estar hechos directamente para ser promovidos por youtuberos y streamers, más que para ser buenos juegos, con elementos de jumpscares, lore, y demás ganchos que en muchos casos son realmente vacíos.
Video: ¿Qué rayos es Five Nights at Freddy's y sus misterios?
Ahora bien, Five Nights at Freddy's, el predecesor de estos juegos y un fenómeno social y cultural por derecho propio, nunca estuvo exento de polémica. El juego es hoy considerado un clásico, pero lo cierto es que las exigencias de una franquicia que se volvió un Leviatán indetenible llevó a una pérdida considerable de calidad después de la tercera entrega, un problema tristemente ejemplificado con el peor juego de la saga, Five Nights at Freddy's World. El propio Scott Cawthon, un desarrollador honesto que encontró un éxito sin precedentes, admitió que en cierto modo las exigencias del fandom lo habían rebasado, y que nunca volvería a hacer un juego de tan mala calidad. Y lo cumplió: la saga, bien que mal, no ha dejado de tener algunos problemas, pero nunca de la manera tan pésima como FNaF World, que tuvo que ser quitado de Steam.
Esta circunstancia nos habla de un gran problema: un juego cuya historia y contenido rebasan con mucho las posibilidades de sus mecánicas, cuyo éxito creó un monstruo que había que controlar, por así decirlo. Pero otra consecuencia no deseada de este monstruo fue justamente la creación de copias o imitadores que, en lugar de ser obras de pasión como FNaF, son meras obras comercialistas hechas en estudios de dudosas condiciones de trabajo. La primera controversia fue la de Bendy and the Ink Machine, la primera entrada de dicha serie, que trata, como Freddy, de personajes infantiles convertidos en pesadillas malignas. Kindly Beast, el desarrollador del juego, y en concreto el cofundador del estudio, Mike Mood, fue acusado de condiciones de trabajo tremendamente negativas, el despido de 50 empleados, bullying, acoso, y nepotismo al contratar a su hermana como directiva de recursos humanos. Estas condiciones provocaron que el juego tuviera bugs críticos que llevan dos años sin resolver, y que el estudio haya sido acusado de buscar cantidad antes que calidad.
Luego está Hello Neighbor. El juego se basa en una premisa de stealth y horror en el que intentas descubrir el terrible secreto de tu vecino. El problema de este juego no son las malas prácticas del estudio, afortunadamente, sino el cinismo que muchos perciben con respecto a su realización. El juego se siente no terminado, lleno de bugs, vacío, con animaciones extrañas, y en general con una mala factura. El otro problema es que la premisa se "estira" tanto que el juego mismo pierde sentido, incluso llegando a la pésima trama de "todo fue un sueño" en algunos actos. Como lo han dicho otros críticos, el juego no tiene profundidad en su historia, sino que busca forzar un lore supuestamente profundo para que los consumidores hagan videos de teorías, pero el cinismo y el vacío de la premisa son palpables. El resultado, entre los bugs y el lore sin sentido, es decepcionante.
Video: El problema de Poppy Playtime y los imitadores de Five Nights at Freddy's
Finalmente tenemos a Poppy Playtime. Igual que en el caso de Bendy, en el estudio existe una disputa interna porque uno de los miembros del mismo acusa al creador de Poppy de plagiar su juego menos exitoso, Venge. Pero además de estos problemas, el gran pecado del juego es que es corto, simplista y cuesta 5 dólares a pesar de durar 30 minutos. Poppy tiene las mismas características que otros clones de Freddy: lore forzado, horror infantil, mecánicas burdas, y una excesiva preocupación por la viralidad en internet, más que en ser un buen juego. Sin embargo, hay que decirlo, el diseño de Poppy es muy llamativo, y los niños han quedado enganchados a él, a pesar de que el juego es notablemente pobre y su carácter episódico e incompleto delatan la codicia de los desarrolladores, que no han dudado en sacar NFT de los personajes y una tienda in-game de mercancía real.
En fin, ¿qué podemos decir de estas tres atrocidades? Lo cierto es que los niños son algunos de los consumidores más vulnerables. De una manera accidental, Scott Cawthon encontró la fórmula del éxito e incluso abusó de ella, pero él siempre fue un creador honesto ocasionalmente tentado por las fuerzas oscuras de la industria al encontrar una mina de oro, no un cínico hombre de negocios que simplemente roba las características más lucrativas de un fenómeno preexistente e intenta exprimirle hasta la última gota de dinero. Aprovechando el carácter inocente y bastante consumista de los niños, su obsesión con imaginería macabra pero "cute", y la poca preocupación con la calidad de muchos youtubers, ha surgido este monstruo mercadológico que sólo va a sacar más y más juegos de dudosa calidad hasta que el mercado se sature y entre en crisis. Una verdadera pena, pero también una advertencia para todos los creadores que encuentren una mina de oro: otros llegarán a robarla intentando poner el mejor esfuerzo para enriquecerse con ella. En fin, quizás haya que hacer caso a las mamás preocuponas de WhatsApp y no darle un centavo a Enchanted Mob, tinyBuild, ni a Kindly Beast. Nos vemos.
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